martes, 2 de junio de 2015

GEOMETRÍA SAGRADA 3


GEOMETRÍA SAGRADA (3)


“No miremos atrás en enojo, ni hacia adelante en miedo… sino que miremos a nuestro alrededor en consciencia”. Lillen Val Van de Wall.

Resulta difícil hablar de geometría sagrada sin dar un lugar especial a las manifestaciones más sublimes del ser humano: los mandalas tibetanos, los yantras hindúes y los laberintos de la región europea, estos últimos que se incluyen tradiciones establecidas en Francia, Inglaterra y Escocia.

Los mandalas responden a una configuración geométrica de inspiradora perfección muy recurrente en el arte religioso del budismo tibetano, al igual que en el hinduismo. En sánscrito, la palabra significa ‘rueda’ y el primer registro que se conoce para este término aparece en el texto del Rig Veda. Ésta clase de figuras fueron las que más apasionaron a Carl Gustav Jung en su estudio del comportamiento humano, al punto que se convirtieron en parte esencial de su exploración sobre las características de la mente arquetípica del ser humano.

Los mandalas más comunes incluyen la figura de un círculo contenido dentro de un cuadrado y a partir de ahí se desdoblan en un sortilegio de matemáticas sacras. Sin embargo, en todas las formaciones mandálicas se evidencia una simetría geométrica, existen mandalas con los más múltiples estilos. Como era de esperarse, las manifestaciones más exquisitas de esta clase de figura, son cortesía de la naturaleza, entre ellas algunas flores con sus estructuras sincronizadas o latentes en el imperdible diseño del iris del ojo.

El mandala representa las fuerzas cósmicas que actúan dentro un ámbito arquetípico como una suerte de opciones del lenguaje celestial. Por éste motivo es utilizado para fijar la observación y la elevación del estado de conciencia, mediante representaciones visuales ligadas a experiencias interiores, pues proporcionan un medio que por excelencia, permite llegar a estados mentales que proceden desde afuera hacia el centro.

Sus representaciones figurativas corresponden a los denominados psicogramas que en sí, constituyen proyecciones de contenidos espirituales cuya clave hay que reconocer mediante elementos iconográficos, aparecen al emplear una imagen o un instrumento que invite a que el pensamiento meditativo logre encontrar el camino del Yo Interior para realizarse en él.

La meditación es una habilidad que se ha practicado desde la antigüedad. Se trata de la relajación de su cuerpo, la mente y las emociones como una forma de liberar la conciencia con un enfoque claro y centrado sobre lo que el observador elige.

Aunque la mayoría de los enfoques de la meditación se hacen con los ojos cerrados y un ambiente tranquilo, también resulta útil emplear la vista y el sonido con el fin de lograr ciertos propósitos específicos, como por ejemplo, sentir las profundas vivencias expresadas por las formas geométricas sagradas. Algunas técnicas de meditación han utilizado asociadas durante siglos, el canto del mantra, mientras se admira fijamente a la forma.

Bien, los mandalas consisten en sistemas de estructuras geométricas ensambladas que crean un conjunto de estímulos y representaciones de colores y formas de modo que actúan en la percepción del observador como una fuente concentradora y generadora de energía que brinda inspiración.

Son una clase de despertador que lleva al observador hacia grados de conciencia superior y que actúan como puertas de conexión con el más allá. Envían estímulos sensoriales a la mente, efecto que hoy se conoce como ‘espectro subliminal’.

El mensaje pasa a través de la visión hacia los receptores del cerebro en donde se procesa y allí se obtiene una reacción de actitud positiva, de recuperación de autoestima y de liberación de miedos o angustias, pues su estímulo desbloquea emocionalmente y genera una gran cantidad de cambios internos.

Esta posibilidad parte del uso de la estructura geométrica que de forma arquetípica, adquiere el constante cambio y evolución, así como atiende las infinitas posibilidades que tiene el caleidoscopio del universo, para dar la sensación de traslado o de participación en un viaje multidimensional que termina por preparar la mente para estar centrada o expandida ante nuevos conocimientos.

En en consecuencia, para que el observador llegue a nuevos grados de conciencia que sobrevienen como producto de su avance en las escalas de reflexión y energía. En resumen, una vez que la mente capta el estímulo visual, entonces lleva a cabo los procesos de cambio correspondientes.

Los Yantras son símbolos visuales hindúes que representan arquetipos cósmicos de la arquitectura del espíritu puro. Se trata de un término sánscrito del prefijo yan: ‘concepción mental’ o instrumento, dispositivo y herramienta de la imaginación, la visualización, la memoria, la creatividad y la concentración.

Sus estructuras muestran ciertas representaciones geométricas complejas, que representan los diferentes niveles energéticos del cosmos multidimensional, propios de la consciencia que son personalizados bajo la forma de una deidad y/o del cuerpo humano, como una réplica micro-cósmica del macrocosmos.

