martes, 11 de noviembre de 2014

EL EGO (V)

EL EGO (V)

Como la vista es al cuerpo, la razón es al alma”. Aristóteles.

Las escrituras vertidas en el Bhagavad Gita, que revelan que el significado más profundo del principio activo de la existencia, corresponde al Espíritu Supremo Reconocen que para cada uno resulta extremadamente difícil percibir el alma dentro del corazón etéreo, aun haciendo uso de una aguda discriminación y/o utilizando toda la potencia de atención focalizada disponible, puesto que el subdesarrollo mental que se asimila con la impureza del pensamiento, no permite percibir la presencia de la potencia infinitesimal, aunque se realice un gran esfuerzo.

Y continúa argumentando, que sólo quienes perciban la inteligencia espiritual, logran la percepción de lo eterno y encuentran la diferencia con lo transitorio. Para ello es necesario que esté liberada de las formas duales.

A eso se refería Buda Gautama al hablar de la iluminación, cuando dice que hay que suprimir el deseo, proceder al vaciamiento de ideas y liberar el alma, pues solo aquellos que renuncien a los sistemas de creencias, pueden alcanzar la Divinidad.

El Gita habla del vacío y del silencio, ello, es la iluminación de la divinidad interna en su aquí y ahora, establecida en un eterno presente. El Ser de luz ha olvidado quién es en realidad y ha adoptado una nueva identidad que no se corresponde con la realidad, lo que deja siempre una sensación de vacío interior. Para poder llenar la sensación que falta algo, se intenta adornar la identidad que se ha tomado para que parezca más llamativa y valiosa y en esa acción interviene el ego.

Muchas veces se sueña con ese tipo de persona que se pretende ser y se imagina la forma de ser que gustaría tener. El mundo personal y social permanece lleno de "deberías", "no deberías", de "tendrías" y "no tendrías"...
 
Tales exigencias tienen sentido cuando el individuo se contempla a sí mismo como defectuoso e incompleto, aun cuando no tiene sentido cuando comprende que lo que está más allá de la identidad aparente, es una esencia llena de inteligencia, creatividad y armonía, y que por su propia naturaleza, ya es perfecta y completa. 

Por tanto, el entrenamiento que verdaderamente ofrece resultados no es el que ayuda a mejorar la falsa identidad, sino aquél que trasciende esa identidad para reencontrar quién se es realidad. Lo que se necesita, es descubrir qué significa la palabra: YO SOY”.

Esto no significa no tener ideas políticas o que no se tenga dinero o comodidad; ¿cómo se puede sin recursos dedicarse a la iluminación? Se necesita comer, pagar los servicios, acceder a libros. No se puede negar la existencia del cuerpo, el ego, la materia, ni el mundo, pero sí se debe entender que los conceptos y pensamientos son efímeros, y que cada uno define el mundo, tal como cada uno es y que en verdad, nada de lo definido es 100% real, puesto que el lenguaje de por sí, ya limita las cosas.

Al admitir que el ego en su despliegue de soberbia hace vivir al individuo sumiso y sometido a su impotencia, se debe reconocer que hay un poder superior que siempre acompaña al ego que es su divinidad interior y que ella se encuentra dentro de cada uno, por tanto, es posible concluir que el reconocimiento de dicha presencia, propiciará el regreso del hombre a su sano juicio.

Cuando se esté libre del falso ego, de la ilusión o de asociaciones degradantes, entonces se podrá reconocer la presencia del alma, pues indica, que aquellos imbuidos en la naturaleza material como resultado de la dominación del cuerpo, no pueden percibir la potencia infinitesimal eterna y que sólo aquellos iluminados por el ojo de la sabiduría, están en capacidad de tener acceso a dicho estado.

Así, únicamente con la cesación de los apegos ilusorios, con entusiasmo por lograr los alcances espirituales y una vez libres de las cadenas del deseo y de la ignorancia, esto es, sobrepasando la concepción dualista del placer y el dolor o de la felicidad e infelicidad, se llega al lugar sin retorno, allí donde el proceso perceptivo emana, gracias a la asociación eterna con el ser supremo.

El tiempo y la mente son inseparables, así que al aislar el tiempo de la mente, esta se detendrá, a menos que se escoja usarla.

El ego, identificado con la mente permanece atrapado en el tiempo, debido a la compulsión de vivir casi exclusivamente a través de la memoria y del instinto de anticipación, lo cual genera una ocupación interminable frente al pasado y una preocupación latente ante el futuro, creando en consecuencia una negativa a reconocer y a honrar el presente.

