martes, 24 de noviembre de 2015

EL CADUCEO


 

EL CADUCEO


“Símbolo de autoridad, emblema de paz e insignia del oficio sanador”. Anónimo.

Durante muchos años éste símbolo se consideró proveniente de la mitología griega, más hoy se ha podido establecer a partir de descubrimientos realizados por arqueólogos que en civilizaciones anteriores a la griega, específicamente en Caldea y Asiria ya lo utilizaban.

En excavaciones adelantadas en Caldea, se hallaron vasos que tenían en sus azas, dos serpientes enroscadas, junto con una inscripción dedicada al dios Ningishzida que data del año 3000 a.C.

Su origen es conocido desde la más remota antigüedad, pues el ‘Caduceo’ se constituye en uno de los símbolos más antiguos utilizados por el hombre, derivado del globo alado de la familia real Anunnaki en el planeta Nibiru, el cual a su vez, en sumeria, fue originalmente el símbolo asignado al creador dios Anunnaki, EA o EN.KI, convirtiéndose en arquetipo de los magos sanadores o de ‘aquel que sabe’, símbolo que más tarde fue convertido en infame, por cuenta de verse asociado con la serpiente que desde épocas del Jardín de Edén, facilitó acceso al hombre al fruto prohibido del ‘árbol del conocimiento’.

Ya desde la antigua Mesopotamia, el caduceo se representó por medio de dos serpientes entrelazadas asociadas con el sistema nervioso central, enroscadas alrededor de un bastón que luce como la espina dorsal que remata en dos alas de ‘cisne’, lo cual en algunas culturas se asimila con los dos hemisferios del cerebro, que aparecen rodeando el círculo central del báculo que simboliza la glándula pineal, o el sol central, a su vez relacionado con el centro psíquico interior.

La serpiente casi siempre representa sabiduría espiritual, vida y curación. Se atribuyeron los primeros símbolos del caduceo a Enki y a Ninhursag. Este símbolo se transfirió más tarde en cabeza de Ningishzida o Thot, el reconocido ‘dios curativo’ descendiente de Enki y luego a otros de su familia, porque se considera un código propio del linaje heredado de Enki.

A partir de los conflictos entre Enki y Enlil, la historia de la serpiente se tergiversó, convirtiéndola en un símbolo del mal; si bien existía una clara relación entre los hermanos, con frecuencia no veían las cosas de la misma manera, sobre todo, en cuanto se trataba de dar apoyo a los humanos, allí aparecía la controversia. Por tanto, el enojo de Enlil contra Enki, causó que en ciertas versiones, se torciera la verdad acerca de la maldad de la serpiente, hecho que después se volvió parte de los textos de la Biblia.

Originalmente los conflictos comenzaron con la primogenitura al trono real de la civilización Nibiruana, antecedente que luego se vio reflejado en la historia de Caín y Abel y en tantas otras historias de hermanos que compiten por el poder, el favoritismo y la herencia a lo largo de los tiempos.

Enlil no tenía mayor paciencia ni compasión por los humanos y en varias ocasiones, como surge de la destrucción de Sodoma y Gomorra, él literalmente los aniquiló con bombas de gran poder casi la totalidad de la civilización de ese momento, rememorando el intento previo de destrucción sucedido con el ‘Diluvio’, pero en ambos casos, Enki y aquellos que lo apoyaron, tomaron acciones veloces para alertar tanto a Job, como a Noé sobre los peligros venideros. Es más, por éste tipo de acciones algunos Anunnaki ultrajaron a Enki, a pesar que al final creyeron que sus iniciativas tenían muy pocas opciones para llevar a cabo un feliz rescate.

Algo similar sucedió en el Jardín de Edén, cuando Enlil se manifestó furioso del hecho que Enki le permitiera a los humanos, tener acceso al conocimiento, producto de la mezcla de los genes Anunnaki con los genes homínidos, oponiéndose con ello a la creación del hombre a ‘imagen de los dioses’ como ‘copia’ de los Anunnaki, seres en realidad biológicos, de tercera dimensión y mortales, aun cuando muy longevos frente a la limitada percepción de los tiempos terrestres.

Para vengarse de Enki y en el esfuerzo por recobrar su poder sobre de los humanos, Enlil se propuso empañar la reputación de su hermano, extendiendo la idea que muestra la ‘serpiente de la sabiduría’ como una entidad mala. Sin embargo, Enlil sólo obtuvo un éxito relativo, porque la mayor parte de los planes trazados por Enki en favor de la humanidad, ya habían funcionado. La batalla entre los hermanos continuó hasta los tiempos de las guerras de la pirámide y del Éxodo.

El caduceo también aparece como una de las herramientas de Moisés. La serpiente, para los hebreos ancestrales representaba la salvación y la sabiduría. El bastón de cobre en forma de serpiente de Moisés, fue a menudo utilizado por su hermano Aaron, quien era el alto sacerdote entrenado en la magia y famoso por realizar milagros. Otra conexión entre el bastón y las serpientes ocurrió durante el éxodo, cuando el bastón fue visto transformarse en serpientes.

Esto coincide con el momento en el que Enki abandona la Tierra y Marduk asume el liderato como parte de la familia de Enki. A la familia de Enlil se le dio el dominio sobre el Sinaí expropiado a Ninhursag. Sin, fue el nuevo gobernante. Su símbolo es la luna creciente el cual más adelante se volvió el símbolo asumido por el Islam.

Por suerte, la herencia del caduceo se mantuvo viva. En algunas versiones la cabeza del bastón es representado con un disco solar o incluso con una luna creciente. Nisaba, una de las hijas de Enki, también sostuvo un bastón similar cubierto con un ‘ankh’ o cruz egipcia para la posteridad. Para algunos otros, el bastón simbolizó el mando dado a Hermes/Mercurio.

La figura del Caduceo ha ido cambiando a medida que evolucionaron las civilizaciones, impregnándole características de cada pueblo, según corresponda a sus costumbres e ideas.

