martes, 29 de abril de 2014

EL AHORA

“Si quieres conocer el pasado mira el presente que es su resultado. Si quieres conocer el futuro, mira el presente que es su causa.” Proverbio japonés.

En el cimiento de todo accionar humano está la búsqueda del deleite y el beneplácito que no es otra cosa que la persecución de esa permanente sensación deliciosa, de sutil complacencia que resulta de vivir el instante actual, sin el peso del ayer, ni del mañana, pues durante la existencia, todos los engaños provienen de vivir el presente desde la memoria, sin llegar a introducirse completamente en cada instante de vida, como sería lo ideal.

No es que no haya niveles de conciencia o que algo impida recorrerlos, sino que esto sólo se puede hacer desde el fugaz ahora, esto es, desde éste mismo instante presente y precioso en el cual se respira; sin embargo, en esencia parecería que nadie toma consciencia, ni dispone de la presencia del tiempo, pues sólo, El Ahora está presente y al mismo tiempo se escapa en cada instante, mientras engañosamente, el observador cree que vive del ayer y hacia el mañana.

Planificar el momento en que se tendrá tiempo para ser consciente de las sensaciones, es dejar de hacerlo ahora y en cierta forma proyectar no llegar a serlo jamás; es algo así como hacer listas de momentos de conciencia futuros que nunca llegan, porque siempre se están haciendo nuevas listas de momentos futuros que en el fondo, exclusivamente pertenecen a la inconsciencia.

Vivir en el pasado no requiere valor, pues ya se conoce, vivir en el futuro no requiere temple, pues no ha llegado. Vivir El Ahora, requiere de una naturaleza dispuesta a explorar la realidad, sin procurar que su devenir, encaje en el ese diseño previo preconcebido y que forma parte de un sueño que se hizo de ella.

El principio filosófico más extendido y aceptado en las culturas modernas, pregona que la felicidad eterna, es el fin último del hombre y recuerda que cualquier momento de felicidad, es sólo una pequeña muestra de lo que puede llegar a ser la esperada sensación de felicidad perenne.

Esos instantes especiales son sólo propiedad del ahora y cada uno de ellos, únicamente se presenta en su debido momento. Bueno que luego se recuerden, es el retorno a la experiencia.

La más elevada sabiduría oriental predica: “En la vida, encuentra El Ahora y encontrarás la puerta del éxito”.

Parafraseando su significado, puede decirse frente a cualquier actividad: “Encontrar El Ahora, es encontrar la decisión justa”.

La actuación perfecta se logra con la debida sincronización.

El ritmo, la secuencia, la cadencia y la fuerza, se conjugan simultáneamente en un sólo instante, para que como por arte de magia, interactúen, lo hacen cada instante, así que el observador se habitúa.

Ésta sana suma de energías combinadas y muchas más, simplemente componen: “El Ahora”. El tiempo y la mente son inseparables, así que al aislar el tiempo de la mente, esta se detendrá, a menos que se escoja usarla.

El ego, identificado con la mente permanece atrapado en el tiempo, debido a la compulsión de vivir casi exclusivamente a través de la memoria y del instinto de anticipación, lo cual genera una ocupación interminable frente al pasado y una preocupación latente ante el futuro, creando en consecuencia una negativa a reconocer y a honrar el presente.

La compulsión surge porque el pasado da la identidad y el futuro contiene promesas de realización en innumerables formas. En la práctica, ambas situaciones son ilusiones.

En el ámbito espiritual, el tiempo es una ilusión. Lo que el observador percibe como precioso, no es el lapso tiempo, sino el único instante que está presente en el tiempo: El Ahora. Este es ciertamente, lo único valioso.  En cuanto más se enfoque el observador en sentir el tiempo, sea pasado o futuro, más se diluye El Ahora, perdiéndose lo más precioso que hay.

Nunca nada ocurrió en el pasado, ocurrió en El Ahora. Nunca ocurrirá nada en el futuro; ocurrirá en El Ahora… Lo mismo que la luna no tiene luz propia, sino que puede solamente reflejar la luz del sol, así el pasado y el futuro son sólo pálidos reflejos de la luz, el poder y la realidad del presente eterno. Eckhart Tolle.

