miércoles, 26 de marzo de 2014

LA SENSORIALIDAD

“Es más sencillo desplazar un río, que cambiarle su carácter”. Proverbio chino.

La sensorialidad, es la característica básica relacionada con la capacidad de captar las características de los eventos en el inconsciente por medio de la percepción de los sentidos y hacerlo de una manera consecuente.

La percepción, resulta ser algo más que lo que se ve, se oye, se siente, se saborea o se huele, pues ella, es además y simultáneamente, el significado mismo que se da a las sensaciones conscientes, producto de la asociación que se produce ante las ideas y de acuerdo con la capacidad individual.

Se trata de un proceso mental que está incluido dentro del desarrollo y asimilación de la información, el cual permite tomar consciencia, organizar, interpretar y codificar los datos sensoriales recolectados, a fin de conocer y reconocer el objeto, hecho o concepto, junto con sus cualidades y características, para luego, colocar al organismo en posición de establecer una relación directa con el entorno más cercano y así, llegar a seleccionar aquellos estímulos que le resulten más relevantes, según sea del caso.

Cada sistema sensorial, dispone de receptores para recoger la información del entorno y transmitirla al cerebro, esto, por medio de las vías nerviosas, a fin de descifrar la información con la ayuda de la memoria, para llegar a producir y/o alertar al observador, sobre los significados respectivos, dentro de un entorno amplio de contextualización.

Así pues la sensorialidad, es la soberana facultad de sentir, alimentada por los diversos órganos sensorios, que forman parte integral del gran aparato mental, mientras la lectura de cada una de las sensaciones, es asignada a aquella parte del cerebro, en donde se supone radica el centro administrador de cada una de ellas de manera particular, en el funcionamiento conjunto del individuo.

Las capacidades sensoriales, son las más tempranas funciones que se desarrollan en la persona, aún inclusive antes de nacer, por ser la suma de sus efectos, la base del desarrollo perceptivo, cognitivo e intelectual del observador.

Es a partir de las sensaciones y de la percepción múltiple que les acompaña, como se van desarrollando aquellos procesos superiores de conocimiento, inteligencia y de formación del lenguaje, junto con todas las demás manifestaciones, propias del ser humano.

Se ha probado que la inteligencia se abre a partir de la captación de informaciones sensoriales y de las exploraciones motrices, ello, desde el momento de la misma formación primigea en el vientre de la madre, captando hasta las mínimas percepciones, que luego permitirán a cada individuo, construir sus propias habilidades captativas, motrices, lingüísticas y las demás condiciones socio-afectivas que le son propias.

El desarrollo sensorial, construye los canales por donde el individuo recibe toda la información de su entorno tal como, los colores, formas, olores, sabores, energía, magnetismo, sonidos o las reacciones propioceptivas de su cuerpo, las cuales además, permiten detectar entre otras múltiples cosas, las sensaciones de hambre, frío, orientación, posición del cuerpo en el espacio, dolor, resistencia, placer, etc.

Entonces, es a partir de estas informaciones, que el sujeto produce respuestas adaptadas a las condiciones del medio, es decir, reacciones que al final, se traducen en acciones y dan base a los comportamientos tanto reflejos, como inteligentes.


Si bien el término sensorialidad, considerando para este caso como un aspecto funcional netamente físico y dando un estricto sentido a esta palabra, se refiere a la acción resultante de los diferentes receptores sensoriales, esto es, del mensaje proveniente de aquellas estructuras microscópicas capaces de captar estímulos internos o externos, tanto de naturaleza aferente (receptor) como eferente (estímulo), ya que están compuestas por diversas clases de células nerviosas, hoy denominadas en la biología celular actual como ‘mecano-receptores’ y que, sólo son visibles por medio de una avanzada microscopia electrónica o atómica.

Sin duda, la función más importante que ocurre en la mente, es el procesamiento de la información concentrada en el cerebro, a través de los circuitos de convergencia, que conducen al manejo de los procesos mentales superiores.

Su espectro abarca asimismo, la totalidad de las funciones no intelectuales, junto con las funciones afectivas.

Para ello, convencionalmente se utiliza una combinación de capacidades concentradas en la inteligencia, que conllevan los elementos conformantes de la voluntad, el pensamiento, la emoción, la consciencia, etc.

Ellas interactúan por medio del uso de una serie de herramientas como son: el razonamiento, la lógica, la percepción, la memoria, la imaginación, las ideas, la conceptualización, el manejo del lenguaje, la sensibilidad, la sensorialidad y demás elementos estimulantes, los que en su conjunto holístico, marcan el derrotero de la vida y definen el carácter y la conducta de cada individuo.

Entre las funciones más importantes en que la mente participa, está la programación bio-cultural; en ella, se encuentran la representación en imágenes multi-sensoriales de la información, producto del almacenamiento de las mismas, en bancos de memoria.

El concepto de mente, ha cambiado considerablemente a lo largo de la historia, pues desde un principio, su acción se ha confundido con la del alma o con la del espíritu, aun cuando a la luz de ciertas teorías pragmáticas modernas, tiene mucho más que ver con el entendimiento y su capacidad de generar ideas y de crear todo pensamiento.

El lenguaje de la mente, es tan amplio y versátil como lo son las funciones que cumple, lo que por su complejidad deriva, en algo muy difícil comprender.

Por una parte, es necesario conocer sobre los aspectos fundamentales de la fisiología neuronal y actividad bioquímica, entre otros; y por otra, se requiere comprender aspectos psicológicos, que incluyen, formación, pensamientos, sentimientos, experiencias y todos los demás elementos relacionados, que conforman este dominio.

Más aún, la gran dificultad en la comprensión de la estructura y lenguaje de la mente resulta evidente, ante la cantidad de especialidades distintas del saber humano que intervienen en el estudio de la mente, que sin ser exhaustivas o excluyentes forman parte de las disciplinas del conocimiento humano.

Por ejemplo, en el campo médico intervienen la anatomía, fisiología, genética, psicología, psiquiatría, bioquímica, neurología, bio-gerontología, etc.; en el campo de las humanidades: la filosofía, sociología, pedagogía, antropología, ontología, metafísica, axiología y muchas otras, haciendo cada una de ellas, distintas interpretaciones del papel que juegan el pensamiento, la mente y del cerebro, desde ángulos totalmente diferentes.

Conseguir la dilucidación e integración de todos estos variados enfoques, sería fundamental para resolver muchos de los tantos misterios sobre la mente humana, que hoy, permanecen sin resolver.


META-SENSORIALIDAD

“Ese día que tanto temes por ser el último, es la aurora del día eterno. Lucio Anneo Séneca.

Con alguna frecuencia, la facultad de la racionalidad lleva al hombre inquieto, a mirar lo innegable.

Esto transporta el pensamiento más allá de lo conocido y lo lleva hasta el mundo ignoto, en el reino de la meta-sensorialidad, allí donde debido a las limitaciones propias de la mente humana, resulta muy difícil encontrar respuestas precisas a ciertas dudas superiores que surgen en el pensamiento, entonces, es cuando aparece en el camino, el alimento proporcionado a la mente por las fuerzas de la revelación, ellas generalmente son metafóricas y por tanto, están sujetas a las más variadas interpretaciones y tendencias.

Tal es el caso de las escrituras vertidas en el Bhagavad Gita, que revelan que el significado más profundo del principio activo de la existencia, corresponde al Espíritu Supremo, que por medio de su potencia infinitesimal eterna, goza de la percepción profunda de todos los objetos, ello, producto del gobierno que ejerce sobre la totalidad de los sentidos superiores.

Sostiene, que la energía material propia de la mente humana que controla al individuo y que se retroalimenta por medio de los sentidos perceptuales, permite que se reconozca el espíritu, el cual a su vez, también siempre es acompañado por los sentidos ahora perfeccionados y del poder de la mente, cuyo flujo sucede metafóricamente, de una forma similar, a la manera como viajan las fragancias por el aire.

Reconoce que para cada uno resulta extremadamente difícil percibir el alma dentro del corazón etéreo, aun haciendo uso de la más aguda discriminación y/o utilizando toda la potencia de la atención focalizada disponible, puesto que la presencia de ese subdesarrollo mental que se asimila con la impureza del pensamiento, no permite percibir la actuación de la potencia infinitesimal, aun a pesar que se realice un gran esfuerzo.

Y continúa argumentando, que sólo quienes perciban la inteligencia espiritual, logran la percepción de lo eterno, ya que encuentran la diferencia con lo transitorio. Para ello, es necesario que la capacidad innata ya se encuentre liberada de la presencia de las formas duales.

Una vez se esté libre del falso ego, de la ilusión o de ciertas asociaciones degradantes, será cuando se podrá reconocer la presencia del alma, pues su enseñanza indica, que aquellos imbuidos en la naturaleza material y como resultado de la dominación del cuerpo, no pueden percibir la potencia infinitesimal eterna y que sólo aquellos iluminados por el ojo de la sabiduría, están en capacidad de llegar a tener acceso a dicho estado.

