martes, 26 de agosto de 2014

LA AXIOLOGÍA (I)

“Siempre es más valioso dar respeto, que manifestar admiración por las personas”. Jean Jacques Rousseau.

El concepto de la existencia de la conciencia, lleva de nuevo a la discusión sobre la ética, la moral y a los valores, cuyo estudio finalmente se convierte en una ciencia, reconocida hoy bajo el nombre de: Axiología. Esta última, es una disciplina relativamente joven. El término Axiología fue acuñado por primera vez en 1906, por Wilbur Marshall Urban en su trabajo: “Valuation: Its Nature and Laws”.

El vocablo Axiología proviene del griego άξιος, (axios) lo valioso o estimable y de λόγος (logos) ciencia o tratado. Es la rama, doctrina o disciplina de la filosofía dedicada al estudio teórico de la naturaleza de los valores y los juicios valorativos, tanto en sus aspectos positivos como negativos.

Analiza los fundamentos de los juicios valorativos que llevan a considerar que algo es valioso o carente de valor y de su influencia, en comunión con la ética y con una metodología aplicada.

Otras fuentes consideran que la Axiología, es el sistema formal para identificar y medir los valores definidos en la estructura particular de cada persona, originada bien sea desde su personalidad o a partir de sus percepciones y decisiones.

Igual, se trata del análisis que contempla las consideraciones fundamentales de los juicios de valor, utilizados por el ser humano.

A través de la historia se han desarrollado distintas teorías axiológicas acerca de la naturaleza de los valores, de las cuales, las de mayor trascendencia han sido las desarrolladas por Platón, Imanuel Kant y Fiedrich Nietzsche.

Como rama del conocimiento o disciplina específica e independiente, nace hacia la segunda mitad del siglo XIX y se consolida a principios del siglo XX, aún gracias a disponer de antecedentes ancestrales remotos.

El asunto de fondo no es una novedad, pues desde la antigüedad los temas axiológicos han sido de interés de los filósofos, quienes siempre han reconocido la existencia de cosas valiosas, tales como por ejemplo: la verdad, la felicidad, la virtud, y los respectivos opuestos, no valiosos.

Sócrates, en su momento analizó conceptos tales como "la belleza", "el bien", "el mal".
Platón definió valor como: "La propiedad que da verdad a los objetos cognoscibles, en una palabra como la fuente de todo ser, en el hombre y fuera de él". El propio Platón, en su génesis utiliza el concepto de los valores, como sinónimos del correcto funcionamiento del Ser.

En su tratado “La República”, él afirma que el bien, es el valor supremo, o sea, que es aquello a lo que aspira confluir todo. Perfila sutilmente al valor, como el máximo garante del orden en la realidad, y lo destaca como el modelo que el individuo y la sociedad han de perseguir para lograr su perfección.

Así, los valores, se convierten en objetos reales, a ser utilizados como modelos ideales, que se deben copiar en el mundo sensible.

Por su parte, Aristóteles abordó ampliamente el tema de la ética y se extendió en diferenciar las variadas concepciones de valoración que tienen los bienes. De esta forma, dentro del proceso de generalización del pensamiento humano, el concepto de valor, constantemente adquirió una clara interpretación filosófica.

La noción de valor, ha estado presente en el discurrir de la cultura del hombre desde el inicio de la humanidad, pues para él siempre han existido cosas valiosas como por ejemplo: la salud, la inteligencia, el bien, la verdad, la belleza, el amor, la felicidad, la virtud, entre tantas otras. En fin, involucra todo aquello que en un momento se llega a desear o apreciar, ya sea por su excelencia, su utilidad o por su perfección.

Con la llegada del Modernismo resurge la concepción subjetiva de los valores, al retomar algunas de las tesis aristotélicas.

En su obra: Leviatán (1651) se expresó:

"Lo que de algún modo es objeto de apetito o deseo humano, es lo que se llama bueno, el objeto de su odio y aversión, malo; y lo merecedor de desprecio, se llama vil e indigno. Pero estas palabras de bueno, malo y despreciable siempre se usan con relación a la persona que los utiliza. No son siempre una regla de bien, sino es tomada de la naturaleza de los objetos en sí mismos". Charles Hobbes.




Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas.

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