Es precioso porque es único. Es todo lo que hay. Se trata del presente eterno que es el espacio en donde se despliega la vida, como factor constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en el que la vida no fuese El Ahora, ni nunca lo habrá.

En segundo lugar, El Ahora, es el único punto que puede llevar al observador más allá de los confines limitados de la mente. Es el único punto de acceso al reino sempiterno, sin requerir del tiempo o de la forma.

Lo indescifrable, es que aunque que en todo momento o siempre es El Ahora, algunas veces no parece así ante el resultado obtenido, pues algunas veces parece pronto y cuando no es pronto, resulta tarde y si se espera mucho, aún podría ser nunca. Por ello, sólo existe un momento adecuado para obtener la realización plena.

“Recuerde, El Ahora no pasa rápido, sólo pasa profundamente”. Anónimo.

Resulta incómodo perder El Ahora, pues ello aparta al observador del presente. Cuando se pierde “El tempo” se falla. Tempo en este caso, resulta ser la total conjugación armónica del tiempo y el ritmo.

Cuando se pierde el equilibrio y la sincronización, se produce cierta desalineación y desconcentración, se falla en el ritmo y por tanto, se traba la motricidad y hasta se llega a dificultar el proceso de pensamiento. Resulta inútil intentar corregir de modo consciente cada uno de los elementos constituyentes por separado, ya que la mente no puede ajustarlos todos simultáneamente por falta de capacidad.

Sólo el “Yo interior” lo puede lograr, siempre que como condición mínima, el individuo se sitúe a propósito en real su punto de ubicación y a continuación, encuentre El Ahora.

El secreto para encontrar el ritmo, es encontrar El Ahora profundo, puesto que el Ser dispone de una inmensa inteligencia apozada en el inconsciente.

Si bien la mente produce una serie de ideas consecutivas, sólo el inconsciente tiene la capacidad de desempeñar millones de funciones y transformaciones simultáneas, con absoluta precisión y certeza, y sorprendentemente, es capaz de hacerlo en todo momento, sin mostrarlo.

Los detalles son importantes si se pretende que el desempeño resulte perfecto, para lograrlo, se debe empezar por trasformar profundamente El Ahora y distinguir claramente la sutil y dinámica línea divisoria consciente que pasa entre el pasado y el futuro, y ella misma confluye en El Ahora.

Dicen las enseñanzas del Zen que hay que saber diferenciar la situación vital, de la vida misma. La primera, es un argumento netamente mental que existe en el tiempo, mientras la segunda, es el instante de la vida real que se ubica exclusivamente en el Ya, en El Ahora.

Sumergirse en el momento presente y permanecer en quietud mientras la acción sucede, es el secreto de realización de la acción extraordinaria.

El presente permite organizar la acción y realizarla con coordinación e inteligencia. Pensar para visualizar está bien y resulta ser un proceso necesario; sin embargo, pensar demasiado para llevar a cabo una decisión, también puede llegar a estropear el resultado.

Mientras tanto, en ningún momento se debe olvidar al ‘Ego’; ese descomunal tropiezo invisible que se atraviesa en el camino de la realización, junto con la porción de la mente consciente que lo mueve, mecanismos que se han venido entrenando incansablemente durante toda la vida, para interponerse entre el Ser y El Ahora.

Es por medio de la interferencia, como ellos logran tomar el control de la acción.

Se trata de fuerzas que se contraponen, pues mientras la mente se ocupa de fantasear o de distraerse, el ‘Yo Interno’, intenta concentrarse, convirtiendo dicha interacción, en un permanente juego de nunca acabar.

Todas las distracciones, son intentos del ego y de la mente por conservar el dominio del devenir de los sucesos, puesto que la mente se rehúsa a renunciar a su dominio, manejo y autoridad, mientras el ego, pretende seguir alimentando su inmensa vanidad y lo hace en todo momento.

El ego, ese motor del ente hílico que en uso de sus artes de seducción y vestido con sus mejores galas, se presenta como el más fiel amigo del hombre, puede llegar convertirse en el peor enemigo de la trascendencia del Ser, misión a cargo de la Pneuma o espíritu, y que en el caso que la psique o alma, no inyecte en forma suficiente y oportuna las dosis de humildad necesarias para corregir la inmensa corriente generada por la ponzoñosa vanidad propia del primero, se produce una pérdida de reconocimiento del Ser interior”. Dennis Hebron.