Pues bien, la palabra Meta-sensorialidad se deriva del griego, metá que significa “tras, más allá” y Phatos, que quiere decir “sensación”, esto es, “Lo que está más allá de los sentidos, aquello que supera lo sensitivo".

Su significado, contempla todo lo que el hombre no puede percibir con sus sentidos físicos y por lo tanto, se encuentra más allá de aquellos tradicionales niveles representados por lo sólido, lo líquido y lo gaseoso, tal como son típicamente reconocidos.

Dentro del teorema de la verdad demostrable de la existencia humana, la energía vital que mueve la mente y el espíritu, debe evocar la apertura suprema para lograr interpretar el real significado de lo que se puede considerar como una vida trascendente.

El cuerpo, como elemento tangible, está conformado por la sustancia fundamental proveniente del Universo y se constituye en el alojamiento temporal del espíritu. El espíritu por su parte, se ubica en un plano atemporal, no espacial e inmaterial, observa y cumple la función de evolucionar al Ser, al transponer los eventos e ir más allá de las barreras mentales propias del razonamiento material, buscando alcanzar otros planos más elevados y más próximos al sendero que marca el camino hacia la gran verdad natural, infinita y eterna.

Más cuando el observador cae en cuenta que sólo ve una pequeñísima fracción de lo que existe y al lograr entender que su óptica e interpretación se encuentran distorsionadas, pues no alcanzan ningún nivel aceptable de objetividad, no tiene otra opción, sino aceptar esta situación y aún a pesar que algunos destacados espíritus se enfocan en intentar dilucidar y comprender ciertas manifestaciones producidas por el Universo desde las fronteras de lo que racionalmente se considera la realidad, su inmensidad es tal, que finalmente a todos los abruma.

Millones de humanos desde siglos han intentado explicar, predicar, filosofar sobre cuáles son los caminos para transitar en el intento de entender aquellos asuntos profundos, sobre los que se buscan ciertas respuestas.

En el afán por aclarar los interrogantes, se han ido creando una inmensa serie de teorías, en muchos casos opuestas, que han sembrado a través del tiempo, confusión frente al objetivo fundamental del Ser y ante disparidad que surge en el ámbito de las interpretaciones.

Parte del propósito de éste trabajo, es articular las premisas fundamentales pregonadas por tendencias de pensamiento orientales y occidentales, las que buscan dar explicaciones pretendiendo ser suficientes sobre el comportamiento humano.

Sí bien, la metafísica, la filosofía, las religiones, la psicología, la física y las corrientes pragmáticas, inducen a considerar ciertas respuestas parciales y cada una desde su propia óptica, pretende dar explicaciones sobre los interrogantes milenarios que buscan dilucidar el origen y el destino del hombre, al final se puede concluir que ninguna se acerca a considerar la real condición holística existente dado su limitado alcance de entendimiento.

RELACIÓN DE ALGUNOS ASPECTOS DEL CONOCIMIENTO


Se ha complicado tanto la conexión hacia el verdadero conocimiento, que hoy en pleno siglo XXI, por alguna razón, en la tendencia llamada la Nueva Era, prima el materialismo y la supervivencia como ejes básicos de funcionamiento de los individuos y por tanto puede decirse, que la inmensa mayoría de los miembros de las diversas sociedades han perdido su rumbo, y dentro de ellas, unos más que otros.

La desorientación invade las personas, sus procesos están mal enfocados, acelerados y producen el vértigo de la ansiedad, mientras la problemática y los miedos perturban, complicando aún más la coexistencia diaria.

Como resultado, cada enfoque particular da egoístas explicaciones categóricas, tratando de demostrar la verosimilitud de sus teorías y posturas, en todo caso, resaltando las deficiencias de las ideas opuestas.

Este sinnúmero de explicaciones, sustentadas en extensos tratados, distraen la razón del hombre y lo confunden; entonces, en lugar de profundizar en la unificación de criterios profundos, su variedad y disimilitud consiguen dispersarlo y confundirlo bajo la amplia ambigüedad del conocimiento mal concebido, que mezclado con la influencia de las creencias, los mitos, los dogmas, las convicciones y hasta el fanatismo, se aúnan todas para producir un profundo atentado contra el entendimiento natural del mismo hombre.

La confusión, producto de estas circunstancias imposibilita el crecimiento interno individual y genera un deterioro esencial del espíritu, que como si fuera poco, además se enajena con el acelerado avance tecnológico que la civilización cree que realiza y cuyo acelerado ritmo, no es posible asimilar en toda su dimensión.

Los límites se han sobrepasado, los códigos son más agresivos, las horas dan la impresión de transcurrir a velocidad vertiginosa, el mayor ritmo y el devenir de los días, impresiona por la rapidez con que aparentemente se suceden. El hombre está lanzado en una loca carrera de alienación, buscando algo que siempre surge como errado o que al final no tiene claro.

El recorrido diario por las rutas de la vida, depende de la ambición y del reloj, sin importar quienes queden tendidos en el camino, pues su afán desmesurado, libera los más intrincados instintos. Hoy, cuántos acuden a pastillas, alcohol, medicamentos, fármacos y a drogas de todo tipo, para aliviar las pesadillas o buscando adormecer la conciencia. De esta forma, se quema el cuerpo y se aísla el espíritu.

En general, la problemática que circunda al hombre, condiciona el funcionamiento de toda la cadena, eslabón por eslabón. Los dramas individuales parecen distintos, aun cuando convergen hacia puntos comunes, pues aun cuando aparentemente se viven hechos únicos vistos desde el panorama individual, en el fondo, ellos son simétricos en su conjunto.

La contaminante corrupción, la inmoralidad y la insensibilidad, recorre a su discreción, todos los estratos sociales, envileciendo fundamentalmente a aquellos que detentan el poder, cuyos espíritus, producto de su ambición y soberbia, quedan degradados, y aun a pesar de esto, irónicamente sus modelos, son hasta exhibidos como dignos de ejemplo.

Estos estigmas envilecen en especial, a aquellos que se enriquecen a expensas del dinero de los pueblos, los que organizan guerras, matan y envían a la muerte a otros hombres, los que en nombre de la justicia generan injusticias, los jueces que no cumplen con las leyes, tanto o más que aquellos que delinquen rampantemente, todos ellos sin excepción, están matando y muriendo con los ojos abiertos.

Los mismos, de repente son zombis parlantes que deambulan asociados entre el fragor de la vanidad, produciendo tal dolor y sufrimiento, que hacen aullar a sus semejantes, como resultado de sus viles actuaciones.

A la humanidad le quedan dos opciones: continuar deslizándose por la ilusión de una montaña rusa engañosa, que lleva a hacer creer que se asciende entre virajes repentinos y produce descensos turbulentos, mientras que en realidad el hombre está paralizado en la superficie del vehículo escogido, sin rumbo, ni azimut.

O por el contrario, es indispensable volver a reencontrar la esencia ya diluida desde hace tanto tiempo y hacer las preguntas correctas, buscando las respuestas adecuadas que abran la conciencia individual y colectiva en búsqueda de la ‘Causa de la causa’.

Desde épocas muy antiguas y desde diversos ángulos del pensamiento humano, diferentes culturas han sustentado que es posible tener un mejor acceso al conocimiento, si se implementa la reflexión y se aplica con disciplina el uso del pensamiento, en busca de la verdad.

No se trata de una tarea fácil, para empezar, se debe regresar a etapa de la inocencia natural y espontánea que surge durante la infancia, cuando sin mucho discurrir, aparecen con frecuencia en la mente algunas preguntas consideradas sabias:

-¿Quiénes somos?, - ¿De dónde venimos?, - ¿Hacia dónde vamos?, - ¿Qué es la vida?, - ¿Qué es la muerte?,- ¿Qué es el Universo?, - ¿Cuál es el sendero?...

Y luego por ende, se trata de buscar las repuestas en el fondo del alma adulta y responsable, que se supone y se pretende, cada observador debe tener.

Allí está el punto de partida, desde donde se comienza a transitar el sendero explicado por los grandes sabios de otras épocas, quienes vislumbraron con cierta claridad, las posibilidades potenciales del Ser.

Algunas personas dedicadas, disciplinadas y con el firme propósito de ir más allá en busca del conocimiento, ya han buscado el camino de retorno que sólo es posible encontrar, si se conoce cuál es el origen y se define la ruta a seguir para encontrar al ‘Ser Interior’.

Han acudido entonces en procura de la iluminación proveniente ya sea de Seres de Luz o de Maestros ascendidos, quienes por diferentes medios han respondido al llamado y han comunicado de modo claro sus manifestaciones de disposición y entrega.

Tal es el caso de las develaciones propuestas por Nahu Nahi, quien afirma que el ámbito cosmológico de la historia es mitológico, y resulta percibido por algunos como portador de desalentadores mensajes de pesimismo, o como advertencias acerca de posibles problemas mayores.

Más indica que otros por el contrario, se centran sólo en dar mensajes de esperanza y de luz, y se niegan a detenerse en las malas noticias que vaticinan un dudoso futuro de destino del mundo.

