martes, 19 de agosto de 2014

LA DEONTOLOGÍA


“La moral descansa naturalmente en el sentimiento”. Anatole France.

En el carrusel del desarrollo del pensamiento, aparece el pensador Jeremy Bentham (1748 - 1832) padre del utilitarismo, quien en su libro: “Deontology or the Science of Morality”, introduce el concepto básico de obrar ‘de acuerdo a la ética’, concepto que se corresponde con obrar de acuerdo con un código predefinido.

Indica que un apartamiento de esa norma previamente definida y aceptada, en general dada por escrito, constituye una actitud o un comportamiento no-ético. Por tanto, habla del argumento supremo que ha de orientar hacia el bien cualquier conducta humana, entendida esta última, como un comportamiento observable.

Allí, se gesta la deontología, término procedente del griego δέον "debido" y λόγος "tratado", introducido por Bentham, el cual hace referencia a esta la rama de la ética, como la parte de la filosofía que trata de la moral y las obligaciones del hombre, cuyo objeto de estudio, son los fundamentos del deber y de las normas morales que allí subyacen. Se refiere específicamente al conjunto ordenado de deberes y obligaciones morales, que por ejemplo tienen los profesionales responsables de una determinada área, materia o disciplina.

La Deontología es conocida también bajo el nombre de "Teoría del deber" y junto con la Axiología, es una de las dos ramas principales que componen la ‘Ética Normativa’.

Hoy, puede hablarse también de una deontología aplicada, en cuyo caso, ya no se está ante una ética normativa, sino además, descriptiva e incluso prescriptiva.

La deontología aplicada al estudio de los derechos y deberes, particularmente enfocados al ejercicio de una profesión, se denomina, deontología profesional. Para su aplicación se elaboran los denominados códigos deontológicos, los cuales reglamentan, de manera estricta una actividad, o bien simplemente utilizan a modo de orientación, las cuestiones relativas al "deber", de los miembros de una determinada profesión.

Las profesiones, en general identifican la actividad del hombre y lo apoyan en la exploración y reconocimiento de las vías disponibles hacia el alcance de la experiencia que brinda la naturaleza metafísica fundamental, relacionada con el crecimiento del espíritu:
ü  Gobierno: El ámbito de administración de la autoridad, la definición de políticas y el liderazgo de la comunidad.
ü  Educación: El ámbito del aprendizaje intencional, la recopilación del conocimiento y la comprensión del mismo.
ü  Filosofía: Las creencias que se tienen acerca de sí mismo, de la vida y el Universo, y de la forma como se interpreta, lo que se experimenta.
ü  Artes: El espacio de la expresión creativa manifestado a través de diversos medios de expresión.
ü  Ciencias: El ámbito del ordenamiento del conocimiento a partir de las tesis, la experimentación y las conclusiones.
ü  Salud: El espacio de la vitalidad, el bienestar y preservación de la integridad de un sistema vivo.
ü  Justicia: El método de proteger los derechos innatos de cada persona equitativamente.
ü  Relaciones: El espacio de interacción humana y la manifestación de sensaciones, emociones, pensamientos, con otros seres y con el entorno.
ü  Comunicación: El método y los medios de difusión de la información y de entendimiento con los seres vivos, incluidos los medios de entretenimiento.
ü  Infraestructura: La disposición de las estructuras físicas subyacentes y de los sistemas de apoyo funcional de la sociedad humana.
ü  Ecología: El método de protección del entorno en que se vive, del mundo natural como un todo, incluido el observador.          
ü  Economía: El método que se ocupa de la producción, distribución, consumo y gestión de bienes, servicios, medios de cambio e interrelación laboral.

La deontología se nutre por un lado de un marco jurídico, y por otro, de un marco moral, los cuales, hoy se reconocen muy ampliamente en seis campos: el universitario, el gremial, el ético, el jurídico, el profesional y más recientemente el deportivo.

Por el contrario, la otra rama de la filosofía que existe es la denominada ‘Teleología’, que define el obrar éticamente como aquella actitud o comportamiento que contempla el bien para la mayoría, determinando lo que es correcto y qué no lo es, en función del pretendido resultado a alcanzar.

En la medida en que avanzaba el siglo XIX, el problema de la relación mente-cerebro se convirtió en una cuestión crucial de investigación, tanto para los fisiólogos, como para los psicólogos, quienes empezaban a prestar atención al estudio de la naturaleza física del cerebro, frente a la recíproca localización de las funciones cerebrales en el mismo. El médico francés Julien Offray de La Mettrie, fue el primero a quien se le acredita concebir la mente como algo material, provisto de una serie de células (neuronas), que interconectadas entre sí, hacían funcionar la masa física del cerebro.

Esta idea estuvo vigente hasta 1960 y dio lugar a que a mediados del siglo XX, inclusive se crearan nuevos modelos de procesamiento de la información, que pretendían establecer paralelismo entre el cerebro y la nueva disciplina de la informática. Dichas teorías obviamente presentan serias limitaciones y en consecuencia por defecto, se incluye otro concepto, que corresponde a la consciencia, raciocinio que busca comprender el cómo y el por qué se actúa, entendiendo esta idea entonces, como un rasgo que distingue la vida psíquica individual del ser humano.

“La conciencia es, a la vez, testigo, fiscal y juez”. Refrán popular.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas.

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