Así las cosas, el mundo entero ha rendido culto a la serpiente primordialmente por su sabiduría, pero irónicamente, en realidad no se trata en absoluto de serpientes físicas, sus características se asocian con la destreza o su habilidad para sobrevivir en los más ásperos ambientes, y de nuevo ratifica que su forma se parece al flujo de energía que circula por la espina dorsal camino al chacra de la corona y al tercer ojo. Como la serpiente se despoja de su piel, este proceso se asimila con renovación. Por ser animales proféticos y encantadores, se les atribuye que alejan las enfermedades. Asimismo, el ofidio es sinónimo de poder, de cautela natural o de intimidación.

Los escritores bíblicos llamaron al caduceo, la serpiente sanadora Nehushtan, pues la palabra hebrea para serpiente es nahash. La raíz del término son las letras hebreas Nun, Het y Shin, significan ‘acertar’. Errónea o intencionalmente dicho vocablo se tradujo a otros idiomas como ‘satán’, puesto que en un principio dicho término significaba ‘enemigo’ o ‘adversario’. Por tanto Satán, no corresponde a la serpiente en absoluto, sino a ‘contendor’.

Para la cultura occidental, el vocablo ‘Caduceo’ proviene del griego cadux que significa ‘heraldo’ o ‘embajador’, el cual llega al latín como caduceum, derivado de cadere: ‘caer’, como un claro signo de disponer de: ‘dotes para calmar o apaciguar’.

En la mitología griega, el caduceo fue un presente de Apolo a Hermes. De acuerdo con el himno homérico dedicado a Hermes y según los registros de la Biblioteca mitológica del Pseudo-Apolodoro, aparece la instrucción que deben distinguirse dos tipos de báculos, los mismos que más tarde fueron unidos en uno. El primero es una vara de heraldo ordinaria y el segundo es la vara mágica que otras divinidades también poseían.

Originalmente la vara de heraldo estaba adornada con lazos blancos, los que luego habrían sido cambiados por dos serpientes en sus artistas posteriores, pues su presencia la justificaban, sea como un vestigio de alguna característica previa o bien, por grafos simbólicos que marcaban la prudencia, la vida y la salud. Ya en épocas posteriores, el caduceo fue adornado también con un par de alas, teóricamente para mostrar la rapidez con la que el mensajero de los dioses se movía de un lugar a otro.

Es asimismo el caduceo de Hermes formado de dos serpientes, hace cada una de tres vueltas alrededor del bastón sagrado. LSin duda, los griegos tomaron de los monumentos egipcios la idea de un caduceo para Mercurio. De la efigie construida antes en honor de Osiris, los griegos en manos de esculapio, ofrecieron una forma distinta al caduceo de Mercurio o de Hermes, para llegar a representar un símbolo cósmico, sideral o astronómico que se asemeja a lo espiritual y a lo fisiológico, mientras su significado resulta cambiante según sea su aplicación.

Más ¿Por qué las serpientes? se sabe que ciertos pueblos primitivos veían en éste reptil el símbolo de la cola de una de las constelaciones polares. Astronómicamente, la cabeza y la cola representan los puntos de la eclíptica en donde los planetas y hasta el sol y la luna se juntan en un estrecho abrazo.

Metafísicamente, el caduceo representa la caída de la materia primitiva y original en un burdo material terrestre, con lo que la realidad se convierte en ilusión. Fisiológicamente es el símbolo del restablecimiento del equilibrio perdido en la vida y se muestra como una unidad en las corrientes vitales que desempeñan diversas funciones en el cuerpo humano.

A lo largo del tiempo, diferentes civilizaciones tanto en Egipto y en la India, como en Grecia y en América, o incluso las grandes escuelas de misterio y ciertas sociedades secretas, se ha usado y renombrado el caduceo. En la India, por ejemplo, los ‘Nagas’ eran los dioses y diosas serpiente que luego simbolizaron la energía del kundalini.

Pues bien, además la composición del báculo ha cambiado a través de las épocas y según las ideas y creencias religiosas de los pueblos. En un principio era una vara o caña que utilizada por el hombre para su protección física y como compañera de la vida nómada Luego, al reunirse los hombres en grupos, tribus o clanes, se convierte en un atributo propio del jefe de esas primitivas sociedades y representa la autoridad o fuerza, siendo una vara más gruesa en un extremo o doblada en forma de cayado, tal como los utilizados por los pastores de rebaños.

En la Edad de Hierro, esa vara toma el significado del dios de la fecundidad por su semejanza con el órgano viril, símbolo de la vida misma. Luego, se afinó hasta convertirse en un símbolo de poder mágico, sea como cetro de reyes, signo de monarcas o de atributo divino en manos de los demiurgos, encantadores y brujos.

Paralelamente al destacado símbolo evolucionó otro tipo de caduceo, distinto en forma y significado, llamado el de ‘Esculapio’ motivo que apareció hacia el siglo IX a.C. y que corresponde al culto estelo-solar que representa el equinoccio de primavera, adoptado en honor al dios Apolo. Su diseño está formado por un tronco o vara de cabeza nudosa y enroscada en ella, una serpiente que exterioriza la cabeza de manera separada y erguida.

Los historiadores han buscado algún tipo de similitud entre éste y los símbolos encontrados en tiempos remotos de los Caldeos, o en el curioso hecho de que Esculapio a veces se representaba con figura de la serpiente en su santuario de Epidanto, resulta sr un evento que determina una clara diferencia con los otros dioses propios de esa mitología.

El bastón de Esculapio dio origen a un caduceo que se colocó en las manos del dios que representaba las artes de la medicina. Cuenta la leyenda que Esculapio en sus funciones de médico, estaba atendiendo a Claucus quien estaba gravemente enfermo, cuando vio una serpiente que reptaba hacia su bastón; entonces él la mata y en ese momento, otra serpiente se dirigió hacia la primera con unas hierbas en la boca y al tocarla le devolvió la vida. De ese modo Esculapio, llega a conocer las hierbas que resucitan a los muertos.