Las ominosas situaciones del mundo son reales. Es imposible mirar a través de las políticas de los gobiernos de todo el mundo y ver en ellas que no hay coherencia, benevolencia, acción iluminada, o, en general, manifestaciones de algún comportamiento inteligente, que se muestre como una posible salida hacia la requerida igualdad y la unidad.

La familia humana se ha vinculado al proceso a lo largo de miles de generaciones y cada vez regresa a su hogar, el planeta Tierra, en aras de superar la generación anterior de dominio, por ahora buscando comodidades, estilo de vida, y tecnología.

Mientras tanto, la madurez emocional del sistema individual, sigue escondiéndose en el sustrato viciado de la violación, el abuso, la esclavitud, la guerra, la deshonestidad, la codicia, el fraude de los gobiernos, y un centenar de otros vicios, producto de la debilidad y de la desilusión de los seres humanos, programados para ver únicamente la imagen externa de la mente, a la vez condicionada por una clara limitación de su sistema de acción.

La familia humana ha buscado construir una pirámide de vida, manifiesta a través de cientos de generaciones y cada nueva generación, construye una nueva capa de actualización técnica y experiencial, que en particular modifica el estilo de vida propio de cada época.

El conocimiento se acerca a la cúspide de esa pirámide, donde queda poco que añadir, pues cada día es mayor, así que el observador debe mirar con desapego lo que la humanidad ha construido y analizar si ello ejemplifica la trascendencia del verdadero Yo.

Propone el maestro, que la pirámide se manifiesta dentro del mundo tridimensional, derivada de un conjunto de construcciones defectuosas dentro de un marco específico, que lamentablemente han surgido durante millones de años para inducir a la humanidad a la colocación repetitiva de elementos constructores deficientes, tendientes a la anulación de la presencia del ‘Ser interior’, denominación dada, al Ser así llamado ‘Soberano Integral’, figura central, situada dentro de la mitología moderna.

El Soberano Integral, es el Ser transparente en expansión, que calza únicamente en la era actual, a la que se está entrando. ´´Él es el portal, a través del cual el observador puede experimentar la Primera Fuente en condiciones de unidad, igualdad y verdad incondicionales.

No es el alma o el espíritu. No es Dios. Tampoco está afiliado al Complejo Dios-Espíritu-Alma que se trata en otro título. De hecho, se encuentra por fuera de cualquier construcción dependiente del Sistema mental Humano.

La Primera Fuente, es la esencia primordial del todo, que en última instancia, es la totalidad existente y vinculada. Se refiere a veces como el cuerpo de la Fuente Colectiva y representa la conciencia global de todas las cosas, en forma unificada.

Y ésta, es precisamente la razón, de por qué puede ser un desafío entender lo que es en esencia es el ‘Soberano Integral’, y por qué el observador requiere de una significativa preparación previa para experimentar las incomparables cualidades y expresiones dimensionales de su propia individuación.

El soberano Integral, se encuentra por fuera de cualquier limitación y aún debido a su naturaleza infinita, abarca todo. Como elemento abarcador del cuerpo humano, es tan cercano a éste, como lo es la respiración a la vida, que aun cuando se manifiesta circulando dentro del instrumento humano, su esencia permanece en su propia existencia cuántica, esto es, se auto-contiene en el vacío y en la quietud.

La descripción de vacío acá mencionada, parecerá incompleta, y para algunos, un poco terrorífica, pero el vacío en referencia, es simplemente el ‘vacío de la ilusión’, que acompaña las decepciones y las separaciones que contiene el Sistema Mental Humano.

En la quietud, en el sin propósito y en el vacío de cada uno, todo existe. Y, sin embargo cabe anotar: ¿No es esto precisamente lo que los seres humanos más temen?

Tal vez sería exacto decir que éste, es el origen del miedo en sí. Resulta una ironía que el Soberano Integral, que es el elemento que más claramente define el vacío, sea motivo de temor.

En su debido momento, nadie se puede negar a mirar a través del portal de su instrumento humano y percibir vida sin la asistencia de la mente.

Al temer a la pausa programada en el sistema mental humano, se ha aceptado que el vacío no es asociado sino a la muerte y a la no-existencia.

Por ello incansablemente, se buscan la belleza, la armonía, las vistas espirituales de los mundos superiores, las descripciones de la paz y del amor, la presencia angelical, la experiencia de unidad y belleza, todo por fuera del Ser, más sin embargo, no se quiere pasar por la puerta de entrada hacia el vacío, temiendo llegar allí, justo porque se tiene la idea preconcebida, que el vacío, es la inexistencia de la mente.

Como se ha indicado, el instrumento humano, está conformado por tres componentes principales: el cuerpo físico o biológico, el emocional, y el mental.

Estas tres herramientas diferentes de percepción, en su conjunto representan el vehículo de movilización del espíritu individualizado, que así interactúa con las dimensiones físicas representadas por el tiempo, el espacio, la energía y la materia.

Por consiguiente, surgen una serie de explicaciones, de leyendas y revelaciones, cuyas conclusiones sobre los contenidos, simplemente quedan a juicio de cada observador.

Sin embargo, para efectos del desarrollo del tema acá tratado, en particular sobre el tópico de la espiritualidad, dichas notas quedan así plasmadas, para su ulterior análisis, ojalá, para su posible verificación y ampliación, hasta llegar a la divulgación de ser el caso, que como se dijo en otro título:

“Todo hombre puede llegar a saber la verdad, al recibir las respuestas desde la Inteligencia Superior, para ello, sólo basta con formular las preguntas adecuadas y oportunas”. Anónimo.

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Fuente: Mi libro “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Autor: Daniel García Vanegas.
Dar sus comentarios a mayorideas@gmail.com



“Uno puede llevar el caballo al agua, pero no lo puede hacer beber. Proverbio árabe.


martes, 18 de marzo de 2014

LA ENTIDAD Y LOS SENTIDOS

NAMASTE…

“He tomado sobre mis espaldas el monopolio de mejorar sólo a una persona, esa persona soy yo mismo y sé, cuán difícil es conseguirlo." Mahatma Gandhi.

El hecho de hacer parte del reino animal obliga al hombre a permanecer en un ambiente de sobrevivencia y competitividad, lo que exige generar continuas reacciones, las mismas que dan una marcada preponderancia a las funciones que deben cumplir todos y cada uno de los órganos sensoriales de la entidad humana.
Dicha entidad inmersa en el cuerpo humano, conforma ese maravilloso aparato de vida que es absolutamente sorprendente en todos sus aspectos de renovación, estructura y funcionamiento.
Para citar sólo algunas de sus más destacadas características de integración se mencionan los siguientes datos: Dispone de 800 mil millones de células trabajando en armonía y sin cesar en cada instante y durante toda la vida.
Maneja veinte mil millones de neuronas al unísono, que cuentan con la ayuda de cien mil millones de receptores visuales que detectan el movimiento, el color y la luz; contando además con veinticuatro mil millones de filamentos auditivos que reaccionan ante el más leve sonido dentro de las frecuencias audibles; quinientos mil detectores táctiles, doscientos mil detectores de temperatura y cuatro millones de sensores del dolor.
Es realmente impresionante y en muchos casos ni cuenta se da el observador de su imperiosa existencia.
Para hacer funcionar su motricidad utiliza 500 músculos, 200 huesos y 7.000 nervios, todos en absoluta sincronía.
El corazón emite 36 millones de latidos al año, que impulsan los 4 litros de sangre, que contienen 22 millones de células y se renueva permanentemente, a través de un recorrido de más de 100.000 Km a través de venas y arterias, esto es, mueve cerca de dos millones de litros al año, que son oxigenados por los 600 millones de alvéolos de los pulmones, los cuales limpian el aire que ingresa al cuerpo incansablemente.
Pues bien, los sentidos son el resultado primigenio de la evolución de los seres vivientes, ante de la imperiosa necesidad de disponer de una serie de mecanismos adecuados que permitan la sobrevivencia de cada especie.
Si bien el organismo humano posee millones de órganos sensitivos, en realidad son las interpretaciones de los diferentes sentidos las que proporcionan toda aquella información vital que permite al hombre experimentar el vínculo interno existente con el entorno, de una manera confiable e independiente.
Además, desde el punto de vista fisiológico, la mente como elemento latente del cuerpo humano, necesita recibir de forma oportuna, la información relevante sobre el correcto funcionamiento de los órganos internos, para así propiciar su homeóstasis o sea, su propio, profundo y constante estado de equilibrio.


