martes, 20 de mayo de 2014

ÉTICA Y MORAL (II)

“El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo. El hombre es hombre, sólo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas infundiendo el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir, es la simple voluntad de vivir.” Simone De Beauvoir

Si se asume el término bueno o bien, en un sentido práctico, puede decirse que es aquello objetivo que mueve a voluntad por medio de ciertas representaciones de la razón y no, a partir de causas subjetivas, utilizando razones válidas para su realización en cualquier ser racional.

Para que un acto sea moralmente bueno, deben ser buenos los tres factores fundamentales que lo motivan, ellos son:

1.      El sujeto: objeto-contenido, esto es, tanto lo que se hace, como la materia del acto.
2.      El predicado: circunstancias o aquellos factores y aspectos que determinan y precisan el objeto. Corresponden al quién, al cuándo, al cómo y al dónde, entre otros.
3.      El fin: intención o motivo del acto, esto es, aquel propósito para el cual se produce el mismo.

Basta con que uno de estos tres factores sea malo, para hacer que todo el acto en conjunto resulte malo, ya que aún el fin bueno, no justifica la utilización de medios malos.

Según Kant, si el ser humano dependiera sólo de la sensibilidad, sus acciones estarían determinadas por impulsos sensibles, si fuera únicamente racionalidad, entonces serían determinadas solo por la razón.

Pero el ser humano es al mismo tiempo sensibilidad y razón, y es ésta posibilidad de elección, la que determina la libertad o libre albedrío y la que hace de él, un ser autónomo.

Los actos son influenciados por la conciencia, ésta, como parte de cada ser humano y como norma subjetiva, tiende a ser moral, ya que se apoya tanto en los principios morales inculcados, como en el sentido moral que le acompaña.

Los principios morales son expresiones de la ley moral natural, por eso al obrar de alguna manera contraria a la propia moral, con frecuencia se dice que el observador no se siente bien con lo que hizo, porque su conciencia le dice que no ha debido hacerlo, lo que en el fondo se considera, un remordimiento de conciencia.

En general, el individuo procura obrar con conciencia recta, lo que supone un proceso de auto-reflexión o de consulta a los demás, para de esta forma ir adquiriendo una conciencia formada y madura.

El problema se plantea entonces cuando el individuo está bajo la forma de conciencia perpleja o de conciencia dudosa; la conciencia perpleja supone un conflicto de deberes y se tiene que inclinar por el que parece más fuerte o imperioso, mientras que en la conciencia dudosa, se debe descartar para salir de dudas y luego formar una conciencia moralmente cierta.

En resumen, la moral debe definirse como el código de buen comportamiento dictado por la experiencia del género humano para servir como patrón uniforme de la conducta tanto de los individuos, como de los grupos.

Atenerse a los códigos morales de la sociedad en que se vive, sería equivalente a mantener una conducta ética.

La existencia de la ley moral, aplica en las relaciones que establecen los individuos entre sí, aun cuando se pueden presentar con alguna frecuencia diferencias de criterio.

En un primer nivel, la costumbre evita y resuelve tales diferencias. En segundo nivel, el derecho y las leyes serán quienes las regulen y solucionen.

Pero existe un sector de las relaciones humanas, en el cual, por su carácter, o bien personal, o bien perteneciente a una escala de valores y creencias, donde ni el derecho, ni la costumbre tienen influencia.

En esta esfera es entonces donde aparece la acción de la moral. En ella se encuentran una serie de valores y normas, cuyo cumplimiento o incumplimiento, no conlleva consecuencias físicas, económicas, ni legales. Es el individuo mismo, su propia apreciación y valoración como ser humano, quien se ve afectado o beneficiado, del mal o buen proceder moral aplicado.

El seguimiento o no de la costumbre, la observación o no de la ley, no hace a la persona más o menos digna, tan solo la hace más o menos tradicional o más o menos legal.

Un convicto criminal, no es menos persona por haber violado la ley, sino por haber faltado al precepto moral implícito en la ley (no matar, no robar), o a la obediencia de la ley establecida como valor moral.

Entonces, se puede determinar un sector de comportamiento humano que supera la simple descripción de los hechos o la explicación por sus causas.

Es un sector donde el comportamiento, independiente de sus particulares objetivas o concretas, entra en las dimensiones abstractas de lo bueno y lo malo.

Los valores morales son de orden práctico, pues miran las acciones del hombre en cuanto proceden de su voluntad y no de la obra que llevan a cabo. Ellos determinan el valor de la persona humana y son relativos y cambiantes. Igual, son intrínsecos e instrumentales en el individuo y pasan a ser extrínsecos, al ser socialmente valorables.

