martes, 16 de febrero de 2016

LA ASTROLOGÍA (7)


LA ASTROLOGÍA (7)


"Los egipcios llaman a los doce signos del zodíaco dioses consejeros por su nombre, y sirvientes a los planetas". Appollonius Rhodius (poeta griego jefe de la biblioteca de Alejandría).

A partir del año 1700 a.C.[1], los babilonios, quienes recogen la valiosa herencia de sus antepasados los sumerios, descubren poco a poco y con empeño, los restantes planetas, por tanto, anotan sistemática y cuidadosamente sus posiciones y movimientos. Esto los lleva a disponer de sencillos y todavía bastante inexactos intentos de cálculo de las posiciones de los planetas, con base a las numerosas adiciones efectuadas. Para esta época ya se reconocen once constelaciones zodiacales, pues la actual constelación de Libra, todavía se considera incluida en Escorpio, formando las ‘pinzas’ de su ícono.

Mientras tanto, alrededor del año 1000 a.C. en China se emprende un cuidadoso estudio de modelaje astronómico del cielo. Se descubre una supernova y distintos cometas, y además se observa y registra repetidas veces la presencia del planeta Urano sin aún reconocerlo como tal. Se producen aplicaciones parecidas a las de la ‘astrología de presagios’ pero éstas se hacen exclusivamente a partir los efectos de influencia asignados a la Luna.

No obstante, bajo una óptica seria, aún no puede hablarse del desarrollo de una verdadera astrología. En su lugar, aparece un complejo mecanismo de cálculo derivado del sistema del I Ching que rige por centurias, hasta que posteriormente, en el 1400 d.C., los jesuitas introducen en esa cultura, una serie de conceptos de la astrología occidental con la que posteriormente sus análisis se mezclan.

Sucede alrededor del 600 a.C. que empieza el particular desarrollo de la astrología hindú. Inicialmente en apariencia asimila el fondo conocido del saber babilónico, pero después evoluciona de forma independiente de las tendencias de occidente, tanto de Mesopotamia como de Grecia, llevando a cabo una tercera fase de desarrollo, para finalmente, hacia el 800 d.C. aproximadamente, finalmente se llega al dilema entre zodíaco de constelaciones o sideral y zodíaco solar.

En el curso de ese tiempo se convierte en una parte sólida, integrante de la vida cotidiana de la cultura hindú. No obstante, debido a dicha vulgarización se adoptan fuertes tendencias deterministas que tienen eco en los pronósticos exactos en el tiempo, ¡llegando incluso a marcar la predicción del día exacto de la muerte!

Por su parte y como ya se indicó, alrededor del 700 a.C., sacerdotes babilonios elaboran el ‘Mul-Apin’, esa enorme colección de reglas astrológicas recopiladas en numerosas tablillas de arcilla que contienen una serie de conocimientos que según narran, se remontan al período de los sumerios hacia el 2200 a.C.

Además, alrededor del 500 a.C. ellos mismos calculan las primeras efemérides tomando el comportamiento de Venus con exactitud con un grado de contemplación que cubre veinte años.

Es así como el cálculo de las efemérides está relacionado con el descubrimiento de la precesión, esto es, el desplazamiento de las constelaciones con respecto al retorno solar anual. Estos criterios llevaron a la concepción primigea del zodíaco solar.

También se realizan las primeras aplicaciones de los conceptos de la astrología para vaticinar comportamientos que afectan los individuos, más este ejercicio sólo se hace para atender solicitudes de dirigentes y sumos sacerdotes, en especial con fines de selección.

Tal es el caso el año 450 a.C., los babilonios elaboran el primer horóscopo personal y allí comienza la astrología individual, denominada  astrología natal. Éste punto constituye el inicio referenciado de la interpretación de los astros en el carácter personal.

Diferentes autores han tomado como referencia la mitología griega, como una buena forma de acercarse a la significación de la influencia asignada a los planetas que aun cuando resulta muy útil, no lo es del todo exhaustiva.

Ya para el año 400 a.C. se había impuesto el análisis del zodíaco solar independiente de las constelaciones, ahora teniendo en cuenta el zodíaco basado en las estaciones del año, producto de la división orbital basada en 360º y la asignación de fechas a los doce signos.

Entre los años 300 y 100 a.C., los griegos, herederos de los babilonios  y caldeos, descubren la forma esférica de la Tierra y calculan el movimiento de precesión  propuesto por Hiparco (190-127 a.C.). Igual surge el primer horóscopo con casas incorporadas. Su descubridor es desconocido. Se trata de un sistema de casas iguales, donde cada casa tiene  30º y se calculan a partir del Ascendente.
Mientras tanto el calendario romano primitivo en su versión original fue adoptado hacia el siglo VII a.C., tenía diez meses que sumaban 304 días y su año comenzaba en Marzo. Al tener éste calendario una duración tan diferente a la del año trópico de 365,24219 días, los ciclos estacionales no se repetían, por consiguiente las estaciones se venían a repetir con una periodicidad de un lustro, por lo que cinco años estacionales o trópicos se correspondían cierta aproximación a seis años de 304 días, ya que el intervalo de tiempo transcurrido era de 1824 días, lo que divido entre la duración del año trópico resulta ser de 4,9939  años, que se asimila a cinco.

Dos meses más en homenaje a Ianus y Februa, fueron añadidos también hacia el siglo VII a.C., durante el reinado del rey Numa Pompilio (715 -673 a.C.), quien fue el segundo rey de Roma, ya que sucedió en el reinado a Rómulo.