Ante la presión, los nervios se derrumban, ya que la lógica es lineal, por lo tanto, no es tan profunda, como profunda puede ser la sabiduría del Ser que es holística.

Sin embargo, por otra parte la tensión proveniente de la prevención, bloquea la información, cortando la fluidez del inconsciente.

El miedo por ejemplo, causa paralización afectando el desarrollo y resultado de la acción, la cual con preferencia, exige toda la posible relajación que se pueda alcanzar.

Es el momento de dejar atrás el mundo de la abstracción mental del tiempo, de librarse de la mente loca que le drena la energía vital al Ser y así despertar del profundo sueño del tiempo, para ubicar el presente.

La relajación mental, es un valioso secreto espiritual, el mismo que en la India se llama “Aliento sutil” o “camino hacia el alma”.

Sumergirse profundamente en el Ser, es disponer del poder para organizar la acción con sincronía y obtener una fuerte focalización en función del propósito y así poder realizarla por fuerza de la inteligencia. Aliento sutil, también es sumergirse en el presente, cuyo acto esencial, se asimila con meditar.

La respiración que como antes se destacó, es un hecho fisiológico, resume y proyecta todo lo que las células hacen en esencia, pues a cada estado de ánimo, le corresponde un tipo de respiración específica. Si se quieren encontrar y reconocer los niveles más profundos de la mente y del cuerpo, la respiración es la guía más confiable, incluso va mucho más allá del alcance del pensamiento, pues éste puede engañarse o engañar, y hacer creer que todo está bien, en cambio, resulta imposible esconder estados como el miedo o la incomodidad que se manifiestan en las latentes expresiones de la respiración.

La respiración siempre está y permanece en El Ahora, mientras los pensamientos y las emociones se pueden mover o contener voluntariamente dentro de un amplio espectro de tiempo, espacios definidos por la mente según lo desee, aún sin tener que llegar a enfrentarlos. Entre más lejanas se encuentren la tensión y la resistencia, el observador logrará permanecer en forma más relajada, auténtica y natural.

El caos y la ansiedad, se constituyen en capas visibles del comportamiento que se asemejan a cortezas superficiales de la realidad. La vida quiere ser ordenada por la naturaleza desde su interior y para ello, es necesario abrir la puerta del entendimiento total. Una vez conocido que: “La puerta está abierta”, el objetivo es logrado con mayor profundidad y quietud, así, el Ser sabrá cómo lograr la maestría suficiente, para realizar la acción debida. Consecuentemente, la real maestría consiste en encontrar un estado espiritual exaltado y convertirlo en una experiencia habitual.

La clave de la vida consiste en aprovechar al máximo el momento presente, relegando el pasado a su enseñanza y tomando en paz la expectativa del futuro.

Se hace entonces una analogía del tiempo, con el manejo de tres cargas sobre los hombros a la vez. Una pesada, corresponde al pasado que lleva el abrumador peso de las penas, los fracasos y las heridas que si no, se curan, siempre sangran. Otra que puede ser no menos agobiadora, si no se maneja con el debido cuidado o si se le permite a lo esperado, obedecer a los miedos, la indefección, la cobardía o desfallecencia. Pero hay una carga que se puede hacer más liviana y fácil de llevar que es la que contiene las dificultades y alegrías de un solo día, el de hoy. Llevar por anticipado la carga del mañana junto con la del ayer, resulta inmanejable. Es un error cargar los tres sacos simultáneamente pues cada uno tiene su espacio en el tiempo.

Un sano proverbio dice: “Bástale a cada día con su afán”,

El día es para crecer y la noche para descansar. En la línea del tiempo El Ahora es la realidad, es el presente. Sucesivamente cada instante muere, dando campo a un nuevo momento, el cual, irrebatiblemente se convierte, en la única y verdadera posesión del ser viviente, así que cada día, se convierte en una vida entera en miniatura y su paso se siente, en la proporción de la motivación individual para vivirla.

La realización de cualquier actividad, por exigua que esta sea, se convierte si así se desea, en un viaje hacia la maestría, siempre y cuando se cultive bajo un estilo suave, sencillo y natural, similar al que se logra al transitar por un bien delineado sendero a lontananza. Igualmente, la maestría se pierde fácilmente cuando se es muy severo o estricto consigo mismo o con los demás; también se extingue, cuando se actúa indolentemente, igual sucede, cuando por negligencia, se da espacio a la ignorancia, o se permite a sí mismo el abandono, hasta llegar a la desidia.

