martes, 15 de julio de 2014

SIMBOLISMO ESPACIAL (III)

“El ignorante critica porque cree saberlo todo, en tanto que el sabio respeta porque reconoce que puede aprender algo nuevo” Anónimo.

Para la filosofía oriental, el simbolismo es: “El arte de pensar en imágenes”. Este ejercicio, es asignado por los entendidos en neurología y en comportamientos, como una función adelantada con preferencia por el hemisferio derecho del cerebro.

El simbolismo del espacio y de las formas que lo acompañan, se basa en las relaciones universales establecidas por medio de signos. De hecho, estos tienen una relación intrínseca con la idea que se busca representar.

En la cultura oriental, cuando lo observado sirve como referente, su significado se asimila con los símbolos naturales de C.G. Jung, puesto que responde a imágenes arquetípicas esenciales, ordenadas bajo un sistema que por esencia, atiende la visión primaria del mundo.

Para acercarse un poco al concepto, el maestro Lao Tsé sostiene que en la profunda base del pensamiento cosmológico y filosófico, el Tao es un concepto abstracto que en general resulta mal entendido y mal interpretado por los occidentales, e incluso por orientales desconocedores de los conceptos primordiales del pensamiento taoísta. Se define así el Tao como un concepto súper-profundo de unidad esencial que escapa de la idea fija y mítica de Dios, para ser algo abstracto, amorfo, intangible, inaudible y distante.

Aparece como ‘El Principio Supremo de toda realidad’, por ello da nombre al movimiento. Sin embargo, el principio en sí no puede ser expresado pues carece de nombre. Además, es invisible, inaudible, intangible, inmutable y se considera el origen de toda multiplicidad. Precede a Cielo y Tierra, es silencioso, ilimitado, y dotado de un movimiento cíclico primigenio perpetuo, siendo el ancestro de todos los Seres.

Asegura que si bien todas las formas de la naturaleza surgen del Tao, así mismo indica que de él emana lo que no tiene forma. En consecuencia, el Tao es descrito como una de las dos cosas, e incluso como el neutro primario del que surge todo lo demás, dando el origen cosmológico y la esencia de toda la existencia. Por lo tanto, el concepto básico de la filosofía taoísta, sostiene que bajo ningún aspecto el Tao corresponde a una sustancia vaporosa o un ser sobrenatural.

Acerca del origen del Tao, Lao Tsé dice que él, es la esencia fundamental de todas las cosas por ser el origen de las mismas y el no-Tao es la creación de algo o alguien más, porque hay cosas en el universo que se derivaban de las mutaciones constantes del Tao, así que allí están consignadas las cosas que la gente no logra catalogar bajo nomenclaturas previsibles, pues el Tao mismo no es algo, sino que es la cosa en sí misma, sin detentar ninguna forma absolutista, ni imperatividad jerárquica, puesto que es el generador de la esencia infinita y de los cambios posteriores que tomaron cuerpo en diferentes manifestaciones. De modo que tanto los seres animados, como los objetos inanimados en la Tierra y el cielo, son formas que surgen de cambios derivados de la propia naturaleza anterior, lo que es en el fondo, la naturaleza madre de todas las cosas.

En su ancestralmente neutral forma, la naturaleza existía por sí misma y por sí misma, fluyó y adoptó todas formas que se manifiestan espacial y temporalmente; es a esto, lo que Lao Tsé denomina el Tao, explicando que Tao, es sólo uno de los tantos posibles nombres asumidos para él, aclarando que éste nunca será el nombre original, ya que son los hombres los que requieren del ejercicio de nominar para llegar a admitir, no obstante indica que la naturaleza misma, no tiene nombres, ni los usa, ya que de por sí, no los necesita.

“El nombre que puede ser nombrado, no es el nombre inmutable”.

Según “El Libro de los Cambios”, de origen chino, todos los fenómenos naturales son duales, de manera que conforman la oposición fundamental entre el Yang y el Yin. Lao Tsé sostiene la relatividad de esta dualidad y por lo tanto, su existencia natural. Los dos aspectos ontológicos del Tao permiten categorizar lo más claro y perceptible del universo que abarcan los aspectos y creaciones del Ser y del no-Ser, cualquiera que sea el ocultismo y la metafísica subyacente en el aspecto de su existencia. Sin embargo, esta manifiesta etereidad ontológica, no es la ‘antítesis’ del Ser, pues la metafísica taoísta no es antagónica, del modo como se estima en occidente, pues para Lao Tsé, la naturaleza es relativa y por lo tanto en el Ser y en el no-Ser, hay dos aspectos diferentes pero complementarios.

El Tao en su filosofía básica, no considera dos posiciones diferentes, ni entra a enfrentar una con otra, pues considera que la totalidad, forma parte de la evolución cósmica, aun cuando paradójicamente igual reconoce la dualidad de las manifestaciones físicas, como un factor indispensable del proceso de cambio.

El Yin-Yang procedente de la filosofía y de las ciencias antiguas, constituye un pilar fundamental de cualquier disciplina, arte o ciencia, en particular en la China. Marca la aparición de la noción de dualidad que sale del carácter único de la Energía; es el sentido de la expresión del Nei Jing: "Yin/Yang es la unidad que engendra la dualidad”.