La compulsión surge porque el pasado da la identidad y el futuro contiene promesas de realización en innumerables formas. En la práctica, ambas situaciones son ilusiones.  Mientras tanto, en ningún momento se debe olvidar al ‘Ego’; ese descomunal tropiezo invisible que se atraviesa en el camino de la realización, junto con la porción de la mente consciente que lo mueve, mecanismos que se han venido entrenando incansablemente durante toda la vida, para interponerse entre el Ser y el Ahora.

Es por medio de la interferencia, como ellos logran tomar el control de la acción.

Se trata de fuerzas que se contraponen, pues mientras la mente se ocupa de fantasear o de distraerse, el ‘Yo Interno’, intenta concentrarse, convirtiendo dicha interacción, en un permanente juego de nunca acabar.

Todas las distracciones, son intentos del ego y de la mente por conservar el dominio del devenir de los sucesos, puesto que la mente se rehúsa a renunciar a su dominio, manejo y autoridad, mientras el ego, pretende seguir alimentando su inmensa vanidad y lo hace en todo momento.

Por su parte, el lenguaje del corazón se compone por formas, sentimientos, colores y sonidos. Es por ello que al abrir el corazón se es capaz de percibir y recibir transmisiones de información pura y cristalina, las mismas que expandirán la consciencia más allá de las limitaciones propias de la mente y el ego intenta hacer conexión con los reinos superiores, pero aún sin la madurez necesaria. Elementos como: depresión, confusión, insanidad, fanatismo, preocupación, destrucción, todos producen la sensación de una realidad separada, o de falta de propósito, e inclusive se llega hasta los miedos, entre ellos se considera la muerte.

En la Tierra se avanza en el aprendizaje enfrentando la negatividad y si se acepta éste hecho, el ego se desmorona. Entender que la fuerza dual asciende y se organiza en el ego o con algún principio mental asociado con el hemisferio izquierdo del cerebro que identifica a cada hombre, entonces, el tercer chacra, está en capacidad de materializar el funcionamiento del ego humano, coordinando energéticamente los procesos de nutrición y asimilación de alimentos físicos, proceso que determina la forma física individual y paralelamente, define la organización de las energías psíquicas que constituirán la mente egótica individual, albergada en el cuerpo físico.

Las glándulas denominadas: Para-ganglios supra-cardiacos asociadas con el timo, marcan que la apertura de este centro, es directamente correlativa a la merma o disminución de la fuerza del ego, pues el timo, es el centro a través del cual se ama y a través del cual, fluye la energía de toda conexión con cualquier forma de vida.

Allí, la conciencia del ego se expande, ondula y unifica, por medio del principio vibracional-espiritual. Asegurarse que las intenciones no provienen del ego y que la intención es como una flecha en el aire, nada la puede desviar, así que se debe apuntar con cuidado. La energía universal respalda la intención, la cual, es la base de toda manifestación.

La vida, cada uno muestra diferentes imágenes egóticas, algunos autores identifican e invitan a reflexionar sobre algunas caras comunes del tipo de ego, que ayudan a identificar cual es aquel papel asumido en cierto momento:
ü  De autenticidad. No quiere ser del montón, se aburre con la normalidad y busca la belleza pura, sin embargo, todo parece ordinario. Ante los otros, proyecta una imagen de ser únicos y especiales, para evitar que se puedan descubrir sus deficiencias. Sensible, individualista, idealista, temperamental y con un alto componente creativo.
ü  De colaboración. Dispuesto a ayudar, quiere ser querido y tiene miedo a mostrar sus propias necesidades, se muestra por tanto servicial y dispuesto a echar una mano a quien le haga falta. Se preocupa por los demás, generoso, demostrativo, complaciente y muy cariñoso.
ü  De fuerza. Con miedo a sentirse vulnerable, niega la propia debilidad, para mantener la imagen de fortaleza. Carismático, retador, vitalista, sincero, protector, voluntarioso, amante de las grandes hazañas y de grandes retos.
ü  De iniciativa. Con miedo a fracasar que se adapta como un camaleón a cualquier circunstancia con tal de mantener su imagen de éxito. Con personalidad ambiciosa, ganadora, rápida, pragmática, entusiasta. Mantiene una elevada consciencia de imagen.
ü  De lealtad. Con miedo a transgredir, mantiene una imagen de obediente, y proyecta en otros lo que no puede admitir de sí mismo. Preocupado, responsable, comprometido y con un alto sentido de la obligación. Verifica siempre diferentes alternativas.
ü  De Perfección. Corresponde a momentos que con ira, se tiene miedo a mostrarla, entonces se muestra una cara diferente de lo que realmente se siente, es decir, aunque se puede estar verdaderamente incómodo, se muestra una imagen agradable. Se trata de personas correctas, precisas, educadas, con unos sólidos principios morales y con un alto nivel de auto-exigencia.
ü  De positivismo. Con miedo a sufrir, así que evita el dolor racionalizándolo, manteniendo la imagen de eterno optimista. Osado, alegre, práctico, espontáneo, versátil y con una gran capacidad de entusiasmarse con todo lo que suponga un nuevo proyecto.
ü  De preparación. Con miedo al vacío si se aísla del resto, se protege con una imagen de sabio pensador. Distante, intelectual, tranquilo, objetivo y poco sensible a las emociones. Tiene una constante necesidad de aprender, de comprender y de averiguar todo.
ü  De tranquilidad. Con miedo a entrar en conflicto de modo que adopta un comportamiento al margen, pasivo, para mantener su imagen de persona de paz. Conciliador, indolente, modesto, satisfecho, complaciente que siempre crea armonía y mantienen la paz.