El calendario que los romanos utilizaban en los primeros tiempos era también un calendario lunisolar, algo parecido al usado por los griegos. Pues bien, a partir de la modificación efectuada por Numa Pompilio, el año romano quedó compuesto por doce meses lunares, de cuyos nombres todavía se hace honor, pues aún se emplean: Martius, Aprilis, Maius, Iunius, Quintilis, Sextilis, September, October, November, December, Ianuarius y Februarius.

No obstante, los antiguos romanos en su momento no contaban con un sistema exacto para efectuar la inserción de meses intercalares. Los patriarcas, pontífices o sacerdotes proclamaban el primer día de cada mes lo que denominaban ‘las Calendas’, vocablo que deriva calendario e intercalaban a su acomodo un mes cuando el calendario así lo exigía por haberse retrasado.

En muchas ocasiones se hacía éste tipo de corrección sin ningún cuidado, de modo que los funcionarios romanos acomodaban el calendario al capricho de los gobernantes, quienes añadían y restaban no sólo días, sino también meses para alargar o abreviar los períodos de las magistraturas. Como consecuencia de estas irregularidades, el calendario llegó a desajustarse a tal punto que en ocasiones el comienzo del invierno señalaba en realidad, el inicio de la primavera.

De regreso a los griegos, ellos adoptaron el concepto de los doce dioses principales que llamaron Olímpicos. Eran los patrones de la Ciudad-Estado, preocupados por mantener la prosperidad, el orden cívico y la justicia.

Si bien los dioses individuales egipcios asignados a los meses no eran el equivalente exacto de los doce Olímpicos, su estructura general se conservó y combinó con la estructura griega como fuente de inspiración que luego llegó hasta los romanos

Los doce griegos eran enteramente antropomórficos, mientras los egipcios incluían los dos hipopótamos, (posteriormente chacales) pero el conocimiento de este grupo similar de deidades basado en los suficientes conocimientos astrológicos, condujo a la posterior asociación de los doce dioses de Grecia y de Roma, con los meses regentes de sus tiempos.

Platón (c.427-c.347 a.C.) creía que los doce dioses debían tener un rol central en la ciudad ideal. En sus Leyes, propuso que los ciudadanos fuesen divididos en doce tribus, cada cual a ser nombrada con el nombre de uno de los doce dioses protectores.

Aunque los astrólogos no intentaron liar los planetas con las diversas mitologías contadas sobre los dioses, parecen haber recurrido a la mitología, para definir el carácter esencial de cada deidad escogida, dentro del complejo mundo de las asociaciones suscitadas por cuenta de los nombres escogidos.


Fuente: El autor

Ya en el siglo II d.C., en su obra Almagesto, Ptolomeo de Alejandría demuestra aritméticamente que el horizonte y el meridiano no siempre son perpendiculares entre sí, lo cual en los siglos siguientes lleva al desarrollo del primer sistema de casas desiguales  impulsado por Porfirio de Alejandría, hacia el 270 d.C.

Aparece entonces el calendario griego, un modelo el tipo lunisolar, inspirado de las enseñanzas de los babilonios, el cual constaba de doce meses de veintinueve y treinta días en sucesión alternativa. A este año que constaba de 354 días, se le añadía un nuevo mes cada tercer, sexto y octavo año.

A pesar que los griegos intentaron con frecuencia encontrar un intervalo o ciclo que contuviera un número exacto de años solares y lunisolares como una lunación con un promedio de tiempo entre dos Lunas nuevas consecutivas, no fue posible.

Tal ciclo constituye el ‘gran año’ de diez y nueve años solares, descubierto por el astrónomo griego Metón ya en el siglo V a.C., en realidad no sirvió nunca de base para ser aplicado como un calendario práctico. Sin embargo el ‘Ciclo de Metón’ conocido como ‘Cielo Áureo’, aún tiene importancia en el cómputo de fechas asignadas a ciertas festividades religiosas, ya que solamente resulta unas pocas horas más largo que la suma de 235 lunaciones y por tanto las fases de la Luna nueva, caen los mismos días del año en los ciclos sucesivos.

De todas maneras es partir de ese momento que está disponible tanto la estructura global de la astrología, como todos los elementos fundamentales del horóscopo. Este valioso trasfondo de conocimientos matemático-astronómicos y de significativas reglas de interpretación, verificables tanto en la obra del poeta astrólogo latino Cayo Manilio Crispo como sobretodo en Claudio Ptolomeo de Ptebaida, bien pueden definirse como la astrología clásica, puesto que a partir de esas definiciones y conclusiones, ya no hay más cambios fundamentales en la sustancia primaria que conforma esta pseudo-ciencia.

Todo aquello que se añade después, hasta finales del siglo XIX, si bien cuantitativamente es mucho en volumen, resulta que en lo esencial sólo representa un grado de precisiones, perfeccionamientos y especializaciones que bien pueden agruparse bajo el término de astrología tradicional.

“En ese entonces, eran los dioses quienes regían los signos del zodíaco, y no los planetas. Herodotus, el hombre que Cicerón llamó ‘el padre de la historia’ menciona en el segundo libro de sus Historias: "Cada mes y cada día pertenece a uno de los dioses". Anónimo.


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Fuente: Mi libro: “UN SENDERO A LONTANANZA”.

Registro de Propiedad Intelectual DNDA: 10-427-242

Autor: Daniel García Vanegas

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ETIQUETAS: Astrología, zodiaco, horóscopo, almanaque, calendario, mitología, retrospectiva, cosmovisión, tiempo, sumerios, tradición, humanidad, historia.

Namasté…



[1] https://escuelahuber.wordpress.com/2012/01/31/historia-y-desarrollo-de-la-astrologia/

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