La ética

Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras.
Cuida tus Palabras porque se volverán Actos.
Cuida tus Actos porque se harán Costumbre.
Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter.
Cuida tu Carácter porque formará tu destino
Y tu Destino será tu vida…. Mahatma Gandhi

El sentido más antiguo de la ética nace del griego ethika, y deriva en éthos, “comportamiento o costumbre”. Éthos, asimismo es el suelo firme, el fundamento de la praxis, la raíz de la que brotan todos los actos humanos.

Originariamente significaba "morada" o "lugar donde se habita" y con el tiempo, terminó por señalar el tipo de "carácter" o el "modo de ser" que se obtiene mediante la fuerza del hábito y no, por naturaleza.

Dicho hábito sea, peculiar o adquirido de la persona, nace "por repetición de actos iguales”, en otras palabras, los hábitos son el principio intrínseco de los actos, aquellos con que se acuña el alma.

La ética sin embargo, no prescribe ninguna norma o conducta ni manda o sugiere directamente qué se debe hacer.

Su cometido, aunque pertenece al ámbito de la praxis, es mediato, no inmediato, y consiste en aclarar qué es lo moral, cómo se fundamenta racionalmente una moral y cómo ha de ser aplicada la misma posteriormente, a los distintos ámbitos de la vida social.

El venezolano Joaquín Trincado, en su libro: “Filosofía Austera Racional” define la ética, como: “La rama de las ciencias filosóficas que investiga las leyes de la conducta humana, para formular las reglas que convienen al máximo grado de la evolución psicológica y social del hombre”.

El objetivo que le corresponde a la ética en cuanto a disciplina filosófica, es esclarecer, reflexionar y fundamentar la moral como experiencia humana, en búsqueda de la profunda realización del Ser.

Estudia concretamente, qué actos son: "buenos" o "malos", "correctos" o "incorrectos", "justos" o "injustos". En general, la ética estudia el bien, entendiendo éste, como aquello que perfecciona la naturaleza.

La ética es una reflexión sobre el hecho moral que busca las razones que justifican que se utilice un sistema moral u otro, e incluso que se aconseje.

Por lo tanto, se podría definir la ética como aquella parte de la filosofía que ha de dar cuenta del fenómeno moral en general que trata de la moral y de las obligaciones que rigen el comportamiento del ser humano en medio de la sociedad.

Aristóteles dio la primera versión sistemática de la ética que dice que: Es el compromiso efectivo del ser humano que lo debe llevar a su perfeccionamiento personal.

Es el compromiso que se adquiere consigo mismo de ser siempre más y mejor persona. Se refiere a una decisión interna y libre del individuo que en sí no representa una simple aceptación de lo que otros piensan, dicen o hacen.

Aunque toda división es de alguna manera arbitraria, si es lo suficientemente práctica como para hacer comprender toda la gama de dilemas que son objeto de la reflexión filosófica de la ética, resulta aceptable.

Los contenidos de la ética, se dividen en tres grandes ramas:

1.      Ética Fundamental que se preocupa de las condiciones epistemológicas que debe considerar la reflexión sobre los principios y las teorías en las que se basan los juicios morales. Ella pone en evidencia las distintas concepciones antropológicas y cosmológicas que subyacen a las teorías éticas. Teniendo en cuenta la reflexión de los "fundamentos", es la ética que con su metodología reflexiva y racional propia, anima a que los seres humanos pongan en práctica lo recto, en las circunstancias concretas de su vida.

2.      Ética de la Persona: que se preocupa de los dilemas éticos que se suscitan en el ser humano cuando, como individuo, es puesto en relación con sus semejantes. Comprende entre sus ramas fundamentales, a la Bioética que a su vez comprende a la ética bio-sanitaria, a la psico-ética y a la ética sexual, considerada la ética de las relaciones interpersonales familiares, amistosas y la ética que corresponde a la relación de los pequeños grupos humanos llámese del barrio o el vecindario, entre otras.

3.      Ética Socio-Política: que ocupa de aquellos dilemas suscitados en ámbitos que trascienden a las relaciones interpersonales y tienen lugar en la sociedad o en las instituciones, aun considerando que en principio la ética es de carácter personal. En esta última confluyen, la ética de la dinámica política, la ética de los sistemas económicos, de las relaciones laborales o comerciales, la ética de los medios de comunicación, ética de masas, etc.





Los Problemas de la Ética

La existencia de las normas morales siempre ha afectado a la persona, ya que desde la primera infancia se capta por diversos medios la existencia de dichas normas, y de hecho, siempre se resulta afectado por ellas, sea en forma de consejo, de orden o en otros casos como una marcada obligación o prohibición; más eso sí, siempre establecidas con el fin de orientar e incluso determinar la conducta humana.