Con el tiempo y otras influencias, el ‘Caduceo de Esculapio’ se transformó, de modo tal que el bastón ritual prehistórico se convierte en una fina vara rematada por un espejo, que para algunos observadores, representa un ramo estilizado de uvas. Si bien se mantiene la serpiente enroscada en la vara y todo ello rodeado por dos ramas de naturaleza diferente; la de la izquierda, de laurel con seis hojas y cuatro botones de flor y la de la derecha, de roble con tres bellotas.

Esa vara termina en algo que ha sido actualmente admitido como un espejo rodeado de bolas decorativas, pues en Egipto el espejo estaba considerado como instrumento de propiedades mágicas por lo que se pueden ver reflejados en él, seres sobrenaturales con la simple ingestión de un leve narcótico.

Es de señalar que el Caduceo de Esculapio ha quedado como símbolo de ese dios, padre de la medicina y el Caduceo médico es el resultado de la evolución histórica.

El roble está considerado un árbol sagrado en Las Galias y Grecia, pues las sacerdotisas que se mantenían en los templos dedicados a los dioses, interpretaban los mensajes y predicciones que éstos transmitían a través del ruido que el viento producía al batir las hojas de ese árbol sagrado en los bosques. El laurel por su parte se veía como una planta utilizada por las pitonisas y adivinadoras para provocar divagaciones motivadas gracias a sus efectos provenientes de las propiedades ligeramente narcóticas de esta planta.

Muchas veces se confunde el caduceo con ‘La vara de Esculapio’, usada como símbolo de la medicina. También tiene cierta similitud el caduceo con la ‘Copa de Higía’, uno de los símbolos más reconocidos por cuenta de la profesión farmacéutica.

En Europa se han revelado investigaciones pertenecientes a la Edad de Piedra que destacan que en algunas grutas de los Pirineos muestran grafos de tres bastones de mando elaborados en astas de reno con terminaciones en cabezas esculpidas de serpientes, ello, como un símbolo del culto estelo-solar prehistórico correspondiente a la Edad de Piedra.

En el antiguo Egipto, el Caduceo estaba constituido por dos serpientes que representaban las relaciones entre los astros y la cirugía. En la cultura grecolatina hay dos tipos distintos de Caduceo que tienen en común, ser atributos divinos colocados en manos de algunos dioses de la mitología grecorromana.

En las Américas su imagen estaba en Quetzlcoalt quien supuestamente es Thot. En tierras aztecas se conocía el signo astrológico de la ‘serpiente o símbolo de la ‘vara, y la serpiente’. Un culto similar aún se mantiene entre los indios del Amazonas, designándose con el nombre de "Anaconda" y en Haití, entre los que profesaban los ritos vudú, se practica el culto a la serpiente.

En la Cristiandad, el arcángel Miguel estaba asociado con éste bastón. Las sirenas volvieron el bastón en dos serpientes que ellas sostenían en sus manos. En un momento se consideraba que éste bastón era tan poderoso que pudo levantar a los muertos.

En el ámbito de la mitología romana, el bastón era portado por los heraldos o mensajeros tal como lo hacía Mercurio. La vara muestra dos serpientes entrelazadas, en lugar de las tradicionales guirnaldas. De acuerdo con el mito, Mercurio intervino en la lucha de dos serpientes y las separó pacíficamente con el caduceo y simplemente en ese momento las serpientes se detuvieron y se separaron como una señal de paz.

De éste símbolo y de su asociación con la serpiente, deriva el poder que fue transferido al símbolo del dragón que continuó manteniendo la fuerza del conocimiento. El dragón era ‘divino’. Ésta es una razón por la que se dice que el hombre porta una “herencia divina”. El observador verá en una versión del caduceo, un disco solar alado tal como en el Egipto Antiguo, el cual incorporó el conocimiento de la divinidad del ser y el alma eterna, en el chacra del tercer ojo, junto con el conocimiento tradicional de lo que aquello simboliza.

Las dos serpientes entrelazadas en el bastón también representan el número ocho y son señal de equilibrio entre fuerzas antagónicas. Igual, representan el movimiento cósmico eterno, base de la regeneración y del infinito, ya que muestra el símbolo del infinito en posición vertical.

Hoy se reconoce como la representación de la estructura del ADN y de la sanación utilizado por cuenta de la profesión médica. Mucho tiene que ver con el contenido del ADN individual. Mientras más puro sea el ADN, mejor oportunidad se tiene de lograr sabiduría, longevidad, etc.

La composición de éste emblema ha cambiado a través de las épocas, siguiendo las ideas, creencias religiosas y culturales de los pueblos a todos los rincones.

En algunas culturas el caduceo suele ser presentado como símbolo del comercio. De hecho, es utilizado como emblema en diversas instituciones dedicadas al estudio y enseñanza de las ciencias económicas, por ejemplo los Institutos Superiores de Comercio de Chile. Es utilizado también en los logotipos de la Liga de Defensa Comercial (Lideco) del Colegio de Contadores, Economistas y Administradores de Uruguay, de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini de Buenos Aires y en la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA) del IPN en México o de la Cámara de Comercio de Guayaquil en Ecuador. Un caduceo cruzado con una pluma es además el símbolo de los comisarios navales, oficiales encargados de la administración de los barcos.

Por tanto, son varios los significados más destacables del Caduceo: primero el origen reptiliano del símbolo, el segundo, el estrecho vínculo que tiene con la genética, el ADN y demás aspectos relacionados con la salud y el tercero, el movimiento vital que forma parte del proceso energético de la naturaleza, incluida su influencia sobre el cuerpo humano y el cuarto, el condicionamiento hacia la sabiduría espiritual, elemento que en algunas culturas se asocia con la Kundalini.

Entonces, al combinar el ADN con el despertar espiritual, sea al cuerpo, la sangre, y el espíritu con los suplementos nutritivos, cada humano el observador sabrá que él es el jardinero y guardián de la Tierra, más nunca el dueño. Los humanos deben mantener la belleza, la armonía y el equilibrio como dones primígeos que les fueron concedidos una vez que la Tierra fuese creada. El individuo no debe interesarse solamente en sí mismo, puesto que él es simplemente ‘uno’, como parte del colectivo humano.