Partiendo del concepto tradicional que indica que son cinco los sentidos y que cada uno de ellos, actuando en forma independiente, produce las sensaciones del tipo: visual, táctil, auditivo, gustativo y olfativo, sin embargo, sólo cuando actúan mancomunadamente, es que se producen los efectos más notables, por ejemplo: la vista asociada con el tacto da la esencia de lo material, con el oído de lo impactante, con el gusto de lo estético, con el olfato de lo característico y así sucesivamente. Foto: Michael Freeman/MRI Scan por John Belliveau, NMR Center, Massachusetts General Hospital.
Esta es la manera, como gracias a los registros de la memoria, es posible que la mente configure las texturas, formas y cualidades que conforman la apreciación del mundo circundante con mayor amplitud.
Sin embargo, si el observador toma en cuenta la descripción definitoria que dice que: ‘Los sentidos se pueden definir como las percepciones debidas a un tipo de célula sensorial que responden a una energía física específica, y que se corresponden con una zona específica del cerebro donde se interpretan las señales, entonces como consecuencia de éste simple planteamiento, se amplía el número de los sentidos que son reconocibles.
Por lo tanto, a los cinco sentidos aristotélicos que reciben los mensajes del exterior, resulta conveniente añadirle otros portadores de mensajes internos derivados de la propiocepción de una serie de sensaciones internas como son por ejemplo: el termómetro, que percibe la temperatura, dolorómetro que detecta el dolor y su intensidad, o el sentido del equilibrio y la orientación, que perciben la posición de cada una de las partes del cuerpo o cenestesia, que es la facultad que maneja tanto el movimiento, como su ritmo.
Es más, se agregarían al concepto de sentidos, algunas otras capacidades que si bien y por supuesto aún no son aceptados propiamente como tales y que por ende, al no ser reconocidos en específico, no se les asigna la relativa relevancia que ellos se merecen.
En general son ellos de carácter intuitivo y se relacionan con el radar-magneto, el primero asociado con la captación de los reflejos ligados al movimiento y el segundo ligado con aquellas ondas magnéticas que se emiten y se perciben, ya sea en forma de fuerzas de atracción o de rechazo.

INTERRELACIÓN SENTIDOS/CHACRAS
 Sentido
Sensación
Chacras (12)
Tacto
Corporal
Muladhara-C
Olfato
Analítica
Swadhisthana-F
Gusto
Recordatoria
Manipura-F
Vista
Sensorial
Anahata-F
Propiocepción
Probable
Vishuda-F
Cenestesia
Motriz
Ajna-F
Oído
Posible
Sahashara-C
Orientación
Realizativa
Vishuda-P
Atención
Evocativa
Swadhisthana-P
Magneto
Memorial
Manipura-P
Equilibrio
Perceptiva
Ajna-P
Múltiple
Emotiva
Anahata-P
 Dennis Hebron.

En retrospectiva, a fines del siglo XVIII Franz A. Mesmer, formuló la ‘Teoría del Magnetismo Animal’, que sostiene que todo ser vivo irradia un tipo de energía similar, o por lo menos parecida al conocido magnetismo físico de los cuerpos, esta vez asociándolos con el carisma, el cual se transmite de unos seres a otros y cuya fuerza llega inclusive a tener ciertas aplicaciones terapéuticas.
Por su parte, el profesor José Luis Bardasano, de la Universidad de Alcalá de Henares, quien es uno de los mayores especialistas en temas relacionados con el bio-electromagnetismo, en su ponencia sobre el tema titulada: “Electromagnetismo, glándula pineal y salud pública”, corrobora como se indicó, que en el organismo existen dos sistemas internos de comunicación: el de base química y el de base eléctrica.
Más allá de su capacidad fotosensible, los últimos estudios científicos insisten en que la glándula pineal, es asimismo un tipo de magneto-receptor, es decir, resulta sensible a los campos magnéticos y transforma sus ondas en estímulos neuroquímicos.
El primero de los sistemas trasmisores, es el endocrino, cuyas señales de información o mensajeras son las hormonas que facilitan la transmisión a través de los canales de información disponibles: vasos sanguíneos, vasos linfáticos, canal neural, etc., alcanzando los denominados órganos diana o efectores.
El segundo, es el sistema nervioso, donde las señales transferidas son electromagnéticas y poseen una red de distribución con centros de acopio y ”subestaciones”, que se asientan sobre y dentro de las células neuronales o neuronas, alcanzando en su espectro los músculos, el corazón, las glándulas, etc.
A través de la evolución, estos dos sistemas han evolucionado paralelamente y colaboran mutuamente desde su origen, siempre en perfecta armonía cronobiológica.
La cronobiología, es la ciencia que estudia los ritmos. Pues bien, sucede que los ritmos y los ciclos que en estos dos sistemas se producen, están coordinados directamente por la función de la “glándula pineal” o tercer ojo.
El profesor Bardasano ratifica que la luz, es el temporizador o sincronizador principal de los ciclos vitales, mientras que los campos electromagnéticos, constituyen un mecanismo sincronizador adicional complementario y necesario.
Los estudios realizados han llevado a concluir que las alteraciones electromagnéticas, al igual que lo hace la luz, interrumpen el proceso de secreción de melatonina.
Una exposición continuada a la luz y la consiguiente reducción de actividad en la glándula pineal, provocan casos habituales de fatiga, estrés, cambios de humor, trastornos del sueño, rendimiento profesional disminuido, depresión e incluso, hasta inducen riesgos de padecer cánceres tales como el de mama.
Según Bardasano, no sólo se ha de tener cuidado con las alteraciones provocadas por los campos electromagnéticos artificiales (antenas, telefonía, radares, etc.), sino también con las variaciones de los campos magnéticos naturales, como son los que pueden ser los provocados por la presencia de fuertes tormentas solares.
Así, la glándula pineal sería receptiva no sólo a las ondas emanadas del campo geomagnético, sino a otras tan importantes como la resonancia Schumman o las micro pulsaciones de origen cósmico y de cualquier campo ELF o de baja frecuencia en general. En todo caso, parece indudable que existen muchos estímulos que no se perciben de modo consciente, y por lo tanto, no es posible evaluar de una manera racional, para determinar con cierta precisión el modo cómo afectan el funcionamiento del individuo.
Algunos que son bien reconocidos, llegan a ser importantes. Ello constituye por ejemplo, el origen de las denominadas "corazonadas' o de los impulsos que tradicionalmente se han manifestado en el argot común, como 'intuiciones”.
Desde un punto de vista espiritual, las doctrinas esotéricas de Oriente se refieren ya desde hace milenios a la glándula pineal como un Tercer Ojo, capaz de hacer consciente la realidad espiritual del ser humano, tanto así, que lo señalan como el punto de unión entre el mundo físico y las dimensiones superiores del Universo.
Precisamente, ciertos estados son causados por esta situación de introspección que proporcionan los estados de duermevela o semi-vigilia, a los que antes se hacía referencia, ya que sus efectos se hacen altamente apropiados para conectar al observador, con el mundo inconsciente, sea por medio de los propios recuerdos, o a través de la memoria colectiva y quién sabe cuántas posibilidades más, que sólo con el debido entrenamiento, se le permitiría descubrir a cada observador en su debida oportunidad.
Se sabe que la segregación abundante de melatonina, se reduce drásticamente a partir de los siete años de edad, período en el que también tienen lugar otra serie de cambios en la estructura cerebral. Este hecho ha llevado a muchos investigadores a interesarse por la posible vinculación entre tales cambios y las capacidades psíquicas de muchos niños de menor edad, entre ellas la del tan controvertido fenómeno de los „amigos imaginarios".
Siguiendo con estos asuntos, el profesor Sergio Felipe de Oliveira, neuro-científico de la Universidad de Sao Paulo, quien lleva años investigando casos de tipo extrasensorial, o relacionados con clarividencia, sostiene que las capacidades mediúmnicas, también estarían vinculadas con la presencia de una mayor o menor cantidad de cristales de hidroxiapatita en la epífisis.
Sea como fuere, mediante la disciplina y la práctica continúa de ciertas disciplinas, la activación de la glándula pineal se convierte en un llano camino para acceder a experiencias subliminales que hacen darle otro sentido a la vida, dando cuenta entonces, que no todo se mueve bajo las reglas de lo material y lo lógico, sino que hay otros mundos tan reales o más, que ese limitado que se alimenta continuamente.
Y si no se quiere ir tan lejos, tampoco parece poca recompensa, el lograr acabar con el alto nivel de estrés diario, evitar problemas cardiovasculares y obtener cierta serenidad para ver las cosas desde una perspectiva más positiva. Todo lo anterior, lleva a establecer relaciones más armónicas y sensibles con los demás, las cuales mejoran sobremanera la calidad de vida. De cada cual depende el uso que le se quiera dar a la influencia de su glándula pineal y hasta dónde se quiera llegar en el intento.
En este punto se debe recordar que las sensaciones, son los mecanismos que tiene el cuerpo para procesar todos los estímulos que recibe: luz, sonido, sabor, frío o calor, dolor, energía, peligros, aceptación, olor, incluso caricias, rasquiña, cosquillas, besos y todos los demás estímulos sensoriales captados durante el transcurso del diario vivir.
Los sentidos perciben a partir de unidades que comprenden un terminal periférico o receptor, una vía sensitiva, compuesta por la estructura neuronal periférica que comunica y una estructura central que interpreta las sensaciones, esto es, por medio de las dendritas y neuronas sensitivas ubicadas en las diferentes capas de la corteza cerebral, en los lóbulos respectivos.
Así, la vista está relacionada con la capa occipital, el tacto con la parietal, el oído con la temporal y el olfato y el gusto, con la frontal. Los receptores pueden ser externos como la superficie de la piel, las mucosas, los ojos y los oídos, los cuales reciben estímulos del entorno; internos que se localizan dentro del cuerpo y son estimulados por actividades que se realizan en los órganos, o propios que se ubican en músculos, tendones, articulaciones y oído interno.
Los receptores son muy diversos en forma, tamaño y estructura y asimismo se clasifican de acuerdo con el tipo de estímulo al que responden, pueden ser:
Ø Químicos: excitados por las sustancias químicas en solución, como el gusto y el olfato.
Ø Mecánicos: excitados por presiones tipo mecánico, como el tacto y del oído.
Ø Fotónicos: excitados por la luz y las radiaciones como la vista.
Ø Térmicos: excitados por cambios de temperatura como el tacto.
Ø Energéticos: excitados por ondas eléctricas como ciertos niveles de percepción refleja.