“Si te sientas en el sendero, ponte frente a lo que aún has de andar y de espaldas a lo andado”. Proverbio japonés.

Ahora bien, no se debe olvidar que el funcionamiento del Ser, involucra permanentemente al ego, elemento siempre presente en el accionar del ente, el cual pretende determinar lo que el ser debe hacer, cómo se debe hacer y por ello lucha incansablemente, buscando figurar, ser el protagonista y mantener el control.

La mente a su vez, indica lo que hay que hacer y especialmente se refugia en recordar los elementos que considera influyentes; mientras los nervios, aquellos que permiten actuar, también participan activamente, dictando las emociones, así algunas de ellas resulten nocivas como son por ejemplo: la autocrítica, la duda y la pérdida de confianza, entre tantas otras.

Cuando los tres impulsos hablan al tiempo, esto es, el ego, la mente y los nervios, y en especial cuando hay contradicción entre ellos, parece entonces que hablara una confusa multitud, así que resulta necesario hacerlos callar, porque entre todos o alguno de ellos, dañan la armonía y por tanto, se interponen obstáculos en la correcta ejecución de la decisión escogida hacia la acción conveniente. Como resultado de la existencia de esta separación, no se percibe la unidad y por tanto, el individuo debe aprender cuando el sentido de la unidad se aleja y entonces, debe propugnar con toda su capacidad y a cualquier costo, encontrarla de nuevo.

Parte de la solución es prometerse que no se luchará contra sí mismo, pues armónicamente, pues el distanciamiento no es propiamente tener indiferencia o pasividad, sino alejarse para desde afuera, desarticular el ego, centrándose en activar el ‘Yo Interno’, y rindiéndose ante él sin temores, sin pretender ejercer el control y evitando emitir juicios perniciosos.

Distanciamiento, es entonces, tener una o varias visiones panorámicas de lo mismo, sea desde afuera, desde lo alto, desde lejos, desde cerca, desde adentro y desde cualquier otro ángulo que le sea posible acceder.

“Todo momento es frágil y huidizo. Por hermosos que sean, no pueden conservarse los momentos del pasado. Por gozosos que sean, no pueden guardarse los momentos del presente. Por deseables que sean, no pueden atraparse los momentos del futuro. Pero la mente se desespera por fijar el río en un solo lugar, poseída por las ideas del pasado o preocupada por las imágenes del futuro, mientras que pasa por alto la simple verdad del ahora. Quien pueda disolver el tiempo en su mente, descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a la mano”. Lao Tsé.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Autor: Daniel García Vanegas.


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martes, 22 de abril de 2014

LA TEMPORALIDAD

“El tiempo es un gran maestro que arregla muchas cosas”. Pierre Corneille.

Históricamente el tiempo no se ha podido definir con absoluta claridad, pues siempre ha estado referido tanto a ciertos sucesos, como a su registro.

De alguna manera se asimila a un intervalo o lapso de duración de su transcurrir, sirviendo de base para establecer el mejor punto de referencia posible, en especial, para la ubicación del acaecimiento de un suceso.

Esto es evidenciado por la forma como se precisa en las narraciones, utilizando por facilidad, términos como el «antes», el «ahora» y el «después» o el «entonces» expresados como los momentos a referirse y en el mejor de los casos, se acude a reseñar las fechas tomadas del calendario, horas o instantes como una manera válida de medición o como un no menos valioso, punto de registro.

Pues bien, el calendario es el instrumento de medida orbital de la tierra. Sucede en cuanto la Tierra gira durante un año de 365 días alrededor del Sol, mientras el día de mide por la rotación que realiza sobre su propio eje durante un plazo de 24 horas. Por su parte, la Luna que coincide en su plazo de rotación y traslación con el de Tierra, igual gira alrededor de la tierra, por espacio de 28 días del llamado ciclo lunar, cuyo múltiplo 13, se aproxima al solar,  más no coincide exactamente.