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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas

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ETIQUETAS: Caduceo, símbolo, medicina, tablillas, humanidad, historia, prehistoria, mesopotamia, babilonia, sumeria, asiria, enki, anu, enlil, gigi, lulu, marduk, inanna, mitología.





martes, 17 de noviembre de 2015

REYES SUMERIOS


REYES SUMERIOS


“Allí donde el mando es codiciado y disputado no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”. Platón.


De los múltiples artefactos increíbles que han sido recuperados de sitios ubicados en Irak donde crecieron las florecientes ciudades sumerias, pocos han sido tan intrigantes como la Lista de los Reyes sumerios, antiguos manuscritos grabados originalmente en la lengua vigente. Constan de listados de reyes de Sumer o dinastías sumerias y de sus regímenes vecinos, indicando la supuesta duración de los reinados, y la localización de la realeza ‘oficial’ y sus distintos territorios. Lo que hace a estos objetos algo único es la mezcla aparente de míticos gobernantes predinásticos con gobernantes históricos reales.

El primer fragmento de los textos raros y únicos encontrados, fue una tableta cuneiforme de más de 4.000 años de edad, hallada en el año 1900 por el erudito alemán-estadounidense Hermann Hilprecht en el sitio de la antigua Nippur, evento que se publicó en 1906. Lo que hace éste artefacto único es una lista donde claramente se mezclan gobernantes pre-dinásticos y normalmente tomados como míticos, con los gobernantes históricos de los que se sabe a ciencia cierta sobre su existencia real.

A partir del descubrimiento de Hilprecht, por lo menos se han encontrado diez y ocho ejemplares más de la lista de reyes, la mayoría de ellos data de la segunda mitad de la dinastía de Isin reconocida entre 2017-1794 a.C. Sin embargo, no hay dos de esos documentos que sean idénticos, aun cuando entre todos hay suficiente material común en todas las versiones de las listas, para pretender que se derivan de una misma narración idealizada de la historia sumeria.

De todos los listados de reyes sumerios es el prisma de Weld-Blundell, hoy perteneciente a la colección de escritura cuneiforme del Museo Ashmolean de Oxford, el que representa la versión más extensa, así como tal vez la más completa copia de la lista de reyes.

El prisma de unos 20 cm de altura, está compuesto de cuatro lados y muestra dos columnas en cada uno de sus lados. Se asume que originalmente tenía un huso de madera que pasaba por su centro, para poder ser girado y leído por los cuatro costados. Enumera los gobernantes regentes desde las dinastías antediluvianas hasta el decimocuarto gobernante de la dinastía Isin (1763 - 1753 a.C.).

La lista posee un inmenso valor porque refleja tradiciones muy antiguas, y al mismo tiempo, proporciona un marco cronológico importante que relata los diferentes períodos de la realeza en Sumeria, además de demostrar paralelismos increíbles con las crónicas encontradas en el Génesis.

La antigua civilización de Sumer o Sumeria, se considera el lugar de la civilización moderna más antigua conocida, territorio situado en la parte más meridional de Mesopotamia entre los ríos Tigris y Éufrates, en la zona que más tarde se convirtió en Babilonia y que hoy se corresponde con el actual sur de Iraq, ubicado entre Bagdad y el Golfo Pérsico.

Durante el tercer milenio a.C., Sumer fue el enclave de al menos doce diferentes ciudades estados: Kish, Erech, Ur, Sippar, Akshak, Larak, Nippur, Adab, Umma, Lagash, Bad-tibira, y Larsa. Cada uno de dichos estados se componía de una ciudad amurallada con su pueblo y tierras circundantes. Cada una adoraba su propia deidad, cuyo templo constituía la estructura central de la ciudad. El poder político pertenecía originalmente a los ciudadanos, pero, como la rivalidad entre las diferentes ciudades-estado aumentó, cada una adoptó la institución de reino en seguimiento a un líder.

La lista de los reyes sumerios relata que ocho reyes reinaron antes de una gran inundación. Después del diluvio, unas ciudades-estado y sus dinastías de reyes temporalmente ganaron poder sobre las demás.

Con la Lista de Reyes Sumerios comienza el origen mismo de la monarquía, que es vista como una institución divina, al argumentar que: “La realeza descendió del cielo”.

Entre todos los ejemplos de la Lista de Reyes Sumerios, se destaca el prisma de ‘Weld-Blundell’ que reposa en la colección cuneiforme del Ashmolean Museum de Oxford, allí se presenta la versión más extensa, así como la copia más completa de la Lista de los Reyes.

Los gobernantes de las primeras dinastías se representan como reinantes de períodos fantásticamente largos: “Después de la realeza descendió del cielo, el reino estaba en Eridug. En Eridug, ‘Alulim’ se convirtió en el rey que gobernó durante 28.800 años. Luego, ‘Alalgar’ gobernó durante 43.200 años. Así, dos reyes gobernaron durante 72.000 años”.

LISTA ANTIDILUVIANA DE REYES

DESDE / HASTA
 NOMBRE REY
SEDE GOBIERNO
AÑOS
222.600 – 193.800
28.800
193.800 – 150.600
Eridu
43.200
150.600 – 114.600
36.000
114.600 – 85.800
28.800
85.800 – 57.000
Bad-tibira
28.800
57.000 – 43.200
13.800
43.200 – 36.000
7.200
36.000 – Diluvio
36.000

La lista de nombres denota que los primeros ocho reyes gobernaron un total de 241.200 años desde el momento en que la monarquía “bajó del cielo” hasta el momento en que “el diluvio” barrió la tierra y una vez más “la realeza bajó del cielo” después de la inundación. Durante este nuevo período gobernaron de ocho a diez reyes, según las tablillas, mientras de acuerdo con la biblia también fueron ocho o diez los patriarcas.

Por supuesto la increíblemente larga permanencia de los primeros reyes ha provocado muchos intentos de interpretación. En un extremo está el despido completo de las astronómicamente grandes figuras como “completamente artificiales”, a la vista de que no son dignas de seria consideración.

