martes, 4 de noviembre de 2014

EL EGO (IV)

EL EGO (IV)

“Los oídos no sirven de nada a un cerebro sordo”. Proverbio árabe.

El ego resulta proclive al envanecimiento y la soberbia, producto de lo que se haya alcanzado, olvidando en muchos casos sus propias limitaciones y las consecuencias que se derivan de ciertos actos.

La gran humillación del personaje, es la vergüenza pública que surja por causa de ciertas muestras de debilidad o por la pérdida del dominio que aparenten o logren socavar su malentendido orgullo.
El Ego no es más que las ideas que cada uno ha generado de sí mismo, enmarcadas en el entorno que lo rodea y de la memoria que lo acompaña. Su accionar está especialmente fundamentado en una serie de condicionamientos, pues el ego nombra, juzga y sobretodo, crea una zona de comodidad desde la cual el individuo se mueve.

¡Esto último de ninguna manera es malo!

Pensar en la forma como resultaría el mundo sin ser definido, al no existir ninguna medida de comparación, por ejemplo del día y la noche,  se concluye que se han asignado nombres a los diferentes estadios por los que el observador transita en el tiempo, espacio, energía, movimiento y que todo ello obedece a una explicación social. La forma, el color o el sonido de una nota, son nombres asignados que denotan y condicionan ciertas propiedades.

El hombre bautizó o nombró todos los animales, plantas, objetos, emociones y sentimientos, hasta tal punto que lo hizo en diferentes idiomas y lo manifiesta con diversos signos. Así que gracias a que se nombran las cosas, es posible ubicarlas y definir miles o millones de características que les son relativas.

Sin embargo, el problema del ego es que al crear inconscientemente por efecto del instinto, la razón y la intuición tales categorías, el pensamiento deriva en cosas intangibles, como el amor, las ideas políticas, el éxito y todo el universo metafísico.

El ego con la ayuda de la contextualización social, ha creado todos los conceptos y condicionamientos, en principio básicos para sobrevivir y a través de la experiencia establece ya sea una trinchera o una zona de confort dentro del modelo del hábitat que lo rodea y la época que le corresponde, con base en las propias vivencias, es decir, sustentado en las ideas asumidas por cuenta de la influencia de los padres, maestros, amigos, gobierno y las demás que el medio y la cultura le hayan implantado.

Sólo sucede que a veces, ciertas mentes despiertas descubren que fueron educados con conceptos condicionados, errados, acomodados o mentirosos, las mismas que sin darse cuenta, hasta motivan reacciones adversas; entonces en uso de la oposición, dichas mentes adoptan otras creencias en manifestación de actos de rebeldía; se podrían citar cientos de ejemplos de carácter social, religioso o político.

En ese proceso se cambia una mentira por otra, sin buscar armonizar con desapego el pensar con el sentir, o la razón con la emoción, pues en general se acostumbra a tener un concepto o una creencia que limita la potencialidad de la vida. El individuo exige que el mundo reaccione tal como el piensa; se ofende porque alguien presente otra posibilidad opuesta a la configuración mental establecida en su exclusiva trinchera de la realidad y allí, aparece el miedo de ser vulnerable.

Todo esto conduce hacia otra aterradora verdad, tener que asumir que es impotente o inútil.  Se pretende que el poder personal depende de lo externo, ya sea de una posición, de una persona, de una adicción, de un amuleto o de un dios, mientras se permanece esperando a ver si por azar se cumplen los más íntimos deseos.

Tanto las religiones institucionalizadas, como todas las filosofías políticas, o las falsas ideas de "amor" que venden las telenovelas y Hollywood; en el fondo subliminalmente dicen: "Eres impotente, no sirves para nada sin la ayuda de algo externo o tu realización está en el consumo".

Craso error, la respuesta obviamente está en el interior del Ser, en la propia voluntad. En éste caso se habla, no de quien se cree que se es, no del ego, ni de ciertos conceptos que dicen lo que se pretende ser; no del título, ni de la profesión, la ocupación o el oficio, no de la afiliación política o religiosa de la creencia, sino en fin, de cuestionar  de algún modo la conceptualización asumida.