Puesto que las normas morales existen en la conciencia de cada quien, esto provoca que existan diferentes puntos de vista y por ende, se suscitan problemas en el momento de considerar las diferentes respuestas existenciales que ejercen las personas frente a ellas.

Algunos de estos problemas se mencionan a continuación.

El Problema de la Obligación Moral, está íntimamente ligado con el tema de los valores ya que normalmente se dice que lo que se hace por obligación, es impuesto y pierde todo mérito, en cambio, cuando el acto se realiza por propio convencimiento, éste adquiere valor moral.

Con esto se da a entender que la obligación moral le quita al individuo la única posibilidad de ser autónomo, al no actuar de acuerdo con su propia moralidad y con su propio criterio. Pero hay que aclarar también que una cosa es la obligación entendida como coerción externa y otra como la obligación basada en la presión interna que ejercen los valores imbuidos en la conciencia de una persona.

La entendida como coerción externa, es como una obligación, y fomentar su uso para favorecer la coexistencia social, puede crear en los individuos una falsa moral o el mal uso de esta, al favorecer más en beneficio propio que el de la sociedad. En cambio la moral la basada en los valores internos, obedece exclusivamente al propio criterio del observador.

De ahí la importancia de inculcar ciertos valores morales y de ética, como principios de vida, fomentando de este modo el carácter humanitario y cooperativo hacia los otros y por ende, hacia la sociedad. La condición de la denominada Libertad Humana, no es del todo real, ya que todo individuo está de cierta forma condicionado por una sociedad en la cual toda persona actúa bajo una presión social, cultural o laboral.

De todas formas, considerando que la ética y la moral, permiten conservar el valor de la conciencia en sí misma, lo que permite al observador, actuar con base a un criterio propio. El problema de fondo radica en la incompatibilidad de la libertad humana, frente a las normas morales, o sea en el conflicto que presenta el ser, con el deber de ser.

En términos prácticos, se puede aceptar que la ética es la disciplina que se ocupa de la moral, de los asuntos que competen a los actos humanos exclusivamente, y que los califica como buenos o malos, a condición de que ellos en todo caso sean libres, voluntarios y conscientes. Igual, puede entenderse cómo el cumplimiento del deber, es relacionarse adecuadamente con lo que se debe o no se debe hacer. Tal como se indicó, la ética busca la perfección de las personas, estudia de modo más concreto, qué actos son "correctos" o "incorrectos", "justos" o "injustos", o en líneas generales, cuáles son: "buenos" o "malos".

La ética estudia el bien, entendiendo por bien, aquello que perfecciona la naturaleza. La ética pretende la realización de la persona humana mediante los valores. Asimismo, no sería equivocado, de manera alguna, interpretar el concepto de ética, como la real moralidad de la conciencia.

En resumen, la Ética tiene por objeto formal "la valoración de la actividad del hombre, en su carácter más humano".

Por consiguiente y en el fondo, trata de definir cuál es la actividad propiamente humana, su valoración específica y muestra las otras propiedades y consecuencias que concurren en la acción humana. Como rama de la filosofía, le interesa el estudio de la esencia de los actos humanos, donde con su praxis, trata de esclarecer cuáles son las características propias de todo acto humano. Una de ellas, es la libertad, pues sin ella no hay acto humano sino acto individual y la condición indispensable de un valor moral, es el acto humano libre, es decir, un acto ejecutado por iniciativa propia. Otro aspecto fundamental que ha estado conectado con la ética desde los tiempos de Aristóteles, es el tema de la felicidad.

La felicidad en éste caso particular, puede definirse como la actualizac
ión de las potencias humanas, es decir, la realización y el ejercicio de las facultades naturales y demás capacidades del hombre. Cuando el hombre pone a funcionar sus potencialidades, la consecuencia natural es la obtención de felicidad. Además y por mucho, éste es el fin último, propio del hombre. El ser humano está hecho para ser feliz. Por ello, desde el punto de vista de la filosofía y la psicología, la felicidad es la consecuencia normal del funcionamiento correcto del ser.

Posición que comparte la ética emersoniana citada por José Ingenieros (1951) que dice así:

"... el mal no existe en el mundo como entidad positiva sino como una ausencia del bien. Lo que suele llamarse mal sería un simple no bien o menos bien; la maldad humana sería una incapacidad para la virtud,... una ausencia de la gracia natural... La gracia natural puede adquirirse y desarrollarse para el hombre, siendo el mismo una parte de la divinidad, lleva en sí la capacidad para el bien, una partícula de gracia capaz de florecer..."

Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas.

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