En el otro extremo, está la creencia de que los números tienen una base en la realidad y que los primeros reyes eran realmente dioses y que eran capaces de vivir mucho más tiempo que los humanos.

En medio de los dos extremos anteriores, está la hipótesis de que las cifras representan el poder relativo, medidos el triunfo o la importancia relativa. Por ejemplo, en el antiguo Egipto, utilizar la frase “murió 110 años de edad” se refería a alguien que vivió la vida al máximo y que ofreció una importante contribución a la sociedad.

De la misma manera, los extremadamente largos periodos de reinado de los primeros reyes pueden representar lo increíblemente importante de sus mandatos y cómo fueron percibidas a los ojos de las personas. Esto no explica sin embargo, ¿por qué los períodos de tenencia del poder, más tarde pasaron a verse como períodos de tiempo realistas?

Relacionado con éste punto de vista, está la creencia de que a pesar de los primeros reyes son históricamente reales y únicos, esto no excluye una posible correspondencia de los gobernantes históricos que más tarde fueron mitificados.

Algunos de los gobernantes mencionados en la lista de principios, como ‘Etana’, ‘Lugal-banda’ y ‘Gilgamesh’, son figuras míticas o legendarias cuyas hazañas heroicas son sujetos activos de una serie composiciones narrativas recientes tanto de sumerios, como de babilonios.

Por último, algunos estudiosos han tratado de explicar las cifras a través de una investigación matemática y la correspondiente interpretación (por ejemplo, Harrison[1], 1993).

La Lista de Reyes Sumerios, registra que ocho reyes reinaron antes de una gran inundación. Después del Diluvio, las diversas ciudades-estado y sus dinastías de reyes ganaron temporalmente el poder sobre los demás.

Un prisma de ocho pulgadas de alto, contiene cuatro lados con dos columnas a cada lado. Se cree que originalmente tenía un husillo de madera que iba a través de su centro de modo que pudiera hacerse girar y permitía leer en los cuatro lados. En éste prisma se enumeran los gobernantes antediluvianos o regentes antes del diluvio, de las dinastías a la decimocuarta de la dinastía de Isin entre 1763-1753 a.C.

  PATRIARCAS HEBREOS
En general, las listas de Reyes Sumerios ofrece un récord de ocho reyes, aun cuando algunas versiones tienen diez, de quienes reinaron durante largos períodos de tiempo antes de la inundación, que van desde 18.600 a 43.200 años. Esto es similar al relato del Génesis 5, donde se registran las generaciones de patriarcas que van desde la Creación hasta el Diluvio. Curiosamente, entre Adán y Noé hay ocho o diez generaciones, similar al recuento sumerio de reyes entre el comienzo de la realeza y la inundación.

La Lista de Reyes Sumerios realmente constituye un misterio desconcertante. ¿Por qué los sumerios combinarían gobernantes míticos con los gobernantes históricos reales en un documento? ¿Por qué hay tantas similitudes con el Génesis? ¿Por qué fueron los reyes antiguos descritos como gobernantes desde hace miles de años? Estas son sólo algunas de las preguntas que aún siguen sin respuesta después de más de un siglo de investigación.

De todas maneras, la lista es de un inmenso valor porque refleja tradiciones muy antiguas y al mismo tiempo, proporciona un marco cronológico importante en relación con los diferentes períodos de dominio de la realeza Sumeria, e incluso demuestra notables paralelismos con los relatos registrados en el Génesis.

Algunos estudiosos, por ejemplo, Madera[2], 2003, han llamado la atención sobre el hecho que existen similitudes notables entre la Lista de los Reyes sumerios y los relatos del Génesis. Por ejemplo, Génesis narra la historia de “la gran inundación” y los esfuerzos de Noé para salvar a todas las especies de animales en la Tierra de la destrucción. Del mismo modo, en la Lista de Reyes Sumerios, no hay discusión sobre que un gran diluvio cuya: “inundación barrió la tierra.”

Después de la inundación, la Lista de los Reyes registra reyes que gobernaron durante períodos mucho más cortos de tiempo. Por lo tanto, la Lista de Reyes Sumerios no sólo documenta una gran inundación en la historia temprana del hombre, sino que también refleja el mismo patrón ya destacado sobre la disminución de la longevidad, tal como se encuentra en la Biblia: “los hombres tenían una extremadamente larga esperanza de vida antes del diluvio y la vida mucho más corta se extiende tras el diluvio”. (Wood[3], 2003).

Según relatos, bajo la religión sumeria toda la tierra pertenecía al dios regente en cada ciudad, mientras el rey y su administración eran simples agentes en la tierra, de modo que la estructura del poder comenzaba con los dioses como fuente de autoridad civil y religiosa.

Si bien el dios era supremo, no podía hacer nada ya que era una estatua, de modo que el sacerdote actuaba en su nombre ante el rey, mientras el poder estaba en manos del rey o de los sacerdotes, o comúnmente, dividido entre ambos, pues nunca hubo períodos de poder sacerdotal absoluto.

Sólo se muestra un caso curioso de unión de ambos poderes: las ‘bodas sagradas’, que se consumaban tanto anual, como carnalmente el rey y la sacerdotisa del templo principal de la ciudad; esta unión se consumaba casi públicamente, entre música y danzas y con gran júbilo general, de una forma tal que recuerda mucho las prácticas asumidas en el Cantar de los Cantares, llevadas a cabo por el rey hebreo Salomón, y he aquí que no es pura coincidencia la aparición de otro rasgo común de hebreos y sumerios.

“Quien gobierna a un pueblo dando buen ejemplo se parece a la estrella polar, que permanece inmutable mientras los astros dan vueltas a su alrededor”. Confucio.
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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas

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ETIQUETAS: Tablillas, Reyes sumerios, extraterrestres, Anunnaki, nephlin, humanidad, historia, prehistoria, prediluvio, Nibiru, mesopotamia, babilonia, sumeria, asiria, enki, anu, enlil, gigi, lulu, marduk, inanna, mitología.