Para el cálculo normal del paso del tiempo relativo a la tipología del mes, se toman dos ciclos:
ü  El artificial o gregoriano, método por tradición aceptado según lo ha establecido el calendario occidental que es el que por su amplia difusión impera hoy y que corresponde más a una medida irregular y arbitraria derivada de los caprichos de las decisiones de una sucesión de gobernantes y que para el caso, es identificado como12:60.

ü  El natural o lunar derivado del calendario sagrado Maya o Tzolkin que es referido matemáticamente como 13:20. Los Mayas desarrollaron una inteligente formulación matemática, la cual marca con mayor precisión el orden sincrónico que corresponde al tránsito de la tierra dentro del sistema estelar galáctico siguiendo con lógica su movimiento de traslación anual. Según su análisis, lo hace durante trece períodos lunares de 28 días cada uno. Este modelo cubre 364 días del año que equivalen a 52 semas de 7 días, quedando un día y un cuarto de día sin cubrir que aparentemente es el tiempo que gana la velocidad al navegar en el mismo sentido de la rotación dextrógira del planeta, ya que como prueba, la luna, el sol y las estrellas, aparecen por el oriente, todo, en función del modo de giro de la rotación del planeta. Complementa el cuadro, el hecho que cada estación tiene un tránsito orbital exacto de 91 días que suceden entre cada solsticio y el siguiente equinoccio.

Nota: La notación numérica, 12:60 y 13:20, muestra el primer dígito referido al número de períodos y el segundo, al múltiplo matemático escalar, utilizado en su cálculo.

Pues bien, al poner en duda lo correcto del funcionamiento del sistema calendárico gregoriano hoy vigente, sólo queda por analizar más en detalle, la conveniencia de implantar el uso del sistema natural lunar.

Para efectos del análisis comportamental humano, el calendario sagrado Maya o Tzolkin que se relaciona con la ‘tabla de permutaciones’ o Buk-Xoc, funciona por medio de la interacción de trece tonos galácticos, representados por las articulaciones del cuerpo humano y los periodos lunares, con los veinte sellos solares del ciclo impresos en los dedos de manos y pies, también asociados con los veinte aminoácidos del ADN, modelo que según sus enseñanzas, marca la energía regente cada día. Así, a cada persona le corresponde un Kin o ‘energía de movimiento’, en todo caso, definida por el día de nacimiento individual.

Puede decirse que los 260 giros o combinaciones posibles dadas en el Tzolkin son la denominada: ‘Sagrada cuenta de los días de la mente’, donde Tzol es cuenta, Kin es día y Maya es mente. Entonces, 13 Tonos galácticos x 20 sellos solares = 260 kin del ciclo Tzolkin.

Trece son los tonos galácticos o poderes de la creación y cada uno conlleva un grado de vibración energética o energía Yin, femenina lunar. Cada Tono tiene un nombre, una acción, una esencia y una función de poder creativo.

TZOLKIN - TONOS GALÁCTICOS

Nombre
Acción
Energía
Esencia
Función
HUN
Atraer
Magnética
Propósito
Unificar
KA
Estabilizar
Lunar
Desafío
Polarizar
OX
Unir
Eléctrica
Servicio
Activar
KAN
Medir
Auto Existencia
Forma
Definir
HO
Comandar
Armónica
Esplendor
Empoderar
UAK
Equilibrar
Rítmica
Igualdad
Organizar
UUK
Inspirar
Resonante
Armonización
Canalizar
UAXAK
Modelar
Galáctica
Integridad
Armonizar
BOLON
Realizar
Solar
Intención
Pulsar
LAHUN
Producir
Planetaria
Manifestación
Perfeccionar
BULUC
Divulgar
Espectral
Liberación
Disolver
LAHAC
Universalizar
Cristal
Cooperación
Dedicar
OXALHUN
Trascender
Cósmica
Presencia
Perdurar

Complementando el cuadro anterior aparecen los 20 Sellos Solares que igual, cada uno se asocia con un nombre, una esencia, una acción y un poder. La combinación de los sellos con los tonos producen los Kin, que en general influyen en los comportamientos individuales.