El ego, ese motor del ente hílico que en uso de sus artes de seducción y vestido con sus mejores galas, se presenta como el más fiel amigo del hombre, puede llegar convertirse en el peor enemigo de la trascendencia del Ser, misión a cargo de la Pneuma o espíritu, y que en el caso que la psique o alma, no inyecte en forma suficiente y oportuna las dosis de humildad necesarias para corregir la inmensa corriente generada por la ponzoñosa vanidad propia del primero, se produce una pérdida de reconocimiento del Ser interior”. Dennis Hebron.

Ahora bien, no se debe dejar de lado, que el funcionamiento del Ser involucra permanentemente al ego, elemento siempre presente en el accionar del ente, el cual pretende determinar lo que el ser debe hacer, cómo se debe hacer y por ello lucha incansablemente, buscando figurar, ser el protagonista y mantener el control. La mente a su vez, indica lo que hay que hacer y especialmente se refugia en recordar los elementos que considera influyentes; mientras los nervios, aquellos que permiten actuar, también participan activamente, dictando las emociones, así algunas de ellas resulten nocivas como son por ejemplo: la autocrítica, la duda y la pérdida de confianza, entre tantas otras.

Cuando los tres impulsos hablan al tiempo, esto es, el ego, la mente y los nervios, y en especial cuando hay contradicción entre ellos, parece entonces que hablara una confusa multitud, así que resulta necesario hacerlos callar, porque entre todos o alguno de ellos, dañan la armonía y por tanto, se interponen obstáculos en la correcta ejecución de la decisión escogida hacia la acción conveniente. Como resultado de la existencia de esta separación, no se percibe la unidad y por tanto, el individuo debe aprender cuando el sentido de la unidad se aleja y entonces, debe propugnar con toda su capacidad y a cualquier costo, encontrarla de nuevo.

Parte de la solución es prometerse que no se luchará contra sí mismo, pues armónicamente se deben resistir las influencias del ego, de la mente y de los nervios utilizando una alta dosis de paciencia, sin pelear, ni oponerse, para lograr acceder el poder de la inteligencia más elevada. Se debe recordar que mientras más se esté dedicado a la lucha, más profunda resulta la desunión.

El distanciamiento no es propiamente tener indiferencia o pasividad, es alejarse para desde afuera, desarticular el ego, centrándose en activar el ‘Yo Interno’, y rindiéndose ante él sin temores, sin pretender ejercer el control y evitando emitir juicios perniciosos. Distanciamiento, es entonces, tener una o varias visiones panorámicas de lo mismo, sea desde afuera, desde lo alto, desde lejos, desde cerca, desde adentro y desde cualquier otro ángulo que le sea posible acceder.

Todo momento es frágil y huidizo. Por hermosos que sean, no pueden conservarse los momentos del pasado. Por gozosos que sean, no pueden guardarse los momentos del presente. Por deseables que sean, no pueden atraparse los momentos del futuro. Pero la mente se desespera por fijar el río en un solo lugar, poseída por las ideas del pasado o preocupada por las imágenes del futuro, mientras que pasa por alto la simple verdad del ahora. Quien pueda disolver el tiempo en su mente, descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a la mano”. Lao Tsé.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.

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