[1] www.ancients-origins.net
[2] Idem
[3] www.ancients-origins.net


martes, 10 de noviembre de 2015

LA ESTRELLA SIRIO


LA ESTRELLA SIRIO

“Nunca la naturaleza dice una cosa y la sabiduría otra”. Juvenal.

Como un dato relevante, Robert Temple, en su libro “El misterio de Sirio[1], comenta que existe una tribu africana, cerca de Timbuctú en Malí, llamada los Dogones, de quienes se sabe que durante más de setecientos años han poseído una valiosa información que los científicos pretendieron desconocer hasta hace muy pocos lustros, cuando finalmente se logró la comprobación científica por medio de una fuente moderna, a través de la información proveniente de la sistemática exploración efectuada por los satélites espaciales.

Es notable como ya hace siglos, los dogones decían que había otra pequeña estrella que giraba alrededor de Sirio, la cual estaba constituida por el material más pesado que existía en el universo. Sabían además que dicha estrella tarda cincuenta años en completar el curso de su rotación alrededor de Sirio. Se trata de una estrella muy vieja, pero debido a que los astrónomos no lograban verla con sus telescopios, los etnógrafos pensaron que simplemente se trataba de un detalle más, sin mayor valor dentro de la mitología de los dogones.

Más en 1970, un telescopio lanzado al espacio encontró una estrella blanca enana, girando en torno a Sirio, la cual giraba del mismo modo como se había afirmado en el denominado ‘Mito de los Dogones’ y además se concluyó que tal estrella es muy densa. Se calcula que una pulgada cúbica de su materia, puede pesar alrededor de una tonelada. Igual, se precisó también que su órbita tarda unos cincuenta años en hacer su circunvalación y fue entonces cuando recibió el nombre de Sirio B, para diferenciarla de la estrella original, la misma que se rebautizó con el nombre de Sirio A.

Lo increíble es que los dogones saben mucho más acerca Sirio, estrella de la cual además se sabe que es la más brillante del firmamento visible desde la tierra y que se encuentra en la constelación del Can Mayor, situada a la izquierda y justo debajo del cinturón de Orión, a una distancia de alrededor de unos 8,7 años luz desde la tierra, a la cual, como si fuera poco, los antiguos egipcios mostraban una gran veneración al llamarla ‘Estrella del Perro’.

Asimismo vale resaltar que además de los dogones, otros pueblos vecinos como los Bambara, los Bozo de Segu y los Miniaka de Kutiala, comparten desde tiempos inmemoriales una serie de idénticos conocimientos sobre Sirio, reconociéndose hoy que en torno a éste mencionado sistema, gira buena parte de la vida ritual practicada ancestralmente por estas gentes.

Es así como cada cincuenta años y cumpliendo estrictamente con el “Ciclo orbital que realiza Sirio B alrededor de Sirio A, estas tribus celebran sus rituales de renovación, a los que llaman Fiestas ‘Sigui’, en honor a su dios.

‘Tolo’ corresponde al nombre con el que conocen a Sirio A y es por cuenta de dicho motivo que elaboran una serie de complejas máscaras de madera con las cuales celebran la entrada de cada nuevo ciclo, para luego almacenarlas en un lugar sagrado, en donde los arqueólogos han podido encontrar piezas que datan, cuando menos del siglo XV.

Por ende, surge la pregunta: ¿De dónde y cuándo obtuvieron los dogones tantos y tan precisos conocimientos astronómicos?

La referencia surge en 1931 cuando el antropólogo francés Marcel Griaule, visitó por primera vez dicha tribu, descubriendo que en sus tradiciones más sagradas y secretas se hablaba de una estrella compañera de Sirio, a la que llamaban ‘Po Tolo’, de la que sabían que tarda cincuenta años en completar una órbita en torno a Tolo y que además, es extraordinariamente densa, lo que es rigurosamente cierto. Por si esto fuera poco, los dogones sabían de la existencia una tercera estrella a la que llaman Emme Ya, que sin duda corresponde a la recién descubierta Sirio C, de la que ellos dicen: “es cuatro veces más ligera que ‘Po Tolo’ aunque que tarda el mismo tiempo que ésta en completar su órbita alrededor de Sirio A”.


Así, cuando un grupo de científicos visitó la tribu de los dogones para indagar cómo habían logrado tan preciada información, los más viejos de la tribu se limitaron a responder que la habían recibido de seres llegados del cielo en un vehículo volador, agregando que esos seres habían hecho un gran agujero en el suelo, el cual inmediatamente llenaron de agua. Los ocupantes de la nave, que tenían el aspecto de delfines, se lanzaron al agua y tras llegar a tierra hablaron con los dogones. Les contaron que procedían de Sirio y les narraron muchas historias sobre aquella estrella.

Es más, los dogones todavía guardaban una información más increíble. Tienen registrada una imagen visual de los movimientos de Sirio A y Sirio B vistas desde la Tierra, recopiladas durante un periodo de tiempo que va desde 1912 hasta 1990, lo que en su momento coincide con una imagen exacta del lugar donde se encontrarían las dos estrellas visto como como una posición actual. Disponían también de una gran cantidad de información sobre los demás planetas del sistema solar, incluyendo varias lunas.

Un reciente descubrimiento acaecido a principio de los años noventa, concuerda en que Sirio es en realidad un sistema estelar triple, lo que ha levantado una serie de controversias, pues éste evento que la actual astronomía reconoce y que ya era sabido por antiguos pueblos, incluidos los egipcios o la tribu de los dogones en Malí. Sí, lo sabían, al parecer porque un remoto día llegaron unos ‘dioses instructores’ provenientes de ese sistema celeste y les enseñaron al respecto.

La fresca noticia causa sorpresa, en especial a partir del hecho que los investigadores franceses, D. Benest y J.L. Duvent, han publicado los resultados de sus más recientes observaciones que afirman sobre el hecho que Sirio corresponde a un sistema estelar formado por tres estrellas y no por dos, como se aseguraba desde mediados del siglo pasado por la astronomía; su hipótesis se estableció al estudiar con detenimiento las variaciones en la órbita del sistema de Sirio, gracias a la revisión de los registros realizados desde 1862 hasta el presente, lo que derivó en la idea que un tercer cuerpo estelar, estaba involucrado en su recorrido.