Cada sentido realiza una importante función independiente o conjunta, la cual permite al individuo relacionarse adecuadamente con el medio circundante.
Aristóteles sostiene que todos los sentidos están referidos a la substancia, que es fundamento de toda entidad, entendiéndose como substancia, la porción de materia y energía de la que están formados los cuerpos, que comparte determinadas propiedades intensivas, y que no necesitan de algo anterior para existir.
En efecto, de la substancia se comprueba que ocupa un lugar en el espacio, que tiene determinada forma, densidad, color o que padece de tales o cuales características, entonces se colige que se trata de una entidad, cuyo efecto o bien sus aspectos inherentes, están referidos directamente a ella.
De todas maneras, cualquiera que sea el tipo de sensación que prime, visual, táctil, auditiva, gustativa, olfativa, refleja, magnética o de carácter múltiple, éste evento conlleva un elemento de comprensión, que para efectos prácticos su explicación es traducida por medio de la funcionalidad del lenguaje, gestos, movimientos o reacciones de aceptación y asociación.
RELACIÓN SENTIDOS – HEMISFERIOS CEREBRALES

Dennis Hebron.

Así su reflejo aparece en manifestaciones de la conducta o la personalidad, que de algún modo, interpretan o discriminan los mismos sentimientos captados, que producen iniciativas o juicios de interpretación afines en términos generales, aun cuando son netamente individuales en el fondo.
Así, los sentidos como medios de conectividad del hombre con su mundo exterior e interior, permiten la confluencia de todas las manifestaciones y procedimientos que dan lugar a la diferenciación de las ideas y sustancias, junto con sus efectos, en un todo, de acuerdo con la percepción propia, de cada individuo en particular.

“Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes”. Confucio.


Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Autor: Daniel García Vanegas.


Agradeceré comentarios, críticas y aportes a: mayorideas@gmail.com

martes, 11 de marzo de 2014

EL EGO


NAMASTE…

A MANERA DE PREFACIO
Al recorrer “Un Sendero a Lontananza”, son muchas las enseñanzas encubiertas que revelan una serie de recuerdos impresos en la memoria omnipresente, que sin duda habrán de ser estudiados con mayor detenimiento por parte de cada observador.

Con la disciplina propia de las personas dedicadas a la búsqueda de la excelencia, poseedoras de una mente abierta a los diferentes conceptos y sorpresas, cada uno debe embarcarse en la aventura que se inició desde un tiempo inmemorial, cuando todo fue emanado, desde la fuente prístina Padre-Madre del río de la vida.
Ya desde el tiempo de Lao Tsé, se indicaba que el mundo está lleno de maestros iluminados, pero a medias. Algunos han sido reconocidos como extremadamente inteligentes y sensibles, pero seducidos por vivir cómodamente en el mundo material, han sido rodeados de placeres egoístas y erróneamente dan sus enseñanzas a los incautos, causando confusión, faltando a la verdad y desviando el camino correcto.
El verdadero observador entiende que la iluminación no es el fin, sino un simple instrumento que permite al hombre levantarse en forma consciente por encima del pensamiento mismo.
Al caer en cuenta de que la virtud es la meta, el observador acepta su largo y arduo cultivo, a menudo tan necesario para lograrlo. Así, no pretende convertirse en un líder altisonante, sino que en voz baja, asume la responsabilidad que recae sobre sí.  

 El ego, es un mono que salta a través de la selva totalmente fascinado por el reino de los sentidos, que cambia de un deseo a otro, de un conflicto a otro, de una idea centrada en sí misma a la siguiente. Si lo amenazas, realmente teme por su vida. Deja partir a ese mono. Deja partir los sentidos. Deja partir los deseos. Deja partir los conflictos. Deja partir las ideas. Deja partir la ficción de la vida y de la muerte. Permanece simplemente en el centro, observando. Y después olvídate de que estás en él”.  Lao Tsé.

Si bien las enseñanzas védicas indican que hay un Ego Divino que es el conocimiento de la verdadera individualidad, la Presencia del ‘Yo Soy’; o el Yo Superior del hombre, en occidente es mucho más conocido el ‘Ego Humano’, por la constante presencia vivencial, que conlleva la relación cuerpo-mente.
En un breve intento de definición, la palabra Ego proviene del latín y significa ‘Yo’, que se asocia con la conciencia en el hombre, la cual manifiesta su profunda identidad del “Yo soy Yo”, o sea, traduce el sentimiento interino de la cualidad o condición del simple“Yo soy”, de donde parte el axioma fundamental de la filosofía hermética, que expresado en latín dice: Ego sum qui sum, o sea, “Yo soy el que soy”.
La filosofía esotérica enseña la existencia de dos egos en el hombre: el mortal o personal, y el superior, divino e impersonal. Al primero le asimila con la “Personalidad”, y al segundo, le asocia con la “Individualidad”.
El ego superior o interno para los vedas, es el Manas o “Quinto Principio”, corresponde a la individualidad permanente que reencarna, considerado el Ego divino, impersonal, individual e imperecedero, ya que permanece en estrecha unión con el Manas o principio mental, sin el cual, no es Ego en modo alguno, sino sólo, es el vehículo del alma o Âtman.
Así que egoidad, voz derivada de la palabra Ego significa ‘individualidad’, más nunca “personalidad”, ya que su sentido es contrario al de “egoísmo”, que es la condición distintiva por excelencia de la personalidad.
Por su parte, el Ego inferior o personal, al que se hace asidua referencia en la cultura occidental, habla del hombre físico en unión con su Yo inferior, esto es, contempla las pasiones, los deseos y los instintos animales, que obran por medio del cuerpo físico, sombra, su fantasma o doble, y al que se refiere preferentemente la exposición que se presenta más adelante.
La característica básica del ego personal, es el egoísmo, asemejado al inmoderado y excesivo amor que cada uno tiene a sí mismo y que hace atender únicamente sus propios intereses, sin cuidar debidamente del bien ajeno.  