TZOLKIN – SELLOS SOLARES

Número
Nombre
Sello
Esencia
Acción
Poder
1
IMIX
Dragón
Ser
Nutrir
Nacimiento
2
IK
Viento
Aliento
Comunicar
Espíritu
3
AKBAL
Noche
Intuición
Soñar
Abundancia
4
KAN
Semilla
Atención
Atinar
Florecimiento
5
CHICCHAN
Serpiente
Instinto
Sobrevivir
Fuerza vital
6
CIMI
Lazo
Oportunidad
Igualar
Muerte
7
MANIK
Mano
Curación
Conocer
Realización
8
LAMAT
Estrella
Arte
Embellecer
Elegancia
9
MULUC
Luna
Flujo
Purificar
Agua Univ
10
OC
Perro
Lealtad
Amar
Corazón
11
CHUEN
Mono
Ilusión
Jugar
Magia
12
EB
Humano
Sabiduría
Influenciar
Voluntad
13
BEN
Caminante
Vigilancia
Explorar
Espacio
14
IX
Mago
Receptividad
Encantar
Atemporalidad
15
MEN
Águila
Mente
Crear
Visión
16
CIB
Guerrero
Intrepidez
Cuestionar
Inteligencia
17
CABAN
Tierra
Sincronía
Evolución
Navegación
18
ETZNAB
Espejo
Orden
Reflejar
Sin fin
19
CAUAC
Tormenta
Energía
Catalizar
Autogeneración
0
AHAU
SOL
Vida
Iluminar
Fuego univ

Por otra parte, muchos otros intentos de definir el tiempo, sólo se refieren a su naturaleza, aun cuando en su verdadera interpretación se crean dudas, así, lo único cierto a la luz de la explicación científica actual, es que el tiempo, no es una dimensión en el espacio, como fue la creencia popular más común, durante muchos siglos.

Perceptivamente para el individuo desapercibido, su transcurrir sugiere que el tiempo se origina en algún momento y debe terminar en otro, ya que son las vivencias, las que permiten experimentar su recorrido.

Sin embargo, independientemente de la forma cómo se perciba el lapso entre el «entonces» y el «ahora», el tiempo siempre ha estado presente en el permanente transcurrir de la vida, actuando como un hilo conductor que une lo anterior y lo actual, de forma que su simple existencia, permite intuir e inclusive con cierto grado de precisión, predecir la forma de programar lo futuro.

El tiempo, es al mismo tiempo objetivo y subjetivo. Es objetivo pues matemáticamente se trata de una progresión lineal que acompaña el cambio universal.

Y es subjetivo, ya que es se trata de una tasa de procesamiento medible de una manera integral que además, permite la inclusión del registro de los eventos en la conciencia individual y aplica en la formulación del cambio, de la conciencia colectiva.

Vista a nivel individual, la comprensión del tiempo está lejos de ser aclarada; aunque se sabe que tiene que ver con la sensación de velocidad resultante de su transcurrir que queda registrado en la conciencia.

Entonces, existe una estrecha relación entre la conciencia y la velocidad de percepción asociada con el transcurso del tiempo.

Son varios los elementos que alteran la percepción humana sobre la velocidad del paso del tiempo.

Tal vez el primero, es el volumen del registro de información almacenado en la memoria-conciencia; pues cuanto mayor sea dicho volumen, da la impresión que el tiempo pasa más rápido. Por lo contrario, ante un volumen de información disponible reducido, aparentemente se percibe lento el paso del tiempo.

Además, a mayor información, mayor es la conciencia, por lo tanto, con el paso del tiempo, su volumen es más amplio e incluyente. Así el pasado sirve de apoyo para la toma de decisiones y con buen criterio, cada vez se hace más acertado el individuo, en la forma de prever el futuro.

La experiencia también altera la manera de sentir el paso del tiempo. Un evento repetido muchas veces, por ejemplo una rutina, hace que la sensación del tiempo casi desaparezca. Mientras la introducción de una nueva acción o una novedad en el proceso, hace que aparentemente, el tiempo se extienda.

El proceso de aprendizaje, por el esfuerzo implícito que conlleva, hace que el tiempo se experimente como más prolongado. Por ello, en general el tiempo se presenta más acelerado para las personas mayores quienes comentan que la vida pasa muy rápido, esto posiblemente se debe a que la transformación de los hechos cotidianos a experiencia, se efectúa a un ritmo más elevado, aun sin contar con una mayor intensidad posible.