Benest y Duvent dedujeron, además, que el nuevo astro denominado Sirio C, corresponde a una enana roja, esto es, a una clase de estrella quinientas veces menos masiva que el Sol y poco brillante, cuyo descubrimiento óptico aún no ha sido plenamente confirmado, pues sería necesario utilizar algunos más potentes telescopios de nueva generación.

Lo sobrecogedor de la noticia es que la existencia de dicho sistema ha sido de sobra reconocida por algunos de los pueblos más antiguos de África, entre ellos los egipcios y los dogones. Estos últimos, quienes actualmente viven en la planicie de Bandiagara, en las montañas Hambori en Mali, veneran desde tiempos inmemoriales el sistema Sirio del que parecen conocer muchos íntimos detalles.

Aquellos conocimientos que Griaule completó durante quince años, fueron además complementados más tarde con otra serie de investigaciones de campo que él mismo realizó, junto a la etnóloga Cermaine Dieterlen y que en su momento fueron consideradas en principio, mitología pura.

No obstante en medios académicos, escépticos como E.C. Krupp, director del Observatorio Criffith de Los Ángeles y uno de los más reconocidos especialistas mundiales en arqueo-astronomía, reconocieron que  además que el conocimiento sobre Sirio de dichos pueblos, era difícil explicar, así como otras apreciaciones  puesto que conocían muy bien desde la antigüedad la composición de los anillos de Saturno o las cuatro lunas galileas de Júpiter, lo cual sólo fue descubierto por Galileo Galilei, gracias a la invención de su primer telescopio, evento sucedido varios siglos después que los dogones ya hablasen de esos fenómenos.

En su momento y para evitar suspicacias, Griaule y Dieterlen prefirieron limitarse a describir aquello que les fue transmitido por los dogon, o jefes de cada pueblo iniciados en el secreto de Sirio, sin entrar a dar una valoración de sus hallazgos. Sin embargo en 1970, fue Cenevieve Calame-Griaule quien publicó un libro que tituló “Génesis Negro”, conteniendo algunas de las notas que su padre Marcel no se atrevió a dar a la luz pública.

En ellas se describe como los dogones creían en un dios hacedor del Universo al que llaman Amma, quien mandó al planeta Tierra a un dios menor, conocido como Nommo, para que sembrara la vida en el ambiente. Tal como describe una de las tradiciones recogidas por Griaule de boca de un dogon llamado Ogotemmeli, Nommo descendió a la Tierra y trajo una gran variedad de semillas de plantas que habían ya crecido en otros campos celestes… Narra igual que después de crear la Tierra, las plantas y los animales, Nommo creó a la primera pareja de humanos, de los que más tarde surgirían ocho ancestros humanos, quienes vivieron durante edades increíbles.

Sobre Nommo, los dogones describen también que se trataba de una criatura anfibia, probablemente parecida al conocido dios babilónico Oannes, quien regresó al cielo en un arca roja como el fuego, después de haber cumplido con su tarea.

Pues bien, con todos estos datos, ya para 1976 el lingüista norteamericano miembro de la Royal Astronomical Society británica, afincado en Londres, Robert K. C. Temple, publicó un osado libro que tituló “El Misterio de Sirio”, en el que se aventuró a decir que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre siete y diez mil años, dando toda clase de pistas sobre su origen estelar.

En su obra concluyó Temple: “Cualquier otra interpretación de las citadas pruebas no tendría sentido”. Y quizás no le faltase razón, pues sus argumentos, lejos de haber sido refutados, con el paso del tiempo se ven reforzados por nuevos descubrimientos como la existencia de Sirio C, la cual ya había sido anunciada con antelación, en su obra publicada con más de veinte años de anticipación.

Empero, el conocimiento del sistema triple de Sirio no resulta ser un patrimonio exclusivo de los dogones y de los pueblos vecinos, hecho que obliga a abrir aún más el compás de la supuesta influencia extraterrestre[2] en el pasado.

Fue Sir Norman Lockyer, astrónomo británico fundador de la revista Nature, el primero en darse cuenta que muchos de los templos egipcios estaban alineados con la aparición y desaparición de la estrella Sirio en los cielos, evento que oportunamente sirvió como base para el diseño de uno de los dos calendarios más utilizados en el antiguo Egipto.

El primero de los calendarios cuyo uso fue popular y de escasa complejidad matemática establece la duración del año en 365 días exactos, sin embargo, el calendario basado en el movimiento de Sirio, además de servir para fechar ciertas cuestiones sagradas y dinásticas, se fundamentaba en un compendio de observaciones astronómicas extraordinariamente precisas que establecían la duración del año en 365,25 días, según se deriva del tránsito de la tierra en su órbita solar.

Se comprobó por medio de la observación, cómo muchos de los templos egipcios, estaban orientados hacia el sol naciente, lo que dio pie a que los arqueólogos especulasen con la existencia de una religión solar, además, en sus cotas aparecían flanqueados por dos obeliscos, los que ubicados en un lugar previamente determinado, servían a los sacerdotes para determinar la línea del horizonte por donde salía el sol a lo largo del año, pudiendo marcar así con absoluta precisión el inicio de los solsticios de verano e invierno.

Además, aquel mecanismo de control del Sol, sirvió a los egipcios para comprobar que había un día del año en el que Sirio y el Sol salían exactamente por el mismo punto.

Comprobaron igualmente que cada cuatro años Sirio se retrasaba un día en acudir a su cita, lo que originó el reconocimiento del denominado ‘ciclo de Sirio’ o sóthico, suceso establecido en honor de la diosa Isis o Sothis, cuyo ciclo se cumplía cada 1460 años; es decir, pasado ese lapso de tiempo, tanto el calendario sóthico como el vulgar, volvían a coincidir al inicio de ese específico año nuevo, fenómeno que visto de otra forma se mide al decir que 1460 años X 0,25 días de error equivalen a 365 cuartos de día acumulados.