El individuo no es lo que dice ser, el Ser, ‘no es nada que pueda ser nombrado’ Se es mucho más que eso y cuando en realidad se descubre el Ser Interior, el Soberano Integral,  ya no se necesita de recurrir a ídolos, íconos o dioses externos que resuelvan los caprichos, pues ya se tiene la fuerza y la potencia para hacer que las cosas sucedan. No es sencillo, pero algún día se debe empezar el camino del reconocimiento.

Al momento de definir algo, eso queda limitado y se le quita su chispa divina. Aparentemente son los conceptos y las creencias los que permiten cumplir los objetivos. Más cuando se renuncia a esos conceptos, a ese deseo de definir todo y se penetra en sí mismo, entonces se accede a la divinidad, a la iluminación y se descubre que cada uno es un milagro y una potencia viva.

Y asociado al ego, resulta necesario hablar del concepto de sombra. Sombra es aquel aspecto emocionalmente denso, involucrado con el ego, aunque también y en parte, asociado al alma, como consecuencia del proceso de crear una elevada evolución de la vida espiritual.

La sombra, es esa parte "inconsciente" que condiciona el comportamiento y que se gesta no sólo en las experiencias en esta vida, sino también en la experiencia previa del desarrollo como almas, si así se considera por parte del observador.

Hay sombras que se forman en esta vida, primarias al nacer denominadas proto-vivencias o sombras gestadas durante el desarrollo individual; hay también otras sombras genéticas que provienen del linaje familiar o bien, de la historia evolutiva del hombre a lo largo de su existencia.

Desarrollar la inteligencia emocional e intuitiva de segundo nivel se considera fundamental, para lograr disipar y transformar tales sombras, para así, permitir que al final, la conciencia se unifique e integre con el ego.

El proceso llamado "sufrimiento eficiente", es de por sí, tremendamente transformacional, porque abre una nueva identidad transparente, al lado trascendente del Ser.

Pues bien, "Lo que sucede, es la única cosa que podía haber sucedido". Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que sucede podría haber sido de una manera diferente. Ni siquiera el más insignificante detalle. No existe, ni siquiera remotamente aquella posibilidad que con frecuencia se invoca al decir: ‘Si se hubiera hecho tal cosa... hubiera sucedido tal otra...’, todo ello sólo pertenece al mundo de la imaginación.

¡No! pues lo que pasó es lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para enseñar el profundo contenido de la lección que permite al observador seguir adelante. Todas y cada una de las situaciones que suceden en la vida, son perfectas, aunque la mente y en particular el ego, se resistan y no quieran aceptarlo, esto, aún a pesar de tener y mantener la capacidad de cuestionar sobre lo eventual que posiblemente habría podido suceder en el supuesto caso, de haber sido distinto el resultado de los eventos. Ello es una simple especulación que conduce al error.

Es de todos sabido que por influencia cultural, se busca desmedidamente la adicción poderosa de: comodidad mal concebida, dinero, poder, reconocimiento, carrera, y ego, con la idea primaria que al disponer de ellas, se resuelven todas las necesidades de cualquier tipo. Este falso impulso, se ha mantenido vivo, muy a pesar que el observador ha visto sufrir enormes cambios en la existencia humana y en infinidad de casos sucedidos, de edad en edad sin aprender de su trasfondo.

Hay dos tipos de virtudes humanas: las éticas o morales que consisten en dominar las tendencias e impulsos irracionales, propios del alma sensitiva y aquellas que Aristóteles el Estagirita, llama dianoéticas o intelectuales que corresponden a la parte racional propias del ego, ya sea del intelecto (nous) o del pensamiento (noesis).

Cuando en un grupo humano se sustituye el hecho competir por el de cooperar, se produce la unión y por ende, se alcanzan los objetivos comunes. Se contrapone al egoísmo, sinónimo de frialdad, lejanía y aislamiento.

El amor propio que exagerado se convierte en egocentrismo, mueve el principio general que dice: “Cada uno es el centro de su propio Universo... y cada persona con la que se hable, considera lo mismo”. Cada persona valora sus propias ideas e ideales por encima de los demás. Cualquier idea trasmitida y aceptada, pasa a ser incorporada como propia, en el bagaje del receptor. Descartes no se equivocó al decir que:

"El amor propio, es lo mejor repartido en el mundo".