El estado de ánimo igualmente interviene en dicha apreciación. Cuando se experimenta felicidad, el tiempo pasa volando. En contraposición, ante la tristeza, parece que el tiempo se extiende una eternidad. Esto determina que los estados de mayor intensidad de conciencia, marcan una sutil utilización del tiempo, pues ante el estímulo positivo, el tiempo es más liviano, ligero o aparentemente pasa más rápido, pues así, la energía positiva está estimulada y compromete un menor uso, de los estados de conciencia.

Por su parte, la carga negativa hace el tiempo más denso, más pesado y más lento, ya que requiere de mayor decisión y empeño, para procesar las experiencias.

Igual, la aceptación o el rechazo de alguna manera influyen en la alucinación de relatividad del tiempo. La aceptación influye en la velocidad de procesamiento de la experiencia, mientras la resistencia desacelera o frena la tasa de procesamiento, esto es, modifica la experiencia de sensación de paso del tiempo.

La Intensidad del momento, de forma similar tiene que ver con la sensación de transcurrir del tiempo. No es lo mismo dormir que por ejemplo estar ante un inminente peligro, pues aunque transcurran los mismos minutos cronológicos, la representación del lapso de tiempo en la mente, es absolutamente diferente.

Por otra parte, la velocidad de procesamiento y la sensación del paso del tiempo, en algunos casos cumplen una función inversa.

Al estar en un estado superior de manejo de cualquier situación, el proceso se percibe más rápido y por lo tanto, el tiempo aparentemente es más corto, mientras que ante nuevas experiencias o cuando la capacidad de procesamiento de las experiencias se encuentra en un estado inferior de manejo, el tiempo se percibe más largo.

Cuanto mayor sea el estado de consciencia, mayor será la posibilidad de incluir más elementos del pasado o aspectos del aprendizaje adecuados, en los procesos del pensamiento.

Cuando el análisis basado en la retroalimentación y la experiencia es continuo, la mente produce más opciones de los posibles escenarios futuros que se van creando cada vez, de una forma más óptima.

Según los Vedas, cuanto mayor es la conciencia, más rápido pasa el tiempo. Indican que para una persona iluminada, ‘el cuerpo de causalidad’ denominado el alma, el tiempo es tan acelerado que el paso de toda una vida se le llega a antojar como si fuera un solo día, confirmando de esta forma, la verdadera concepción, de la innegable relatividad del tiempo.

El pasado ya está establecido y no cambia, y sólo los recuerdos permiten una vista al pasado. Lo que sí está cambiando permanentemente, es su interpretación.

Cuando el pasado produjo resistencia, luego se interpreta como un perjuicio que actúa en el presente como un detrimento. Cuando el pasado ha generado aceptación, posteriormente se interpreta como un recurso positivo que faculta el presente y apoya el futuro.

Es interesante resaltar que el cambio voluntario del nivel físico del tiempo es posible, por medio del cambio consciente de uso del mismo.

Su modificación permite, como base de referencia, volverlo más denso y lento en comparación con niveles normales experimentados en los más altos estados de cualquier proceso.

Como ejemplo se propone un ejercicio para manipular la sensación de extensión del tiempo.

Tómese mayor tiempo que el normal para ejecutar cualquier acción que habitualmente se haga en forma automática, entonces se resalta que simplemente por este medio, se logra tener una experiencia real, de la supuesta prolongación del tiempo.

La sensación opera del mismo modo, cuando voluntariamente se acelera el transcurrir de la acción, buscando hacerla en un menor lapso de tiempo que el utilizado en forma habitual.

Por tanto, en la medida en que crezca la conciencia, se incrementa la capacidad de cosechar cantidades cada vez mayores, de valiosas lecciones cultivadas en el pasado.

Si bien los eventos son temporales, la conciencia de la experiencia adquirida perdura para siempre.

El potencial del futuro radica en lograr mejorar la percepción, en la medida de la influencia tomada de la colección de los aprendizajes pasados y así, conseguir que intervengan activamente en la decisión y uso de las mejores formas de hacer las cosas, esto, tomado como una definitiva contribución de lo que comúnmente se llama la incidencia del tiempo, en la construcción de una mejor vida.

“El tiempo no es lo que parece. No fluye sólo en una dirección, el futuro existe simultáneamente con el pasado”. Albert Einstein.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Autor: Daniel García Vanegas.

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