El uso de dicho calendario sóthico ha permitido fechar con precisión acontecimientos que sucedieron cuarenta y tres siglos antes de Cristo, lo cual demuestra que hace ya más de cuatro mil años los egipcios conocían la existencia y mecánica de dichos ciclos.

Entonces ¿En qué momento hicieron los egipcios sus observaciones sobre Sirio para establecer su calendario? ¿No fue acaso éste un conocimiento llegado de los mismos dioses que enseñaron a los dogones? ¿Existe una nueva pista sobre su origen?

La relación establecida de Sirio con la diosa Isis o ‘Señora de los Dos Fuegos’, al referirse a sus dos estrellas más grandes, A y B, fue confirmada hace ya varias décadas por los estudiosos Otto Neugebauer y Richard Parker. Lo que en realidad nunca supieron interpretar fue la razón presente dentro de la iconografía egipcia, donde  Isis iba a menudo acompañada de las diosas Anukis y Satis, que ahora por cuenta de expresado, pueden entenderse como Sirio B y Sirio C.

 
Otra clave simbólica al respecto, puede tener que ver con Osiris, mitológicamente hermano y compañero de Isis y encarnación de la Tierra, cuyo nombre jeroglífico es representado frecuentemente como un ojo unas veces sobre y otras bajo un trono, lo que se asemeja a la rotación del planeta, y por ende, con todo el sistema solar asociado en torno al fenómeno Sirio. 
No en vano Kant definió a Sirio como “el Sol de nuestro Sol”, hipótesis que llevó a muchos astrónomos decimonónicos a establecer la distancia entre Sirio y la tierra como  una unidad de medida astronómica. Para rematar, los dogones también conocían a Sirio A como la “estrella sentada”. Será ¿Una simple casualidad?

El astro-arqueólogo ruso Vladimir Rubtsov indica que el antiguo vocablo en babilonia que se usaba para referirse a Sirio era Tistrya, palabra que proviene del sánscrito Tri-Stri que significa tres estrellas. Ello significa  que el conocimiento de que Sirio es un sistema estelar triple fue de carácter universal en un remoto pasado. Pero ¿Cómo se supo? Los egipcios posiblemente hicieron evidente esa apreciación en la meseta de Giza, cercana a la ciudad de El Cairo, al construir las tres monumentales pirámides que como testigos mudos, allí permanecen.

Tanto es así, que algunos expertos opinan que la Gran Pirámide más que una tumba, fue en realidad un templo dedicado a Isis, la diosa que encarna a Sirio A, en cuyas dimensiones básicas se encuentran representados una serie de saberes relacionados con la estructura del cosmos.

La ciencia algún día podrá comprobar que las tres pequeñas pirámides satélite que hay junto a la de Keops representan tres planetas junto a Sirio A, al igual que las otras tres pirámides menores que flanquean a Micerinos (Sirio C).

Curiosamente esta disposición no sitúa ninguna pirámide menor junto a Kefrén, quizás en razón de lo que los astrónomos ya saben: el enorme peso gravitacional de Sirio B hace imposible que ningún planeta orbite en torno suyo sin ser fatalmente atraído hacia la estrella en sí.

Frente a esta hipótesis, se ha acuñado otra no menos interesante. En 1994 los investigadores Robert Bauval y Adrian Gilbert hacían público que tres de los cuatro canales de ventilación de la Gran Pirámide fueron orientados en dirección a ciertas estrellas concretas. Así el canal norte de la cámara del Rey miró hacia Alpha Draconis, el canal norte de la cámara de la Reina hacia la estrella más baja del cinturón de Orión una de las tres estrellas centrales de la constelación  y el canal sur de esta misma cámara mira hacia Sirio.

Su particular hallazgo, les llevó a formular su aventurada teoría de la ‘Correlación con Orión’ de la que se desprende que las pirámides de Giza son una réplica exacta del cinturón de Orión y que el Nilo así como el resto de pirámides egipcias, ocupan los lugares correlativos a la Vía Láctea, de modo que refleja la posición de otras estrellas importantes.

Y allí no termina todo, pues la orientación de los canales de la Gran Pirámide, corresponden según Bauval y Gilbert, a la posición en la bóveda de las citadas tres estrellas en específico para el año 2450 a.C., aun cuando la ubicación de las pirámides marca el lugar del cénit que resulta el correspondiente al de Orión en el año 10450 a.C.

Lo que ellos proponen para explicar esta diferencia cronológica es que, si bien la Gran Pirámide fue erigida en el 2450 a.C., perpetuando la falsa tesis arqueológica oficial de que fue construida por Keops, en su lugar conmemoran un acontecimiento remoto que tuvo lugar en el 10450 a.C.

Sin embargo independientemente de cuál de las dos hipótesis para la disposición de las pirámides de Giza es más próxima a la verdad, lo cierto es que la vinculación de Sirio y Orión, al menos desde un punto de vista astronómico, es innegable, pues los egipcios sabían con certeza que Orión se perdía tras el horizonte una hora antes que Sirio, lo que siempre sirvió de referencia para el establecimiento del funcionamiento del mencionado calendario sóthico.

A pesar de toda la evidencia expuesta, los historiadores prefieren seguir ignorando el motivo de la fascinación que ejerció sobre los egipcios y sobre otros pueblos tan alejados de ellos como chinos o dogones la presencia de la estrella Sirio, no obstante que todos los pueblos se esforzaron en aclarar estas dudas por medio de sus templos y mitos: eso sí, coincidiendo en decir que sus ‘dioses instructores’ descendieron un lejano día desde aquel sistema triple y habitaron en comunión con los antepasados terráqueos.

“Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita”. Aristóteles.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas

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[1] Temple Robert K. G. (1982) El misterio de Sirio. Ed. Martínez Roca
[2] J. Sierra & M. J. Delgado (1995) Revista Año Cero, en: http://www.bibliotecapleyades.net