Empero, algunos confunden el egoísmo con el egotismo, en lenguaje corriente. Se da este último nombre, a la costumbre de dar excesiva importancia a lo concerniente a la propia persona, aunque en realidad, significa tener plena conciencia de la confluencia del Yo, tanto del ser personal, como del espiritual.
Para mayor claridad, Egotismo es entonces, el principio en virtud del cual se adquiere el sentimiento de la propia personalidad; incluye al Yo espiritual, esto es, el ente que obra, goza, sufre, etc., refiriendo todas las acciones reflejas inherentes al Yo, incluido ese ente que permanece inactivo e inmutable, como un mero espectador de todos los actos de la vida.
Ahora bien, para el ego personal, las creencias son la alimentación de la mente, que se nutre con toda aquella información disponible, para luego procesarla, en especial sobre cómo funciona la realidad, cómo el observador se percibe sí mismo y sobre el modo cómo él cree, que es el Ser Superior.
Ellas hacen que el conjunto de todo aquello concebido, se convierta en el flujo de las emociones recreadas por la vida y que suceden alrededor de cada uno, las cuales se reflejan en sentimientos positivos o negativos. Estos a su vez, inducen hacia la generación de pensamientos optimistas o pesimistas, los mismos que determinan que el tipo de decisiones que se toman, sean estas acertadas o equivocadas.
Es decir, en el fondo, son las creencias las que determinan si se es feliz o se vive frustrado.
Componen las creencias, toda esa mezcla de informaciones falsas y verdaderas, que incluyen dogmas, desinformación, propaganda y limitaciones mentales, las que están implantadas en el subconsciente y en realidad determinan la clase de personalidad y el carácter individual, puesto que ellas influyen en las decisiones, que al igual, marcan las conductas.
Son dichas convicciones, las que filtran, modifican, rechazan o reprimen, la suma de aquella información que busca llegar hasta lo profundo de la consciencia. En su trasegar, su interpretación distorsiona la percepción que se tiene de la realidad y por tanto, crean un modelo individual deformado de la manera cómo se presenta la obra de la vida, en el tinglado de la existencia.
Las creencias, han sido implantadas en la mente, a partir de la información recibida desde la más tierna infancia, permanentemente alimentadas por las herencias recibidas a través de las cuatro fuerzas básicas de correspondencia del aprendizaje.
En primer lugar, de las características y limitaciones que se heredaron desde el lugar y momento de nacimiento, de la religión predominante, de la cultura, del entorno, de la organización social y económica, las cuales a su vez, determinan las normas y leyes morales que el sujeto asume como propias.
En segundo lugar, de las creencias implantadas por los padres y relacionados más cercanos, que en general, que son las mismas que ellos heredaron de sus propios padres y de todas las generaciones anteriores, así que todo aquello, determina las ideologías asumidas sobre aspectos como la soledad y la compañía.
En tercer lugar, se alimentan de la herencia provista por la línea genética, la cual determina las características físicas, motrices y funcionales del organismo, así como las capacidades físicas, de inteligencia, el razonamiento y la intuición, de modo que esto afirma las certidumbres y concepción que sobre la salud y la enfermedad corporal, asumida por cada individuo.
Por último, se nutre de los recursos heredados por el simple hecho de nacer en el seno de una familia, tribu y sociedad, evento que al final determina la capacidad de manifestación, el linaje, la clase social y económica asociadas, lo que por ende, define las creencias predominantes sobre los conceptos de escasez y abundancia.
Como se indicó, éste tipo de información resulta implantada desde la niñez, de forma moldeable e inconsciente y sucede en momentos, cuando aún el individuo resulta incapaz de discernirla, y por tanto, es aceptada sin condicionamiento alguno, ello es reforzado con el hecho que la información proviene de los seres queridos, aceptándola toda como verdadera y sin discusión.
Pues bien, ya como adulto, la función pensante del observador le debe inducir a verificar por medio de mecanismos de prueba y error, si el cúmulo de la información recibida, que es la misma que fundamenta la identidad, el carácter y la visión de la realidad, es en realidad falsa o verdadera. 
Se puede discernir al respecto, sólo si se reflexiona sobre los resultados que ellas producen en el funcionamiento de la vida, al comparar si las decisiones que se toman en el día a día, están fundamentadas en el sistema de creencias heredadas o no.
Si los resultados que se obtienen son de conflicto, causando pérdida de energía vital, enfermedad, depresión o sufrimiento, entonces, esa información que se creía verdadera, es realmente falsa, puesto que sólo lo falso, genera sufrimiento.
Por el contrario, si los resultados que se obtienen son de armonía, abundancia, salud, buena compañía, paz interior y gozo, se puede tener la certeza que la información que se utiliza como base para la toma de decisiones y que marca la conducta, es verdadera, puesto que sólo lo verdadero, genera armonía.
Empero, las creencias, son las fundaciones que conforman el ego, ese pequeño cretino, egoísta e inquieto parlanchín, que acompaña a todos los seres humanos.
El ego, es el fundamento de la personalidad, que incluye todos los factores temperamentales, familiares, sociales y culturales adquiridos. Es la parte del ‘Yo’, que más permite ser identificada por el individuo, aun a costa de dejar por fuera del baile, otras partes del Ser que no se reconocen, o que permanecen en estados inconscientes, las que en general integran, aquello que en un argot popular, se conoce como ‘sombra’, como se verá más adelante.
A nivel psicológico, la personalidad, se forma gracias a la memoria. Es la memoria de todo lo hecho y vivido, la que forma la imagen de sí mismo. Y para construir esta ‘máscara’, que no es otra cosa que el significado implícito de la palabra “persona”, desde niño se abandona la natural espontaneidad, para amoldarse a aquello heredado que se considera correcto, eventos que suceden a partir de las enseñanzas impartidas por el medio social.
Pero igual el observador puede rebelarse a ello, puesto que la identidad puede consolidarse en muchos sentidos. Esa identidad a la que se llama ‘Yo’, no es más que el ego, que desde afuera aparece como una entidad única, pero que por dentro, responde a una maraña de pugnas, donde pujan diferentes y altisonantes voces en conflicto, que luchan todas por ejercer el control.
Sí, ‘el control’, es el poder que fundamentalmente persigue detentar el ego, pues él resulta desesperadamente necesario para que imaginariamente no se sucumba ante tantos y tan numerosos enemigos internos y externos.
Se trata naturalmente de una batalla perdida antes de siquiera iniciarla, puesto que el hecho de pretender controlar lo que sucede, es una ilusión, y además, aquel que pretende controlar, también es un iluso, ya que en el fondo, sólo es la representación temporal de un personaje que ha estado desde siempre destinado a desaparecer, circunstancia que sucede indefectiblemente, una vez acabe la función, baje el telón y sobrevenga la muerte.
La enfermedad, al igual que la pobreza y la soledad, son correspondencias del debido proceso de aprendizaje, las cuales generan experiencias de sufrimiento y depresión. Cuando se busca dejar de sufrir para encontrar la felicidad, se inicia un proceso de indagación sobre las causas que generan tal situación, ello con la idea de intentar encontrar el modo en que no se repitan, y es en ese proceso, cuando se encuentra que todas las causas posibles, reposan en la mente.
Las conductas ácidas y el egoísmo, son un modelo equivocado de cómo funciona la realidad, es desde allí, cuando el observador toma una visión distorsionada de sí mismo y de la carencia de su propio poder, situación que destruye la auto estima y la confianza interior, lo cual al mismo tiempo, genera hábitos auto destructivos, visualización negativa y sobre preocupancia por el futuro, que son acompañados por sentimientos negativos, pensamientos auto destructivos, comida malsana que genera enfermedad, pretensiones de cambiar a los demás, critica implacable de los amigos y seres queridos, todo como resultado de una mente estancada en el pasado, o de estados de culpa, vergüenza, tristeza y pena, entre otros muchos.
De esta manera, al reflexionar sobre los resultados que se obtienen, por medio del mecanismo de prueba y error, se puede acumular un suficiente grado de comprensión sobre los factores que crean orden y no caos en la vida.
“El ego personal, es el actor protagónico de la ‘mascarada’ que continuamente se presenta en el teatro de la vida humana Sinned Norbeh.  
El Ego humano, es el ser individual o punto de la identidad que acepta a la conciencia, y que en general su presencia, es asimilada con el alma. Llámese entonces, punto de conciencia o identidad del Yo.
Algunas creencias, lo asocian con la mente carnal que dispone de voluntad propia y que forma parte activa del intelecto humano, proporcionador de autoconocimiento y exento de la naturaleza animal del hombre.
Es la mente la encargada de conectar la idea con el mundo exterior, para volver realidad el presente. Sin embargo, muchas veces es el ego, en especial cuando él está en control de la mente, el que se apodera de la idea, dejando a un lado la intervención del Ser.
En ese nivel del ego, existen cosas y explicaciones producto de los hábitos, tales como la incertidumbre, la perplejidad y las preferencias, debido a que el observador no considera ser lo suficientemente potente o responsable, como para ser el creador de su propia realidad y delega la responsabilidad de serlo a un supuesto ser superior nominal.
Pero sólo a medida que se observa la vida y se comienza a ver el vínculo entre los pensamientos y las experiencias, es posible convertir al pensador en un Ser, con deliberación intencional.
El ego, en su lucha por la individualidad, opone resistencia, se separa del espíritu y genera dramas personales y en ciertos casos, actúa de forma voluntariosa.
Seducido el hombre por sus deseos, emociones y ego, se convierte en esclavo de convencionales exigencias corporales, de lujo, poder y religión, desequilibrando la vida con excusas psicológicas. Es entonces cuando comienza el reino de la miseria y la confusión.
El ejemplo crucial de la mala actuación del Ego, se acredita a Lucifer, Ser que obtuvo el rango de arcángel y cayó de su estado de gracia por ambición, orgullo ególatra y desobediencia a las leyes de Dios.
Vale aclarar que mientras la mente egotista esté al comando de la vida, el observador no podrá estar en paz verdadera puesto que el ego, es un sentido derivado que se identifica con el exterior.
Las identificaciones del ego más comunes, tienen que ver con las posesiones, el trabajo que se hace, el nivel social y el reconocimiento. Lo forman además el conocimiento, la educación y la apariencia física, para entonces, lograr acumular los dones, virtudes y habilidades especiales, que establecen las relaciones, la historia personal y familiar, junto con todos los sistemas de creencias.
También a menudo se relacionan con identificaciones políticas, raciales, religiosas y otras de carácter colectivo, de las cuales, ninguna de todas ellas y sin excepción es el verdadero Ser.
El ego es perseguido y permanece hechizado por los nombres y las ideas, pero la verdad sutil, es que tanto el mundo como la partícula son lo mismo, no es que el uno es muy amplio y la otra es muy pequeña. Cualquier cosa es igual a cualquier otra cosa.  
Los nombres y los conceptos sólo bloquean la real percepción de la gran unidad. Por tanto, es aconsejable ignorarlos.
Para el ego, el momento presente prácticamente no existe, pues sólo considera el pasado y el futuro lo que invierte el objetivo del Ser espiritual haciendo que la egotonía en la mente sea disfuncional.
Por su parte, el ego dice que el mundo es enorme y son diminutas las partículas que lo forman. Cuando las diminutas partículas se juntan, aparece el mundo entero, más cuando se dispersa el vasto mundo, entonces el ego argumenta que son simples partículas.
Los que viven dentro de sus egos están constantemente confundidos y desconcertados, luchando frenéticamente por conocer si las cosas son grandes o pequeñas, si existe un propósito para juntarse o dispersarse, si el Universo es ciego y mecánico o corresponde a la creación divina de un ser consciente.
Todo desvío de la ley cósmica, como resultado del ejercicio del libre albedrío, deriva en lo que comúnmente se denomina pecado. Se trata de un sentido de separación de los principios morales, convertido en la mayor tragedia de la experiencia humana. Es un sentido de existencia personal aislada y egocéntrica, contrario a la ‘Verdad del Ser’ que dice: ‘Todo es Uno’.
Sostiene Fernando Malkún en su artículo de ‘Resonancia’, publicado en su página blog, que durante 13.000 años la humanidad desarrolló el Ego, dando prioridad al funcionamiento del hemisferio izquierdo o masculino, el cual incluye la individualidad, el egoísmo, el materialismo.
Los contravalores muestran la otra cara de la moneda del comportamiento humano y están regidos por conductas socialmente rechazadas, sea por negativas, erradas, inconvenientes, inmorales o sin escrúpulos, las que se oponen a los sanos principios de la moral y la ética, de forma que generan desconfianza, desprecio y rechazo, por parte de los demás, inclusive llegan hasta ser castigados, por parte de las normas sociales.
La deshonestidad, la deslealtad, el egoísmo, la injusticia, la irresponsabilidad, la intransigencia, la intolerancia y la traición, son unos pocos ejemplos, de aquellos considerados, malos comportamientos originados en el ego.
Paradójicamente, la condición del ser humano, atrae al individuo hacia lo perecedero y lo hace cautivo en muchas trampas, entre ellas, la de la ignorancia, la codicia, la vanidad, el egoísmo, la lujuria, todas seductoras confabulaciones que lo alejan del camino correcto y que a la larga, le inducen hacia la desviación o a la desprotección, y por ende, lo conducen a la pérdida de la debida dirección hacia el sendero correcto.
Lamentablemente, se vive a la sombra de una civilización fundamentalmente egoísta, encausada hacia el bienestar material individual y dentro de una comunidad que aunque desea el despertar espiritual por muchas razones, no logra inscribir el conocimiento respectivo, dentro del marco formal de las ciencias; por tanto, aun cuando siente el llamado del alma, aún no ha encontrado una real manifestación que le permita imprimir el conocimiento espiritual, como una parte fundamental y definitiva de la educación formal y consciente del hombre.
Todo lo que suele suceder, le concierne y corresponde exclusivamente al cuerpo físico.
Por lo tanto, el desarrollo el hombre a partir del error y el miedo, ha dado lugar a un aspecto fragmentado de la personalidad, hoy conocida como ‘Ego Humano’, que funciona casi estrictamente para gratificar los sentidos físicos.
Esa conciencia restringida ha conducido hacia las ilusiones de temor, carencia, limitación, enfermedad, egoísmo, guerra, odio, vejez y de muerte física, tal como en la actualidad se perciben, además, se hizo propicia la tendencia de alimentar la corrupción y el engaño, así como todos y cada uno de los males endémicos que por centurias se han manifestado en la Tierra.
Además la egolatría, hace pensar que se puede obtener conciencia e iluminación total sin disciplina y sin práctica apropiada. Sin embargo, son los rituales adecuados, los mismos que en consecuencia, generan el perfeccionamiento del alma y permiten canalizar las emociones y la energía vital hacia la luz.
Por tanto, se debe llegar a identificar la necesidad de desterrar del alma el egoísmo y todas las demás manifestaciones con él asociadas, tales como la codicia, ingratitud, avaricia, envidia, egolatría, ambición… pues al estar encerrado en sí mismo, el espíritu se torna duro y egoísta porque sólo se ocupa de sí mismo
El secreto de la vida es "morir antes de morir" y descubrir que no hay muerte. Eckhart Tolle.
Y asociado al ego, resulta necesario hablar del concepto de sombra.
La sombra es aquel aspecto emocionalmente denso, involucrado con el ego, aunque también y en parte, asociado al alma, como consecuencia del proceso de crear una elevada evolución de la vida espiritual.
La sombra, es esa parte "inconsciente" que condiciona el comportamiento y que se gesta no sólo en las experiencias en esta vida, sino también en la experiencia previa del desarrollo como almas, si así se considera por parte del observador.
Hay sombras que se forman en esta vida, primarias al nacer denominadas proto-vivencias o sombras gestadas durante el desarrollo individual; hay también otras sombras genéticas, que provienen del linaje familiar o bien, de la historia evolutiva del hombre a lo largo de su existencia.
Desarrollar la inteligencia emocional e intuitiva de segundo nivel se considera fundamental, para lograr disipar y transformar tales sombras, para así, permitir que al final, la conciencia se unifique e integre con el ego.
El proceso llamado "sufrimiento eficiente", es de por sí, tremendamente transformacional, porque abre una nueva identidad transparente, al lado trascendente del Ser.
Pues bien, "Lo que sucede, es la única cosa que podía haber sucedido". Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que sucede podría haber sido de una manera diferente. Ni siquiera el más insignificante detalle. No existe, ni siquiera remotamente aquella posibilidad que con frecuencia se invoca al decir: ‘Si se hubiera hecho tal cosa... hubiera sucedido tal otra...’, todo ello pertenece al mundo de la imaginación.
¡No! pues lo que pasó es lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para enseñar el profundo contenido de la lección, que permite al observador seguir adelante. Todas y cada una de las situaciones que suceden en la vida, son perfectas, aunque la mente y en particular el ego, se resistan y no quieran aceptarlo, esto, aún a pesar de tener y mantener la capacidad de cuestionar sobre lo eventual que posiblemente habría podido suceder en el supuesto caso, de haber sido distinto el resultado de los eventos. Ello es una simple especulación que conduce al error.
Es de todos sabido, que por influencia cultural, se busca desmedidamente la adicción poderosa de: comodidad mal concebida, dinero, poder, reconocimiento, carrera, y ego, con la idea primaria que al disponer de ellas, se resuelven todas las necesidades de cualquier tipo. Este falso impulso, se ha mantenido vivo, muy a pesar de que el observador ha visto sufrir enormes cambios en la existencia humana y en infinidad de casos sucedidos, de edad en edad sin aprender de su trasfondo.
Hay dos tipos de virtudes humanas: las éticas o morales, que consisten en dominar las tendencias e impulsos irracionales, propios del alma sensitiva y aquellas que Aristóteles el Estagirita, llama dianoéticas o intelectuales, que corresponden a la parte racional propias del ego, ya sea del intelecto (nous) o del pensamiento (noesis).
Cuando en un grupo humano se sustituye el hecho competir por el de cooperar, se produce la unión y por ende, se alcanzan los objetivos comunes. Se contrapone al egoísmo, sinónimo de frialdad, lejanía y aislamiento.
El amor propio, que exagerado se convierte en egocentrismo, mueve el principio general que dice: “Cada uno es el centro de su propio Universo... y cada persona con la que se hable, considera lo mismo”. Cada persona valora sus propias ideas e ideales por encima de los demás. Cualquier idea trasmitida y aceptada, pasa a ser incorporada como propia, en el bagaje del receptor. Descartes no se equivocó al decir que: "El amor propio es lo mejor repartido en el mundo".
De nuevo y en este momento, la consciencia que emana del alma, proporciona los medios de resolver todas las causas de dolor:
ü La ignorancia de la realidad, se resuelve profundizando en la razón de la mente. Inmersiones de sensibilización profunda, que desdoblen el nivel material, se requieren para encontrar las propias raíces del Ser.