Esta noción de dualidad, es universal en el mundo manifestado. La impermanencia de los fenómenos y su transformación se derivan en cambios perpetuos o en correspondencias. Todas las cosas y todos los fenómenos tienen dos aspectos: un aspecto Yin y un aspecto Yang. Resulta imposible proponer una lista exhaustiva de los objetos de aplicación de la teoría del Yin/Yang, puesto que esta dialéctica, es de carácter universal. Se halla directamente unido a la impermanencia del mundo manifiesto, a la alternancia de los contrarios, y es en el fondo, el fundamento mismo del movimiento perpetuo del universo.

Ningún fenómeno persiste eternamente en su naturaleza particular, ya que los criterios de la vida, se definen en relación con la muerte. Igual, el alivio, sólo se percibe en función del dolor, la felicidad en relación con la infelicidad, el día, con la noche, el movimiento, con la inmovilidad y así sucesivamente. Tal es el caso del espacio, el tiempo, la naturaleza, la condición humana y todos los fenómenos perceptibles que puedan ser abordados por la ciencia, la filosofía, el arte o cualquier mecanismo dialéctico fundado en la dualidad y que puedan ser expresados en términos de Yin/Yang.

Esto explica el porqué de la teoría del Yin/Yang, sea considerada omnipresente en la cultura tradicional china, involucrada en medicina, astronomía, agricultura, política, caligrafía, pintura, música, arquitectura, cocina, artes marciales, ajedrez.. Sin embargo, resulta notable que la divisibilidad del Yin/Yang es infinita, pues dentro de cada categoría individual, puede llegar a observarse una nueva división sucesiva hasta el infinito.

A título de ejemplo, el invierno es Yin y el verano es Yang. Entonces un día en invierno, es: Yang en el Yin; la noche en invierno, es Yin en el Yin. El día en verano, es Yang en el Yang. La noche en verano, es Yin en el Yang.  El crepúsculo de un día de invierno, es Yin de Yang de Yin, etc. Incluso dentro del día (Yang), la mañana es Yang y la tarde es Yin.

Se considera que son cuatro los modos de relación del Yin/Yang:
ü  La Oposición (Yin Yang Dui Li) representa dos aspectos totalmente complementarios de las cosas y de los fenómenos que se oponen. Sin embargo, por el hecho de su antagonismo, el Yin y el Yang se complementan mutuamente. Si bien su enfrentamiento produce un fenómeno de limitación mutua, la presencia del Yin, se opone al desarrollo excesivo del Yang y viceversa, así que su unidad, se expresa un estado de equilibrio, donde cada aspecto crece en detrimento del otro o a la inversa, el declive de uno, favorece la ascensión del otro.

ü  La Interdependencia (Yin Yang Hu Gen) justifica que la existencia del uno, conlleva la existencia del otro y por lo tanto, son recíprocamente útiles. La disociación completa del Yin y del Yang, marca el agotamiento, el fin, el término de la vida.

ü  La Reducción y crecimiento (Yin Yang Xiao Zhang) cuyo equilibrio dinámico deriva de la alternancia de fases de crecimiento y de disminución de cada uno de los dos aspectos, sabiendo que el aumento del uno hace simultánea e inversamente proporcional, disminuir al otro. Este mecanismo, se observa claramente en la sucesión de las estaciones.

ü  La Transformación (Yin Yang Zhuan Hua) sucede cuando en ciertas condiciones extremas, el Yin y el Yang no se conforman con oponerse y compensarse, puede llegar a producirse hasta una transformación total de uno, en su aspecto en su contrario. Entonces se dice: ´El Yin excesivo, se transforma en Yang y el Yang excesivo, se transforma en Yin; de donde se colige que:
El Frío en su extremo produce Calor, el Calor en su extremo produce el Frío. Reducción y crecimiento tienen que ver con el aspecto cuantitativo de cada aspecto”.

El Yang se manifiesta, avanza. Es la luz, el día, todo lo que se eleva y acompaña todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea. El Yin se disuelve, retrocede. Es la oscuridad, la noche, lo que desciende y conduce a todos los signos, símbolos y conceptos, asociados a esta idea.

Con relación a la representación de las direcciones relacionadas con el plano espacial, ha sido el uso de la tradicional simbología básica, lo que ha dado lugar a la visualización imaginaria de las formas fundamentales, destacando la representación de los sectores reconocibles del paisaje tridimensional y de la perspectiva. En el campo metafísico el fenómeno de la percepción de las dimensiones espaciales va más allá de lo aparentemente obvio y se interna en el campo de la más profunda interpretación subjetiva.

Todos nosotros emitimos una aureola, aura o halo, impregnado con la verdadera esencia del alma”. Anónimo.
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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas.

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Etiquetas: Tao transformación espacio, espacialidad tiempo materia energía dimensión ética moral axiología consciencia valores principios universalidad voluntad presencia trascendencia miedo temor paradoja ignorancia violencia ira

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