De nuevo y en este momento, la consciencia que emana del alma, proporciona los medios de resolver todas las causas de dolor:
ü  La ignorancia de la realidad, se resuelve profundizando en la razón de la mente. Inmersiones de sensibilización profunda que desdoblen el nivel material, se requieren para encontrar las propias raíces del Ser.
ü  La falsa identificación que da el dominio al ego, igual se resuelve aprendiendo a identificar los niveles más profundos del habitante interior.
ü  La atracción de los objetos o en su defecto la repulsión de ellos, se resuelve mediante la valoración de la existencia de la vida interior, por encima de todo.
ü  El miedo al cambio y aún a la muerte, se resuelve cuando el alma experimenta la esencia de sí misma directamente, ya que así se sabe que el alma nunca nació y nunca muere, sólo así el Ser reconoce la eternidad.
Al igual que con las causas de sufrimiento, las soluciones a todo, crecen a partir de una mirada a la primera, pues si se explora sobre la verdadera naturaleza de la realidad, todo el dolor, con el tiempo llegará a su fin". Deepak Chopra.

El ego, haciendo uso de la mente, crea una pantalla de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquea la razón verdadera. A través de su encasillamiento conceptual, se interpone entre el observador, su propio yo, los demás seres y la naturaleza misma, rompiendo la unidad.

La mente egótica es la dueña del pasado y la promotora del futuro, su gran poder ha radicado en que con su incesante avalancha de pensamientos prácticamente anula el Ahora que sólo se puede encontrar bajo una posición de atención exclusiva la cual, sin un debido entrenamiento, lamentablemente no se puede sostener durante mucho tiempo, pues entonces el ego perdería el control del sujeto.

Saber esto, permite reconocer su aparición, puesto que su actuación y presencia van de la mano de la voz del Yo (ego) y rescatan un importante espacio al yo mismo (Ser), de donde surgen la creatividad, la alegría y la paz interior, entre otros.

Este hecho lo denominan algunos entendidos como ‘observar al que piensa’ y reconocer su actividad. Vale destacar que algunas personas, tal vez muchas, viven con un torturador en la cabeza que continuamente los ataca y los castiga, drenando su energía vital. Esto produce sufrimiento e infelicidad que llega hasta los límites de volverse una enfermedad.
Ahora que ha aparecido otro nivel de consciencia, llega la lucha por lograr la atención exclusiva, en un principio provoca tensión en el ego, hasta el punto que aplicada a la actividad, puede echar a perder cualquier imagen propiciadora de poder.

En la proyección de su cúpula, tomó la forma de líderes, para desembocar en la actuación que definió pioneros, conquistadores, reyes y gobernantes. Concentrarse, es alinear el corazón con la acción. Lograrlo, está directamente relacionado con disponer y aplicar una alta dosis de quietud interior.

Mantenerse quieto ahí, para lograr sostener la atención y la concentración, es crear la unidad entre causa y efecto. Significa permanecer sin distracciones. Por lo tanto, hacer lo que se necesite, definir cómo hacerlo, y cuándo hacerlo y determinar la forma, en función de aquello que racional y emocionalmente el observador decida ser o hacer, es dejar que fluya la acción, en forma espontánea y correcta hacia el Ahora.

El ego no es un elemento aparte, ni siquiera apartable. Como herramienta básica de experimentación, actúa como el director de esa orquesta que resuena en la mente de cualquier persona.

Elíjase lo que se elija, el ego decide. Si se decide andar, el ego lo hace, si se decide hablar, igual lo decide, cualquier acción la decide el ego, ya que es la parte manda que hacer, sea utilizar métodos de crecimiento personal, meditar, nadar, tener relaciones con otras personas, o simplemente trascenderse a sí mismo, en éste caso, el ego se experimenta así mismo como agresor y víctima, aun cuando los métodos enseñen la forma en que se trasciende el ego. Incluso el día que se decida no decidir, no hacer nada, será el ego quien habrá decidido no decidir.

Cada parte del ser tiene una función, el esqueleto soportar la estructura física, los músculos dar movilidad, los nervios conectar todo para que haya coordinación, los pies para el movimiento, la función del ego, es dirigir.