ü La falsa identificación que da el dominio al ego, igual se resuelve aprendiendo a identificar los niveles más profundos del habitante interior.

ü La atracción de los objetos o en su defecto la repulsión de ellos, se resuelve mediante la valoración de la existencia de la vida interior, por encima de todo.

ü El miedo al cambio y aún a la muerte, se resuelve cuando el alma experimenta la esencia de sí misma directamente, ya que así se sabe que el alma nunca nació y nunca muere, sólo así el Ser reconoce la eternidad.

Al igual que con las causas de sufrimiento, las soluciones a todo, crecen a partir de una mirada a la primera, pues si se explora sobre la verdadera naturaleza de la realidad, todo el dolor, con el tiempo llegará a su fin". Deepak Chopra.
El ego, haciendo uso de la mente, crea una pantalla de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones, que bloquea la razón verdadera. A través de su encasillamiento conceptual, se interpone entre el observador, su propio yo, los demás seres y la naturaleza misma, rompiendo la unidad.
La mente egótica es la dueña del pasado y la promotora del futuro, su gran poder ha radicado en que con su incesante avalancha de pensamientos prácticamente anula el Ahora, que sólo se puede encontrar bajo una posición de atención exclusiva la cual, sin un debido entrenamiento, lamentablemente no se puede sostener durante mucho tiempo, pues entonces el ego perdería el control del sujeto.
Saber esto permite reconocer la actuación de la voz del Yo (ego) y rescata un importante espacio al yo mismo (Ser), de donde surgen la belleza, el amor, la creatividad, la alegría y la paz interior, entre otros.
Este hecho lo denominan algunos entendidos como ‘observar al que piensa’ y reconocer su actividad. Vale destacar que algunas personas, tal vez muchas, viven con un torturador en la cabeza que continuamente los ataca y los castiga, drenando su energía vital. Esto produce sufrimiento e infelicidad, que llega hasta los límites de volverse una enfermedad.
Ahora que ha aparecido otro nivel de consciencia, llega la lucha por lograr la atención exclusiva, en un principio provoca tensión en el ego, hasta el punto que aplicada a la actividad, puede echar a perder cualquier actuación. Concentrarse, es alinear el corazón con la acción. Lograrlo, está directamente relacionado con disponer y aplicar una alta dosis de quietud interior.
Mantenerse quieto ahí, para lograr sostener la atención y la concentración, es crear la unidad entre causa y efecto. Significa permanecer sin distracciones. Por lo tanto, hacer lo que se necesite hacer, es dejar que fluya la acción, en forma espontánea y correcta hacia el Ahora.

