martes, 26 de enero de 2016

LA ASTROLOGÍA (4)


LA ASTROLOGÍA (4)

“Aunque cada ciudad tuviera un dios principal, cuando una nueva cultura se hacía con el control de Mesopotamia, lejos de prohibir el culto a los dioses anteriores, los adoptaban e incluían en su panteón. De modo que se encuentra con que algunos dioses tienen dos o más nombres”. María Isabel Cubas.

La cronología temprana de la historia de la civilización sumeria (3500-2300 a.C.) muestra una serie de realizaciones destacadas por cuenta de los revolucionarios avances en agricultura, hidráulica, astronomía, escritura, numeración y la adopción de un calendario, conocimiento establecidos en las principales ciudades interdependientes llamadas: Ur, Uruk, Lagash y Nippur entre otras.

Los primeros esbozos épicos que asocian la cultura sumeria con los astros, dan origen a la implantación de un calendario tradicional, e inicialmente fueron narrados por sociedades preliterarias, que gracias a las tradiciones poéticas orales, más tarde fueron registrados de manera física, de modo tal que destacadas variantes han sobrevivido hasta hoy, aun cuando en el caso más específico relacionado con la epopeya de Gilgamesh, conocida como la primera epopeya escrita de la cual se tenga referencia probada, pues se sabe a ciencia cierta que fue redactada en tablillas de arcilla hace más de 4.600 años y están al acceso de científicos y personas del común.

Pues bien, al sistema de medida del tiempo establecido por cuenta del tránsito de las sociedades para atender las necesidades periódicas de la vida civil, se le denomina calendario, ya que a su montaje corresponde una división conveniente del tiempo, la cual es particionada en ciertos intervalos regulares que se traducen en días, meses y años. Las divisiones de los calendarios no son para nada aleatorias, pues se basan en los movimientos de rotación y traslación del planeta Tierra con respecto a la bóveda celeste que lo alberga y por ende, se encuentra directamente relacionado con las apariciones regulares del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas de su entorno cósmico en perpetuo movimiento.

Es así como bajo el nombre de ‘Astrolabe’ se conocen una serie de listas, diagramas y mapas de la posición de las estrellas, vistas y establecidas por cuenta de la estructura de su localización y en absoluta concordancia con relación a los meses del año, en especial, asociando con preferencia a tres astros con cada división mensual en cada una de las regiones del cielo. Por lo tanto, los textos y descripciones que les hacen referencia, también son conocidos como las "tres estrellas para cada uno" y aun cuando esas listas no son exactas, ni precisas ni exhaustivas, si constituyen la primera y más amplia evidencia directa de los avanzados conocimientos astronómicos disponibles en la Mesopotamia hace más de 5000 años, por decir lo menos y que por suerte se heredaron y compartieron.

De hecho, son sin lugar a duda, las más antiguas referencias documentadas del orden imperante en las muchas constelaciones, curiosamente, muy similares a las actuales, disponibles gracias a la invención y desarrollo de potentes telescopios. Muchos indicios apuntan a indicar que la representación gráfica física de los famosos astrolabios[1]  sucedió hacia el siglo XII a.C.

En éste punto, vale la pena resaltar que la civilización sumeria desarrolló las matemáticas utilizando el sistema sexagesimal, esto es, con base el número seis, modalidad  que aplica el concepto de 360 grados para entrar a dividir la circunferencia  en múltiplos de porciones 60 x 60 y la implantación del sistema temporal de 12 y 24 horas vigente que muestra el día  como una medida de media circunferencia con  doce escalas o paradas tanto para el día, como para la noche.

Para ese entonces se creía que las estrellas estaban fijas a una esfera situada más allá de Saturno, modelo a su vez asociado con el dios supremo Marduk, por lo que las definieron como ‘estrellas fijas’, mientras llamaron ‘estrellas errantes’ a los planetas cercanos todo en función de su perspectiva fija. Definieron pues las doce constelaciones en el modelo llamado de ‘Mul-Apin’, mapa del zodiaco, que transitaba en doce meses, de forma que al ser sumados, conformaban un año solar que conllevaban las cuatro estaciones de tres meses cada una.

Cuenta la leyenda que Marduk, hijo de Enki, se convirtió en el dios supremo de Babilonia desde que se tiene noticia, puesto que fue elevado a la categoría de dios principal, tras su ascenso al poder de manera hegemónica en Mesopotamia. Él asumió y asimiló casi todos los poderes y características previamente asignados a Enlil y Anu.

Es por ello que en su momento, Marduk se convierte en uno de los dioses más citados por todas las fuentes antiguas. Como hecho destacado, su templo, el Esagila, era un zigurat que sirvió de base para difundir la leyenda bíblica de la Torre de Babel en aquellos tiempos neo-babilónicos (siglos VII-VI a.C.) cuando se dice que Enlil procedió a confundir las lenguas como otro acto de su poder supremo.

Éste personaje era también era conocido bajo el epíteto de Bel-Marduk o simplemente, ‘Bel’  que significa ‘señor’. Ya en el cuerpo de la epopeya babilónica de la creación del mundo, aparece su figura como la del dios supremo. Su esposa solía ser la diosa Sarpanitu y su hijo el dios Nabu.