En la práctica, los Yantra hindúes son lineales, mientras que los mandalas budistas son bastante más figurativos. Por tanto, es a partir del uso de ejes cardinales, como se suelen sectorizar las partes o regiones internas de ambas representaciones.

El laberinto corresponde a un elemento que juega un papel fundamental en las proyecciones de la psique humana, a partir de la búsqueda que utiliza al arquetipo como guía. Son formaciones geométricas que manifiestan una entrada-salida y un centro. Pueden estar simplemente impresos en el piso e invitar a recorrer su superficie, o pueden incluir muros que protegen sus trazos o rumbos y en consecuencia obligan al caminante a encontrar su única salida. Diversas catedrales y sitios sagrados de Europa incluyen un laberinto, entre ellos la Catedral de Chartres, ubicada a unos cuantos kilómetros de París.

Se dice que tras largas peregrinaciones durante las cuales los devotos iban preparando su mente, su cuerpo y su espíritu para una conjugación final que sería catalizada como una especie de epifanía mística, los visitantes tenían como destino final la consumación de su camino en el plácido andar de estos laberintos. En éste sentido es importante recordar que la verdadera salida del laberinto está en llegar a su centro.

La escalera representa el movimiento permanente de energías que circulan, las cuales se inter-penetran, se fecundan, se transforman y se regeneran permanentemente, tal como sucede con el ciclo del agua en la Tierra o al transitar el largo del eje vertebral por donde circulan de arriba abajo y de abajo arriba las energías primordiales representadas por la kundalini, cuyo ícono es una serpiente o un dragón que en sí, controla la vida y la muerte.

Tal es el caso de la energía kundalini que sube y baja verticalmente por medio del fluido espinal, a través de la columna vertebral de modo que atraviesa todos los chacras y en su proceso alimenta el cerebro y modula su actividad evolutiva para de esta forma condicionar el estado de consciencia activo.

Mer-ka-bah, palabra original hebrea significa rueda, carroza o el trono de Dios. Su conformación es de naturaleza completamente geométrica, ya que se trata de una geometría sagrada que en ella se encuentra el núcleo u origen de toda forma contenida en la creación.

Este campo es extremadamente complejo de describir, pero se sabe que se extiende a través de
todas las posibles dimensiones y universos paralelos, y puede quizá modificar su propia naturaleza hacia otra clase más apropiada. Se sitúa alrededor del cuerpo como una red de conexiones geométricas y tridimensionales, En algunos casos está en reposo, esperando el momento apropiado para ponerse en movimiento.

Por su parte el denominado cristal Mer-ka-bah está tallado en forma de pirámides entrecruzadas y se interpreta como la unión de corazón, mente y cuerpo. Su forma[1], plasmada en las modernas enseñanzas esotéricas, muestra que la Mer-ka-bah es presentada como un vehículo inter-dimensional bajo una forma isométrica que está compuesta por tres tetraedros estrella superpuestos, los que se integran uno sobre otro, de modo que al observarlo o dibujarlo, se aprecia su volumen como una sola unidad.

Cada uno de los cuerpos de las tres sub-formaciones, está compuesto por dos tetraedros simples, uno que apunta hacia arriba que es considerado masculino o tetraedro sol; y otro que apunta hacia abajo que es femenino o tetraedro tierra.

Igual tiene una clasificación y una dirección de movimiento dinámico. El primero de ellos es dextrógiro y femenino; el segundo es levógiro o en contra de las manecillas del reloj y es masculino. El tercero es neutro y no gira, se mantiene como detenido en su eje. Este conjunto conforma un tetraedro múltiple en estrella.

Su naturaleza es cristalina y geométrica; la interrelación de estos campos en el universo provee orden y armonía a su estructura. La forma humana irradia en su totalidad éste campo desde el momento cuando comienza la concepción.

Grave error resulta de la creencia de que existe sólo un tetraedro estrella y que éste posee dos tetraedros simples (femenino y masculino) que giran en sentido contrario. En realidad son los tetraedros estrella completos los que giran.

La sabiduría y comprensión de estos campos fue entregada a la tierra hace más de trece mil años a través de la geometría sagrada. Este campo de luz se llama Mer-ka-bah o vehículo de rescate; se accede al mismo a través de llaves geométricas específicas: la estrella pentagonal, tetraedro, octaedro, dodecaedro y demás comandos de velocidad que aceleran o desaceleran dicho vehículo.

La Mer-ka-bah corresponde a un estado de conciencia, el mismo que debería haberse alcanzado desde hace miles de años; mediante esta sagrada geometría, pues se entiende que el Ser es uno con el movimiento y con el todo y por consiguiente, el todo es uno consigo mismo.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.
Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242
Autor: Daniel García Vanegas.
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ETIQUETAS: Geométrico, geometría sagrada, hologramas, fractales, Yantras, mandalas, laberinto, espiral, Mer.ka-bah, sólidos, perfiles, figuras, poliedros regulares, sistemas, ordenamiento, energía, vibración, entidad, existencia.




[1] Simon y Sue Lilly (2008). Cristales. Blume. ISBN 978-84-8076-756-9

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