Tal vez el principal mensaje asimilado, aparte de un sinnúmero de profundas enseñanzas de vida, ha sido la imperiosa necesidad de trabajar asiduamente para lograr integrar el mencionado Ser con el ego, en búsqueda de la unidad total, de forma tal, que al final la unidad así formada, se adueñe por completo del desarrollo de toda actividad individual humana, siempre en armonía.
Se trata de fortalecer el Yo Interno y convertirlo en el aliado más valioso de la persona, puesto que él es la fuente de la profunda realidad personal, de todas las ideas, percepciones y emociones, ya que el pensamiento, que siempre regresa a él, constituye en definitiva, desde la única causa del triunfo, hasta el productor de un rotundo fracaso.
Lograr la más insondable armonía entre el ego y el alma, es tal vez el principal objetivo, desarrollado por el propósito de acercamiento hacia una verdadera espiritualidad.
Según Chopra, el punto clave es encontrarse a sí mismo y de dominar el ahora, allí, donde la atención y la intención se funden en busca de la excelencia, ya que hace notar que por causa de un pequeño gran olvido, en general nadie es consciente de lo que significa, la conveniente disponibilidad de acceder el inmenso potencial que contiene ese otro Yo.
La espiritualidad está inmersa en la constante búsqueda de una clara identificación del ser y de reconocer, cómo la vida da francas lecciones cotidianas de existencia.
Así pues, en muchos casos al reconocer que en el dominio del momento radica el cambio continuo, se permite identificar la forma como entre el silencio y la actividad, se presentan constantes conflictos, ya que el silencio pertenece al ser más profundo, mientras la actividad, es una derivación siempre ligada con el mundo exterior.

Sin embargo, no se puede olvidar que el cuerpo etéreo, es fácilmente dominado por el cuerpo ordinario comandado por el ego, ya que éste, se encuentra entrenado para ello, intimida los sentidos etéreos, hasta llegar a producir la misma sumisión.
Las escrituras vertidas en el Bhagavad Gita, que revelan que el significado más profundo del principio activo de la existencia, corresponde al Espíritu Supremo Reconocen que para cada uno resulta extremadamente difícil percibir el alma dentro del corazón etéreo, aun haciendo uso de una aguda discriminación y/o utilizando toda la potencia de atención focalizada disponible, puesto que el subdesarrollo mental que se asimila con la impureza del pensamiento, no permite percibir la presencia de la potencia infinitesimal, aunque se realice un gran esfuerzo.
Y continúa argumentando, que sólo quienes perciban la inteligencia espiritual, logran la percepción de lo eterno y encuentran la diferencia con lo transitorio. Para ello es necesario que esté liberada de las formas duales.
Cuando se esté libre del falso ego, de la ilusión o de asociaciones degradantes, entonces se podrá reconocer la presencia del alma, pues indica, que aquellos imbuidos en la naturaleza material como resultado de la dominación del cuerpo, no pueden percibir la potencia infinitesimal eterna y que sólo aquellos iluminados por el ojo de la sabiduría, están en capacidad de tener acceso a dicho estado.
Así, únicamente con la cesación de los apegos ilusorios, con entusiasmo por lograr los alcances espirituales y una vez libres de las cadenas del deseo y de la ignorancia, esto es, sobrepasando la concepción dualista del placer y el dolor o de la felicidad e infelicidad, se llega al lugar sin retorno, allí donde el proceso perceptivo emana, gracias a la asociación eterna con el ser supremo.
El tiempo y la mente son inseparables, así que al aislar el tiempo de la mente, esta se detendrá, a menos que se escoja usarla.
El ego, identificado con la mente permanece atrapado en el tiempo, debido a la compulsión de vivir casi exclusivamente a través de la memoria y del instinto de anticipación, lo cual genera una ocupación interminable frente al pasado y una preocupación latente ante el futuro, creando en consecuencia una negativa a reconocer y a honrar el presente.
La compulsión surge porque el pasado da la identidad y el futuro contiene promesas de realización en innumerables formas. En la práctica, ambas situaciones son ilusiones.
Mientras tanto, en ningún momento se debe olvidar al ‘Ego’; ese descomunal tropiezo invisible que se atraviesa en el camino de la realización, junto con la porción de la mente consciente que lo mueve, mecanismos que se han venido entrenando incansablemente durante toda la vida, para interponerse entre el Ser y el Ahora.
Es por medio de la interferencia, como ellos logran tomar el control de la acción.
Se trata de fuerzas que se contraponen, pues mientras la mente se ocupa de fantasear o de distraerse, el ‘Yo Interno’, intenta concentrarse, convirtiendo dicha interacción, en un permanente juego de nunca acabar.

Todas las distracciones, son intentos del ego y de la mente por conservar el dominio del devenir de los sucesos, puesto que la mente se rehúsa a renunciar a su dominio, manejo y autoridad, mientras el ego, pretende seguir alimentando su inmensa vanidad y lo hace en todo momento.

El ego, ese motor del ente hílico que en uso de sus artes de seducción y vestido con sus mejores galas, se presenta como el más fiel amigo del hombre, puede llegar convertirse en el peor enemigo de la trascendencia del Ser, misión a cargo de la Pneuma o espíritu, y que en el caso que la psique o alma, no inyecte en forma suficiente y oportuna las dosis de humildad necesarias para corregir la inmensa corriente generada por la ponzoñosa vanidad propia del primero, se produce una pérdida de reconocimiento del Ser interior. Dennis Hebron.
Ahora bien, no se debe dejar de lado, que el funcionamiento del Ser involucra permanentemente al ego, elemento siempre presente en el accionar del ente, el cual pretende determinar lo que el ser debe hacer, cómo se debe hacer y por ello lucha incansablemente, buscando figurar, ser el protagonista y mantener el control.
La mente a su vez, indica lo que hay que hacer y especialmente se refugia en recordar los elementos que considera influyentes; mientras los nervios, aquellos que permiten actuar, también participan activamente, dictando las emociones, así algunas de ellas resulten nocivas como son por ejemplo: la autocrítica, la duda y la pérdida de confianza, entre tantas otras.
Cuando los tres impulsos hablan al tiempo, esto es, el ego, la mente y los nervios, y en especial cuando hay contradicción entre ellos, parece entonces que hablara una confusa multitud, así que resulta necesario hacerlos callar, porque entre todos o alguno de ellos, dañan la armonía y por tanto, se interponen obstáculos en la correcta ejecución de la decisión escogida hacia la acción conveniente. Como resultado de la existencia de esta separación, no se percibe la unidad y por tanto, el individuo debe aprender cuando el sentido de la unidad se aleja y entonces, debe propugnar con toda su capacidad y a cualquier costo, encontrarla de nuevo.
Parte de la solución es prometerse que no se luchará contra sí mismo, pues armónicamente se deben resistir las influencias del ego, de la mente y de los nervios utilizando una alta dosis de paciencia, sin pelear, ni oponerse, para lograr acceder el poder de la inteligencia más elevada. Se debe recordar que mientras más se esté dedicado a la lucha, más profunda resulta la desunión.
El distanciamiento no es propiamente tener indiferencia o pasividad, es alejarse para desde afuera, desarticular el ego, centrándose en activar el ‘Yo Interno’, y rindiéndose ante él sin temores, sin pretender ejercer el control y evitando emitir juicios perniciosos.
Distanciamiento, es entonces, tener una o varias visiones panorámicas de lo mismo, sea desde afuera, desde lo alto, desde lejos, desde cerca, desde adentro y desde cualquier otro ángulo que le sea posible acceder.
Todo momento es frágil y huidizo. Por hermosos que sean, no pueden conservarse los momentos del pasado. Por gozosos que sean, no pueden guardarse los momentos del presente. Por deseables que sean, no pueden atraparse los momentos del futuro. Pero la mente se desespera por fijar el río en un solo lugar, poseída por las ideas del pasado o preocupada por las imágenes del futuro, mientras que pasa por alto la simple verdad del ahora. Quien pueda disolver el tiempo en su mente, descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a la mano”. Lao Tsé.


Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Autor: Daniel García Vanegas.


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