Durante la época Cassita se le representaba mediante una azada situada en un altar. Posteriormente también aparece como una figura masculina apoyada sobre dragones-serpientes, criaturas muy populares en Babilonia que se perciben en la Puerta de Ishtar, atestiguando las llamadas Mušhušu.

A Marduk en un principio se le asociaba astronómicamente con el planeta Júpiter, ello, una vez llegó a tomar para sí las competencias antes adjudicadas a Enlil. La relación de Júpiter como el dios principal del panteón, más adelante sería traspasada a las creencias de los griegos. Posteriormente, se le asocia con Aries o el carnero y se convierte en el regente de la era en que prima esa constelación, esto es hacia el año 2300 a.C. igual su figura y descripción se asimila con la de Ra en Egipto.

A través del tiempo los astrónomos babilonios se vieron  inducidos a realzar el papel de Marduk como el dios supremo de Babilonia, de modo que hicieron variaciones a la astronomía heredada de los sumerios y acadios, por ello, al final pasaron a denominar las estaciones como obra de Marduk o de Júpiter, asumiendo los solsticios y equinoccios, pues éste era considerado el gran planeta con el que se identificaba el dios causante de estos fenómenos, como se puede deducir del contenido del siguiente texto:

“Él construyó las estaciones para los grandes dioses, fijando a sus iguales astrales como constelaciones. Él determinó el año por el nombre de las regiones: él designó tres astros para cada uno de los doce meses. Tras definir los días del año por las figuras celestes, él estableció las estaciones de Júpiter para determinar sus bandas. A su lado estableció las estaciones de Enlil y Ea”.

Pues bien, las bandas a las que se refiere son la eclíptica y el ecuador celeste, espacio también denominado como el ‘Camino de An’.

Se asume que durante el periodo asirio (883-612 a.C.) fueron redactadas las famosas tablillas de  Mul-Apin[2], o ‘estrella arado’. Se llaman así por comenzar con el nombre de la constelación, equivalente al Triángulo. La más antigua data del 687 a.C., aunque fueron compuestas con seguridad alrededor del año 1000 a.C.

Dichas tablas incluyen entre otras cosas:

ü  El catálogo de asignación de estrellas: 33 estrellas para Enlil, 23 para An y 15 para Ea. Incluye además, asterismos, constelaciones y planetas.
ü  Fechas de salidas heliacas: los cálculos de estas fechas sugieren una redacción que se remonta a finales del II milenio a.C., ya que según la precesión de los equinoccios estas fechas habrían sido distintas para el periodo neo-asirio.
ü  Pares de constelaciones, pues mientras una sale, otra se oculta.
ü  Intervalos de tiempos entre salidas heliacas.
ü  Pares de constelaciones que se hallan al mismo tiempo en el cénit y en el horizonte, de acuerdo con cálculos modernos, determinadas para el año 1000 a.C. con latitud 36º N, correspondiente a Assur, la capital del Imperio Asirio.
ü  El "camino de la Luna", es decir, el zodiaco.
ü  Los Planetas y sus ciclos.
 
Provenientes de éste periodo también se han encontrado calendarios estelares y "mapas" de estrellas o astrolabios con referencia a las constelaciones Mul-Apin. En concreto en especial se destaca el planisferio encontrado en la capital asiria Nínive, bajo el reinado del rey Asurbanipal (668-626 a.C.), aunque por otro lado existen evidencias que indican que algunos calendarios estelares podrían remontarse, al menos en parte, al 2000 a.C.

Las tablas Mul-Apin. Planisferio asirio (siglo VII a.C.) con diversas constelaciones, actualmente reposa en el British Museum

Todo este compendio de conocimientos no sería igualado hasta la llegada de Ptolomeo, por lo que está claro que tuvo que jugar un papel fundamental y definitivo en el origen del conocimiento de las constelaciones clásicas griegas, que derivó su influencia en todos los calendarios y zodiacos que se esparcieron por doquier.

Sin embargo, los antiguos astrónomos o astrólogos del Antiguo Egipto fueron los que en realidad transmitieron estos ancestrales conocimientos, ju, junto con sus propias observaciones sobre la bóveda celeste a las culturas griegas, quienes a su vez, fueron fuente de conocimiento para los astrónomos y científicos que renacieron durante la Edad Media.

"Se supone que para los sumerios, obsesionados con las coincidencias numéricas, el simple hecho que la división sexagesimal del minuto casi coincida con la frecuencia del latido del corazón humano, confirmaría la validez de un sistema en el que las apariciones en el firmamento de sus dioses cósmicos (Sol, Luna, Estrellas, Constelaciones), siempre estaba en directa relación con el destino de la humanidad (astrología del zodíaco), con la vida del individuo y con las épocas de recolección y cultivo. Anónimo.

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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas

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ETIQUETAS: Astrología, zodiaco, horóscopo, almanaque, calendario, mitología, retrospectiva, cosmovisión, tiempo, sumerios, tradición, humanidad, historia.

Namasté…



[1] http://www.danielmarin.es/hdc/atlasmesop.htm
[2] http://www.danielmarin.es/hdc/Mulapin.htm