Ninguna parte es buena o mala en sí misma, tampoco el ego lo es, depende del uso que asuma, obtendrá ciertos resultados sea en una línea o en otra, buenos si se consigue el objetivo pretendido o malos si no se obtienen, y ello, al margen de si lo que se haya planteado es benéfico o perjudicial a sí mismo o a terceros.

Puesto que en todo lo que se hace hay cosas que producen un resultado más o menos satisfactorio, es en función del objetivo perseguido o de los caminos y medios utilizados que la actuación del ego, al ser utilizado de forma constructiva, tiene mucho que aportar.

Desde el punto de vista del crecimiento espiritual, lo deseable es que se utilice el ego para dirigir al Ser con armonía, haciendo lo posible por lograr estar bien consigo mismo y con los demás, buscando estar en paz, siempre que sea posible, y cuando no lo sea, evitando fricciones, sin que ello implique dejar de utilizar los medios adecuados para la defensa de los propios derechos e intereses.

Por supuesto lo anterior no es la única opción disponible, hay muchísimas formas más de experimentarse, y en función de ellas se obtienen unas experiencias u otras, pues la interacción con otras personas y con el entorno, genera acciones y reacciones, en definitiva un "karma". Y esto no implica que el colectivo social, deje de tomar las medidas que como colectivo, considere oportunas para facilitar una convivencia adecuada de todos sus miembros y el cuidado del medio circundante.

Si el ego tiene la función de dirigir, no quiere decir que tenga que hacerlo sistemáticamente y a todas horas, puede acudir a la reflexión propia de habitante interior. Tal como el hecho de tener pies, no quiere decir que sea necesario estar andando a todas horas.

Tal vez el principal mensaje asimilado, aparte de un sinnúmero de profundas enseñanzas de vida, ha sido la imperiosa necesidad de trabajar asiduamente para lograr integrar el mencionado Ser con el ego, en búsqueda de la unidad total, de forma tal que al final la unidad así formada, se adueñe por completo del desarrollo de toda actividad individual humana, siempre en armonía.

Se trata de fortalecer el Yo Interno y convertirlo en el aliado más valioso de la persona, puesto que él es la fuente de la profunda realidad personal, de todas las ideas, percepciones y emociones, ya que el pensamiento que siempre regresa a él, constituye en definitiva, desde la única causa del triunfo, hasta el productor de un rotundo fracaso.

Lograr la más insondable armonía entre el ego y el alma, es tal vez el principal objetivo, desarrollado por el propósito de acercamiento hacia una verdadera espiritualidad.

Según Chopra, el punto clave es encontrarse a sí mismo y de dominar el ahora, allí, donde la atención y la intención se funden en busca de la excelencia, ya que hace notar que por causa de un pequeño gran olvido, en general nadie es consciente de lo que significa, la conveniente disponibilidad de acceder el inmenso potencial que contiene ese otro Yo.

La espiritualidad está inmersa en la constante búsqueda de una clara identificación del ser y de reconocer cómo la vida da francas lecciones cotidianas de existencia.

Así pues, en muchos casos al reconocer que en el dominio del momento radica el cambio continuo, se permite identificar la forma como entre el silencio y la actividad, se presentan constantes conflictos, ya que el silencio pertenece al ser más profundo, mientras la actividad, es una derivación siempre ligada con el mundo exterior.

La función última o final del ego, consiste en ser consciente de sí mismo, sin entrar en dinámicas kármicas de acción o reacción, aceptando entonces que resulta adecuado que cada uno se experimente a sí mismo de la manera como lo considere más adecuado, ojalá, sin juzgar o cuestionar. En la práctica esto sólo sucede, cuando el ego por sí mismo, llega a la conclusión que la mejor opción de vida, es estar en una posición de armonía y por tanto decide seguir el consejo interior, dado por el dictamen del corazón.

Sin embargo, no se puede olvidar que el cuerpo etéreo, es fácilmente dominado por el cuerpo ordinario comandado por el ego, ya que éste, se encuentra entrenado para ello, intimida los sentidos etéreos, hasta llegar a producir la misma sumisión.

“No se puede desatar un nudo sin saber cómo está hecho”. Proverbio griego.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
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ETIQUETAS: Ego, Entidad, Existencia, planeta, Crecimiento personal deontología, axiología, Esoterismo, Hemisferios, hermetismo, dimensión, ética,  trascendencia, paradoja,


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